Como es verano, y seguramente disponemos de algunas horas más, y hay muchos compañeros de foro nuevos, voy a dejar tu respuesta entera. Me parecen unas reflexiones acertadísimas; eso sí, y por si a alguien le sorprende: me reconozco culpable de tu disertación sobre el largo de la falda : )))))) Dios mío, ¡si es que no tengo remedio!
Ay.
Gracias por tu respuesta, mi estimado amigo. Muchas.
Blanca
Rafel Calle escribió:Digamos que es posible hablar como tú dices.
Me encanta hablar de poesía. En realidad estoy totalmente obsesionado con la poesía. Es superior a mí. Superior a cualquier sensación que haya tenido nunca.
No sabes la clase de herramientas que utilizas, pero las utilizas.
La técnica poética es complicadísima, hace tres años que estoy volcado en estudiarla y cada día me siento más confuso.
Verás, Blanca, me da la impresión de que la mayoría de poetas ni se preocupan ni se han preocupado, especialmente, por estudiar los aspectos técnicos de la poesía.
Sin embargo, la poesía es un oficio como pueden ser la pintura, la escultura, la literatura, etc., pero, mientras que en cualquier actividad del arte el aprendiz debe pasar por la escuela, en la cosa de los versos nos encontramos con que la mayoría de autores no conocen la herramientas de su oficio.
Es cierto, para escribir un buen poema, será suficiente con haber nacido con el talento adecuado, aun salvaje. Lo malo es que imaginemos que un grupo de poetas, con talento natural, escribe sin patrones claros, y resulta que sus poemas son bien acogidos por los lectores.
¿Quiere eso decir que, esos poetas, han aprovechado al máximo sus posibilidades expresivas?
¿Quiere eso decir que no sería posible aumentar la calidad del trabajo si se trabajara con premisas fundamentales?
¿Quiere eso decir que, el hecho de haber nacido con talento, te faculta para obviar preceptos aclaratorios de la especie del trabajo que desarrollas?
Pero es que la poesía ocupa un lugar muy alejado de la cabeza en cuanto a las lecturas preferidas por los lectores. Por tanto, el estilo libre que parece estar de moda, en realidad, no sirve para ganar adeptos a la lírica.
Y eso ocurre desde hace bastantes años, tal vez demasiados.
Con todo, los analistas se mueven en un océano de dudas.
Hay mucha tela que cortar en el arco técnico de la versificación.
Un enorme abanico de posibilidades que necesita de talentos, como tú, para desplegar sus magníficas palas.
A mi juicio, se puede innovar, en los preceptos clásicos, con detalles, sí, pero detalles que, a la postre, marcan la diferencia entre una obra digna y una obra bien acabada.
No puedo creer, de ninguna manera, que la poesía tenga tan pocos adeptos porque sea un arte minoritario; creo, más bien, que la causa hay que buscarla en la calidad media de la producción poética, sobre todo, en los últimos tiempos.
Dicen que contar sílabas, etc., menoscaba la libertad creativa, bien; Borges escribió más o menos ochenta libros, echando mano de la libertad métrica, precisamente porque creía que, de esa forma, sus poemas transmitirían mejor sus emociones. Resulta que seis años antes de morir dijo que, de toda su obra, solo se salvaban dos libros. Los demás no los quería ver ni en pintura.
Después de toda una vida escribiendo, en libertad, Borges consiguió dos libros realmente con su beneplácito. Me pregunto, cuántos hubiera conseguido, de su gusto, de escribir ciñéndose a unos patrones. Estoy por afirmar que, conseguir menos de dos libros buenos, no hubiera sido posible por muchas cortapisas que le hubiesen impuesto a su creación.
Para corregir un poema, querida Blanca, es muy conveniente saber el lugar concreto de la corrección, el porqué. De lo contrario se analiza, más o menos, pero instintiva o literariamente, que no es lo mismo que analizar la técnica del poema.
Hablando de faldas, creo que a mí me preocupaba más el largo de la pierna; aunque lo recuerdo disipándose, es posible que cada pierna merezca exactamente su largo,
creo que yo miraba con interés esas cuestiones. No sé, posiblemente fuera producto de una estética puntillosa.
Cuidado con los embates, si son suicidas, son poco recomendables y eso.
Opiniones, abrazos, no sé por qué habrían de faltarte.
Ha sido un placer, colega.