Editorial Alaire

Pudiera ser, tal vez pudiera ser
que llegara el otoño, tras un verano intenso,
y una mano desnuda construyese
el detalle que la emoción ansía
y un corazón hablara
fecundando las sedas de las hojas
como en una canción que acompasara
el ritmo de la tierra.

¡Oh detalles inmensos de goces diminutos!

Y así, como algo estremecido,
llegáramos airados
a la esencia de nuevas claridades
que fueran el reposo
de tantas experiencias y fatigas.

Porque pudiera ser
que no bastaran ya las horas de la vida,
que la ceguera ingenua
de cada intromisión en la torpeza
fuera el pesado lastre que nos queda
cuando recomponemos esos pactos
que hacemos con la historia
de todo el sufrimiento que hubimos de vivir.

¡Oh imágenes absurdas del dolor!

Y sin embargo el cieno templa nuestros cuerpos,
se impregna en cada poro
como un fiero invasor,
se vuelve compañero indispensable
de la rutina incómoda y paciente
de todos los instantes cotidianos.

Aleja esa invasión,
describe audacias, repara en los cuidados
de lo que has de saldar, bebe tu suerte.

Pero no te recojas,
no cierres la sonrisa,
vuelve a posar tus manos generosas
en los hombros del mundo,
anhela, sí, este otoño que ahora se avecina,
porque pudiera ser
que no hubiera lugar para nuevas promesas
si torpemente miras a otro lado,
que no pudiera haber más esperanza
dejándote llevar por esa desgraciada indiferencia
que no atiende zozobras
y desprecia el susurro
que tu latido siente cuando lo necesitas
escarbando penumbras en tu emoción vacía.

julián borao escribió:Pudiera ser, tal vez pudiera ser
que llegara el otoño, tras un verano intenso,
y una mano desnuda construyese
el detalle que la emoción ansía
y un corazón hablara
fecundando las sedas de las hojas
como en una canción que acompasara
el ritmo de la tierra.

¡Oh detalles inmensos de goces diminutos!

Y así, como algo estremecido,
llegáramos airados
a la esencia de nuevas claridades
que fueran el reposo
de tantas experiencias y fatigas.

Porque pudiera ser
que no bastaran ya las horas de la vida,
que la ceguera ingenua
de cada intromisión en la torpeza
fuera el pesado lastre que nos queda
cuando recomponemos esos pactos
que hacemos con la historia
de todo el sufrimiento que hubimos de vivir.

¡Oh imágenes absurdas del dolor!

Y sin embargo el cieno templa nuestros cuerpos,
se impregna en cada poro
como un fiero invasor,
se vuelve compañero indispensable
de la rutina incómoda y paciente
de todos los instantes cotidianos.

Aleja esa invasión,
describe audacias, repara en los cuidados
de lo que has de saldar, bebe tu suerte.

Pero no te recojas,
no cierres la sonrisa,
vuelve a posar tus manos generosas
en los hombros del mundo,
anhela, sí, este otoño que ahora se avecina,
porque pudiera ser
que no hubiera lugar para nuevas promesas
si torpemente miras a otro lado,
que no pudiera haber más esperanza
dejándote llevar por esa desgraciada indiferencia
que no atiende zozobras
y desprecia el susurro
que tu latido siente cuando lo necesitas
escarbando penumbras en tu emoción vacía.

Reflexivo poema Julián. Deja pensativo al lector y lo acabas con un buen final como sentencia. Me ha gustado.
Un abrazo.
J. manuel

Me gusta y mucho esta propuesta encaminada a darle la espalda a los pesares que llevan en sí el regodeo de la propia existencia. Me gusta ese paso al frente capaz de romper el circulo vicioso donde se inserta la cotidianidad, e intentar abrir las puertas a las pequeñas cosas, a esos momentos que pueden despertar a las aletargadas emociones. Genial el poema querido Julián. Maravilloso y muy bien escrito. Como siempre es un placer enorme leerte.

Un besazo

Precioso poema, amigo Julio, que ha sido un placer leerte.
Ahí, alargando los decires en pos de pertrechar el pesamiento, creo que el trabajo se asienta cómodamente, entre la lírica bendecida con el talento creativo y una fundamentación conceptual, buscando afanosamente el límite de la preclaridad.
Felicidades por el poema.
Un cordial abrazo.

Julián,

buen comienzo para un poema en el que desenredas reflexiones

Pudiera ser, tal vez pudiera ser
que llegara el otoño, tras un verano intenso,
y una mano desnuda construyese
el detalle que la emoción ansía
y un corazón hablara
fecundando las sedas de las hojas
como en una canción que acompasara
el ritmo de la tierra.

cierto.....pudiera ser....

un abrazo.............Pilar

Pero no te recojas,
no cierres la sonrisa,
vuelve a posar tus manos generosas
en los hombros del mundo,
anhela, sí, este otoño que ahora se avecina,
porque pudiera ser
que no hubiera lugar para nuevas promesas
si torpemente miras a otro lado,


Una grata lectura, Julián. Bien escrito, pero que muy bien. Me acojo a tus versos y a lo que resumen los versos que escojo.
Salud.

