La Editorial Alaire, auspiciada por la Academia de Poesía Alaire, pone gratuitamente a disposición de sus foristas registrados, varios foros de poesía, prosa literaria, debates…, para que puedan publicar sus obras e interactuar entre ellos, así como, la tienda de libros donde se muestran las publicaciones, tanto en papel como en formato digital, estos mediante descarga gratuita. La razón de ser de nuestros foros se centra en promocionar la poesía, mediante las obras de los autores que participan en la plataforma de la Academia de Poesía Alaire. La promoción de la poesía, a nivel del mundo de habla hispana, conlleva una enorme responsabilidad, por ello, pedimos la máxima implicación de todos los miembros de Alaire. Vale recordar al gran maestro Dumas: uno para todos y todos para uno. Muchas gracias por todo, queridos compañeros.
Cuentos, historias, relatos, novelas, reportajes y artículos de opinión que no tengan que ver con la poesía, todo dentro de una amplia libertad de expresión y, sobre todo, siempre observando un escrupuloso respeto hacia los intervinientes.
Que día más caluros, a ver si no me deshago. Si tan sólo, me hubieran dado un paraguas para impedir chamuscarme de este modo. Ahí viene Don Beto, como todos los días, con su dominical bajo el brazo. Ya sé, ya sé, ahora se sentará en la tercera banca, leerá con tranquilidad, sacará su puro enviado de la Habana por su hermano Martín y cuando lo termine, doblará en dos el periódico, lo enrollará como taquito y lo pondrá bajo el brazo derecho y seguro irá a casa a estirar la pata en una siesta de dos horas. Mas allá, están Santiago y Rosario como siempre, con la mirada perdida y las palabras en el pecho. Seguramente nuevamente se reclaman lo que les ocurrió el día de san Valentín pasado. _Que sí tú no me diste nada. _Que sí, sí te di. Te hice un poema Rosario, y lo tiraste a la basura. _¿Pero cómo no querías que lo tirara? Ya te he dicho que no me gusta que menciones mis pezones en tus versos. Mismo reclamo, misma queja, desde hace 6 largos meses. Ahora llega Margarita, con sus tres diablos. Esos chiquillos majaderos, que no hacen más que molestarnos a todos. Se aprovechan de mí, de mi condición. No tardarán en comenzar a rodearme, a rozarme con sus diminutas y empalagosas manos manchadas de algodón de azúcar y lo peor, con esos asquerosos chicles que tanto odiaba mi madre. El último, me lo pegaron en el trasero. Y ahí estaba yo, con el colguete ese en el trasero. Correrán, gritarán alrededor mío y yo aquí, aguantándolo todo. Pero que calor más endiablado, si tan solo tuviera un paraguas. ¡No! No puede ser, lo que me faltaba, ahí viene llegando “solovino”. El mismo, que solo vino, el perro callejero que me ama y que solitario llegó, buscando un dueño y me ha adoptado por amo y amor eterno. ¡¡Noo! Casi llega, ya está aquí. Levanta la pata enclenque y pulgosa, se prepara, apunta y………¡¡Santo Dios!! sus orines nuevamente me han bañado. Que mal que el metal no se refresque con esta agua tibia…que mal. Si tan solo me hubieran colocado un maldito paraguas.
Ay, Ale! Tendría que conformarse con quedar así de guapo y elegante para siempre. Es un relato ágil, resultó muy entretenida su lectura. Que bueno es tenerte por acá, niña.
Raúl.... De todo lo que dices, me gusta que señales el hecho de que te parezca singular este escrito. Yo me declaro de verdad sólo una amatur en esto de escribir, por lo que humidemente trato de suplir el conocimiento con un poquito cuando menos de originalidad. Gracias en verdad, por este comentario. Un beso para ti.
Tú cuento es casi un monumento a la comtemplación, la soledad tiene ese poder de captarlo todo, y como en tu relato, comprender las cosas más allá de la imagen.
Me gustó pasar, un abrazo, amiga.
Tú cuento es casi un monumento a la comtemplación, la soledad tiene ese poder de captarlo todo, y como en tu relato, comprender las cosas más allá de la imagen.
Me gustó pasar, un abrazo, amiga.
Luis Oroz.
Muchas gracias Luis, me hace muy feliz tu paso por este intento de cuento y cierto... quién fuera estatua verdad? aunque todos los somos, en muchos determinados instantes. Un gran beso amigo y de nuevo gracias.