Todo un poema de sábado.

[J. J. Martínez Ferreiro]

jajajaja... ¡ahí estás tú amigo Julio!

lo mejor de todo, el ojo con orzuelo, y con maravillosa e inolvidable visión de apéndice superlativo

Para releer los días de malahostia.


Un abrazo.

[Fermín Lasarte]

Jajaja Julio no había leído está faceta tuya. Realmente es muy grato leer el poema, tiene como un acogimiento dentro de la cotidianeidad que planteas que lo hace ameno. Y el sentido del humor que expresas es muy fino, delicado, sarcástico, y además tiene otra virtud: que te reís de vos mismo, eso querido amigo, es un don maravilloso.
Por lo demás, lo encuentro como un poema sin fisuras y perfectamente bien escrito.
Todo un placer Julio. Un abrazo grande.

[Fermín Lasarte]

Jajaja Julio no había leído esta faceta tuya.Realmente es muy grato leer el poema, tiene como un acogimiento dentrode la cotidianeidad que planteas, que lo hace ameno. Y el sentido delhumor que expresas es muy fino, delicado, sarcástico, y además tieneotra virtud: que te reís de vos mismo, eso querido amigo, es un donmaravilloso.
Por lo demás, lo encuentro como un poema sin fisuras y perfectamente bien escrito.
Todo un placer Julio. Un abrazo grande.

[Julio Gonzalez Alonso]

Divertida improvisación, Julio, la he disfrutado.
Un abrazo.
Julián Borao

Gracias, Julián. Como bien dices y se nota, se trata de una improvisación escrita sin metáforas, figuras y casi prosaica -o prosaica del todo- para estar a la altura de las circunstancias del accidentado sábado. Me alegra que la hayas encontrado divertida, que es de lo que se trata, de reírse un poco de uno mismo. Con un abrazo desde Leioa hasta Galdakao.
Salud.

[Julio Gonzalez Alonso]

Original, muy buen poema y muy particular, me pregunto si es inspirado en algo real.
javier

El poema no creo que llegue a tal, y de particular tiene el cabreo y consiguiente desahogo, Javier; y sí, es todo él real, para que no se diga que la realidad no supera la ficción...
Salud.

[Julio Gonzalez Alonso]

Todo un poema de sábado.

Es sábado. Pierdo mi partido de tenis
a primera hora de la mañana; la cosa no tendría mayor importancia
sino fuera ésta la sexta vez consecutiva
y ante el mismo contrario.

La viuda del tercero, en el supermercado,
me recrimina en público no usar guantes desechables
para coger el pan;
de ordinario tan amable, la abuelita abronca mi conducta
como un árbitro cabreado.
Ahorro las respuestas, entre otras cosas, porque siempre se me ocurren
tarde,
y me voy con la vergüenza de un niño de primaria
pillado en una travesura.

Llueve
y no encuentro mi paraguas; el que consigo
no hay manera de abrirlo. Por fin, tras arrancarle la cinta
que lo cerraba
prosigo mi camino. Resbalo en la acera y caigo,
sin compasión,
con mis setenta y dos kilos y casi sesenta años
por los suelos. El paraguas
se rompió. Me levanto a solas con mi humillación
y me mojo.

Vuelvo a casa
y me sale un orzuelo en el ojo derecho;
así que veo la mitad de la televisión, la otra mitad
la tapa mi nariz. No era consciente
de que la tuviera tan grande. Escribo
mirando por el ojo izquierdo.

¡Ahora no vengas tú, tocapelotas, a decirme que esto no es
todo un poema!

Me parece irónico, desde el título,¡ y me encanta! Ahora, creo que mirar con el ojo izquierdo, definitivamente es beneficioso, es bueno cambiar la perspectiva, muchos saludos Julio, Luna.-

Gracias, amiga Luna. El no-poema pretendía solamente eso, poner un poco de ironía en la vida de un día desafortunado y descubrir, como bien dices, algunas cosas importantes como es mirar con el ojo izquierdo... sin connotaciones políticas, se entiende.
Salud.

[Julio Gonzalez Alonso]

Julio González Alonso,

Y sí que es un extraordianrio

poema de sábado


te felicito



Un abrazo fuerte, querido amigo

Gracias, Ricardo, por tu comprensión. Con un abrazo.
Salud.

[Aubriel Camila de la Prad]

Todo un poema de sábado.

Es sábado. Pierdo mi partido de tenis
a primera hora de la mañana; la cosa no tendría mayor importancia
sino fuera ésta la sexta vez consecutiva
y ante el mismo contrario.

La viuda del tercero, en el supermercado,
me recrimina en público no usar guantes desechables
para coger el pan;
de ordinario tan amable, la abuelita abronca mi conducta
como un árbitro cabreado.
Ahorro las respuestas, entre otras cosas, porque siempre se me ocurren
tarde,
y me voy con la vergüenza de un niño de primaria
pillado en una travesura.

Llueve
y no encuentro mi paraguas; el que consigo
no hay manera de abrirlo. Por fin, tras arrancarle la cinta
que lo cerraba
prosigo mi camino. Resbalo en la acera y caigo,
sin compasión,
con mis setenta y dos kilos y casi sesenta años
por los suelos. El paraguas
se rompió. Me levanto a solas con mi humillación
y me mojo.

Vuelvo a casa
y me sale un orzuelo en el ojo derecho;
así que veo la mitad de la televisión, la otra mitad
la tapa mi nariz. No era consciente
de que la tuviera tan grande. Escribo
mirando por el ojo izquierdo.

¡Ahora no vengas tú, tocapelotas, a decirme que esto no es
todo un poema!