TXOPO escribió:

julián borao escribió:Pudiera ser, tal vez pudiera ser
que llegara el otoño, tras un verano intenso,
y una mano desnuda construyese
el detalle que la emoción ansía
y un corazón hablara
fecundando las sedas de las hojas
como en una canción que acompasara
el ritmo de la tierra.

¡Oh detalles inmensos de goces diminutos!

Y así, como algo estremecido,
llegáramos airados
a la esencia de nuevas claridades
que fueran el reposo
de tantas experiencias y fatigas.

Porque pudiera ser
que no bastaran ya las horas de la vida,
que la ceguera ingenua
de cada intromisión en la torpeza
fuera el pesado lastre que nos queda
cuando recomponemos esos pactos
que hacemos con la historia
de todo el sufrimiento que hubimos de vivir.

¡Oh imágenes absurdas del dolor!

Y sin embargo el cieno templa nuestros cuerpos,
se impregna en cada poro
como un fiero invasor,
se vuelve compañero indispensable
de la rutina incómoda y paciente
de todos los instantes cotidianos.

Aleja esa invasión,
describe audacias, repara en los cuidados
de lo que has de saldar, bebe tu suerte.

Pero no te recojas,
no cierres la sonrisa,
vuelve a posar tus manos generosas
en los hombros del mundo,
anhela, sí, este otoño que ahora se avecina,
porque pudiera ser
que no hubiera lugar para nuevas promesas
si torpemente miras a otro lado,
que no pudiera haber más esperanza
dejándote llevar por esa desgraciada indiferencia
que no atiende zozobras
y desprecia el susurro
que tu latido siente cuando lo necesitas
escarbando penumbras en tu emoción vacía.

Reflexivo poema Julián. Deja pensativo al lector y lo acabas con un buen final como sentencia. Me ha gustado.
Un abrazo.
J. manuel

Me alegra que te haya gustado, J. Manuel, y especialmente eso de que deja pensativo. Gracias por tu comentario.
Un abrazo.
Julián

Rosario Alonso escribió:Me gusta y mucho esta propuesta encaminada a darle la espalda a los pesares que llevan en sí el regodeo de la propia existencia. Me gusta ese paso al frente capaz de romper el circulo vicioso donde se inserta la cotidianidad, e intentar abrir las puertas a las pequeñas cosas, a esos momentos que pueden despertar a las aletargadas emociones. Genial el poema querido Julián. Maravilloso y muy bien escrito. Como siempre es un placer enorme leerte.

Un besazo

Me alegra que compartas la propuesta del poema, Rosario, tú también dices en un poema que "se puede". Y no es necesario que solo las grandes cosas nos muevan, también hay que ver en los pequeños detalles, como bien has captado. También es un placer para mí que estés ahí.
Un fuerte abrazo.
Julián

Bella, sensible y reconfortante reflexión poética.

Ha sido todo placer querido amigo

Rafel Calle escribió:Precioso poema, amigo Julio, que ha sido un placer leerte.
Ahí, alargando los decires en pos de pertrechar el pesamiento, creo que el trabajo se asienta cómodamente, entre la lírica bendecida con el talento creativo y una fundamentación conceptual, buscando afanosamente el límite de la preclaridad.
Felicidades por el poema.
Un cordial abrazo.

Gracias, amigo, aciertas plenamente sobre las intenciones en las que basé el poema. Si te ha agradado, me alegro sinceramente.
Un afectuoso abrazo.
Julián

Pilar Iglesias de la Torr escribió:Julián,

buen comienzo para un poema en el que desenredas reflexiones

Pudiera ser, tal vez pudiera ser
que llegara el otoño, tras un verano intenso,
y una mano desnuda construyese
el detalle que la emoción ansía
y un corazón hablara
fecundando las sedas de las hojas
como en una canción que acompasara
el ritmo de la tierra.

cierto.....pudiera ser....

un abrazo.............Pilar

Pudiera ser... ¿Verdad que sí, Pilar? No hay más que decir, amiga, veo tu sintonía.
Un fuerte abrazo.
Julián

Julio González Alonso escribió:Pero no te recojas,
no cierres la sonrisa,
vuelve a posar tus manos generosas
en los hombros del mundo,
anhela, sí, este otoño que ahora se avecina,
porque pudiera ser
que no hubiera lugar para nuevas promesas
si torpemente miras a otro lado,


Una grata lectura, Julián. Bien escrito, pero que muy bien. Me acojo a tus versos y a lo que resumen los versos que escojo.
Salud.

Si te acojes a esos versos, Julio, es que te acojes al optimismo y por ello, me alegra tu complicidad. Y agradezco tu valoración, amigo.
Un fuerte abrazo.
Julián

destaco esta estrofa, para mí, muy elocuente
e invita a la reflexión

• Porque pudiera ser
  que no bastaran ya las horas de la vida,
  que la ceguera ingenua
  de cada intromisión en la torpeza
  fuera el pesado lastre que nos queda
  cuando recomponemos esos pactos
  que hacemos con la historia
  de todo el sufrimiento que hubimos de vivir.

un gusto querido poeta, recibe un fuerte abrazo

.

J. J. M. Ferreiro escribió:Bella, sensible y reconfortante reflexión poética.

Ha sido todo placer querido amigo

Gracias, amigo, el placer es mutuo.
Julián Borao