Editorial Alaire

Ignacio Fajardo escribió:Por partes: En primer lugar, decirte que te has sacado un poema impresionante, me ha encantado.
Sobre el poema y sus posibles y múltiples interpretaciones no voy a entrar mucho, pero me gusta notarte más a ras de suelo, más emotiva y más humana que en otras ocasiones que te pones la coraza.
También decirte que ultimamente me sueles hacer acotaciones a algunos poemas y que eso me gusta mucho, pero que a ver si podemos tener una charla vía e-mail o como sea para que yo te explique las razones por las que hago algunas cosas (acertadamente o no que eso es muy discutible) y se pueda establecer debate.

Va, un beso con cariño.

Antonio Soto escribió:Cuando la melancolía se abisma en la contemplación de una tarde lluviosa, con ese manto de sobriedad amenazante de las nubes de plomo, y con el imperecedero anhelo de la entrega, el corazón se desborda en sentimientos de fidelidad y de ternura.

Un fuerte abrazo.

Cynthia Harte escribió:Un poema,como me gusta llamarlos,fresco,de esos que se sienten como una brisa en la cara,o gotas de lluvia.
Trasmites mucho en tus versos,que llegan con toda la inocencia y pureza de un amor,evocado en la lluvia de una ventana.
Excelente,un poema,que me gusto muchisimo,original y hasta divagante,con toda la expresividad del yo lirico.

Que las hadas te acompañen

Raúl Pozo Madrid escribió:El tenía paraguas en los dedos.

Y yo, que estaba loca por sus manos,
pretendía mojar con mi lengua su voz,
salvarme de la vida tras su espalda.

Quería darle besos en el miedo.

Explicarle que dentro de mis cosas
hay duendes que vigilan el planeta
(para que nadie pueda hacerte daño,
mi amor).

Yo quería cuidarle de lo negro,
ser parque en sus domingos.

Llenarle los zapatos de tormentas.

Y enseñarle que todo es de mentira
menos este momento que llueve en las ventanas.


Me encanta todo lo que escribes, Carmen, pero este me ha tocado de una manera especial.

El final es inmejorable.

Un abrazo poeta.

carmen iglesia escribió:El tenía paraguas en los dedos.

Y yo, que estaba loca por sus manos,
pretendía mojar con mi lengua su voz,
salvarme de la vida tras su espalda.

Quería darle besos en el miedo.

Explicarle que dentro de mis cosas
hay duendes que vigilan el planeta
(para que nadie pueda hacerte daño,
mi amor).

Yo quería cuidarle de lo negro,
ser parque en sus domingos.

Llenarle los zapatos de tormentas.

Y enseñarle que todo es de mentira
menos este momento que llueve en las ventanas.

Amparo Bletisa escribió:Me pillas por aquí Carmen y te digo hoy - que tengo un día de esos tontos que tú también conoces- llueve en mis vantanas y me pillas sin paraguas. En fin...

Martín Desormeaux escribió:Carmen: El título divierte, al menos a mí, sobre todo porque predispone a leer algo "infantil" y en realidad uno se encuentra con un poema de extrema ternura, eso de paraguas en los dedos, llenar los zapatos de tormentas, en fin, todo genial. Me gustó mucho.

Un abrazo.

Martín Desormeaux.-

Joan Port escribió:Grandes metaforas si, asquerosamente bueno jojojojo, abrazos Carmen.

Jaume vendrell KYUSS escribió:Es muy bueno...No bajas el listón nunca...Un fuerte abrazo desde este Mediterráneo que aguarda a la carne con calma...