Comenzar la mañana perdiendo un partido de tenis por sexta vez ante el mismo adversario, ya predispone mal a cualquiera para el resto del día. Y vaya que te pasaron cosas! Lo bueno es que pudiste ponerlo en versos y convertirlo en este poema que ahora disfrutamos todos.
Me gusta. Me encantó leerte.

Besos, Julio.

[Óscar Distéfano]

Ha sido un momento grato leer este desefadado poema tuyo. Creo que es absolutamente valioso sacar a luz estas ocurrencias poéticas. Después de todo, la poesía estuvo acompañándote ese sábado, ¿o no?.

Un abrazo.
Óscar

[Cynthia Harte]

Todo un poema de sábado.

Es sábado. Pierdo mi partido de tenis
a primera hora de la mañana; la cosa no tendría mayor importancia
sino fuera ésta la sexta vez consecutiva
y ante el mismo contrario.

La viuda del tercero, en el supermercado,
me recrimina en público no usar guantes desechables
para coger el pan;
de ordinario tan amable, la abuelita abronca mi conducta
como un árbitro cabreado.
Ahorro las respuestas, entre otras cosas, porque siempre se me ocurren
tarde,
y me voy con la vergüenza de un niño de primaria
pillado en una travesura.

Llueve
y no encuentro mi paraguas; el que consigo
no hay manera de abrirlo. Por fin, tras arrancarle la cinta
que lo cerraba
prosigo mi camino. Resbalo en la acera y caigo,
sin compasión,
con mis setenta y dos kilos y casi sesenta años
por los suelos. El paraguas
se rompió. Me levanto a solas con mi humillación
y me mojo.

Vuelvo a casa
y me sale un orzuelo en el ojo derecho;
así que veo la mitad de la televisión, la otra mitad
la tapa mi nariz. No era consciente
de que la tuviera tan grande. Escribo
mirando por el ojo izquierdo.

¡Ahora no vengas tú, tocapelotas, a decirme que esto no es
todo un poema!

Quien sería capaz de negar que esto no es un poema?,¿qué la vida misma no es un poema?.
Excelente crónica poética de un día,siempre dije que los poemas son momentos,tu confirmas mi teoría.
Excelente .(de todos modos aunque no lo fuera,no creo que con esos dos versos finales, alguien vaya a intentar contradecirte,ja).

Que las hadas te acompañen

[Tristany Joan Gaspar]

Buenisimo.
Genial.
No sabes como me he reído, lo siento... no me río nunca de las caídas yo, pero es que lo que me ha hecho risa es el final.

Esto que he leído SI es todo un poema y de los buenos, de los que te gusta leer y ya me hubiera gustado escribirlo yo.

Mis felicitaciones (también por toda la ironía) y un fuerte abrazo
Joan

[Julio Gonzalez Alonso]

jajajaja... ¡ahí estás tú amigo Julio!

lo mejor de todo, el ojo con orzuelo, y con maravillosa e inolvidable visión de apéndice superlativo

Para releer los días de malahostia.


Un abrazo.

Es un consuelo poder compartir orzuelo y nariz superlativa, amigo Ferreiro. Gracias por tu compañerismo en el desastre. Con un abrazo.
Salud.

[Julio Gonzalez Alonso]

Jajaja Julio no había leído está faceta tuya. Realmente es muy grato leer el poema, tiene como un acogimiento dentro de la cotidianeidad que planteas que lo hace ameno. Y el sentido del humor que expresas es muy fino, delicado, sarcástico, y además tiene otra virtud: que te reís de vos mismo, eso querido amigo, es un don maravilloso.
Por lo demás, lo encuentro como un poema sin fisuras y perfectamente bien escrito.
Todo un placer Julio. Un abrazo grande.

Gracias, Fermín, por tu risa; en realidad, como muy bien apuntas, se trata de eso, de no tomarse a la tremenda los acontecimientos poco afortunados de una jornada y reirse de uno mismo. Por eso, en este poema lo secundario es la construcción material del poema; por todo lo sucedido el mismo poema tiene que participar de esa pequeña catástrofe y se hace prosaico, explícito, con un ritmo irregular. Todo, aparentemente escrito al azar, está, sin embargo, calculado para producir ese efecto. La espontaneidad está buscada, es un estilo, y me alegra haber despìstado a más de uno con este asunto. En fin, amigo Fermín, que si bien el sábado me resultó terriblemente pesado, escribiendo el poema me desquité divirtiéndome. Y me hace ilusión poder compartirlo. Con un abrazo.
Salud.

[Julio Gonzalez Alonso]

Comenzar la mañana perdiendo un partido de tenis por sexta vez ante el mismo adversario, ya predispone mal a cualquiera para el resto del día. ¡Y vaya que te pasaron cosas! Lo bueno es que pudiste ponerlo en versos y convertirlo en este poema que ahora disfrutamos todos.
Me gusta. Me encantó leerte.

Besos, Julio.

Gracias, Aubriel, por tu comprensión; yo estoy encantado con tu lectura y el comentario que me dejas, que me resarce en parte de las pequeñas desgracias del sábado mencionado. Con un abrazo.
Salud.

[Julio Gonzalez Alonso]

Ha sido un momento grato leer este desefadado poema tuyo. Creo que es absolutamente valioso sacar a luz estas ocurrencias poéticas. Después de todo, la poesía estuvo acompañándote ese sábado, ¿o no?.

Un abrazo.
Óscar

Amigo Óscar, efectivamente se trata de un poema deliberadamente desenfadado y me tendré que conformar, sí, con la compañía de la poesía en ese sábado. Con un abrazo.
Salud.