-Magia Caos-
Publicado: Lun, 15 Ene 2024 13:26
Esquivo el amanecer,
nunca me interesaron
sus propiedades sanadoras,
lo esquivo mientras erosiono el frió terrazo
con mis pies desnudos,
y creo el dibujo perfecto que elevará mi cuerpo
al siguiente nivel.
Porque ya entiendo la mecánica,
puedo trasladar
cada una de las invocaciones
a imágenes particulares,
destruirlas al poco,
dividirla en fracciones,
comprimirlas en un acto
cruel de pureza extrema,
alimentarme del resultado,
hacer del hechizo un mantra
y olvidarlo sin más
La búsqueda es la aventura...
y una mierda.
La búsqueda es una tortura,
la incesante investigación
acerca del bien y del mal,
el análisis de libros olvidados,
depositarios del tóxico polvo
del engaño en sus lomos,
el choque constante, en bucle,
de la sesera sobre el asfalto
caliente de la Avenida Infierno.
No son más que caminos retorcidos
que serpentean entre los montes de la locura,
y terminan a ras del acantilado
en el que dormía a los monstruos.
Cuando los monstruos aun me querían.
Más no importa,
tras el ascenso
los sentidos apenas adornan con información
traicionera
la mente, y el ejercicio
que debiera impulsar el conocimiento
se enfanga y burbujea sobre la espalda
de Madame Suspiro.
Y la gnosis,
hallada a través del orgasmo,
se muestra como pinceladas borrosas
del auténtico conocimiento,
y entornando los ojos enfoco la mirada
para comprobar
el grabado de la piedra,
aquel que rezaba "eres invencible",
aquel que hoy, apenas sin cambios
anuncia: "eres invisible".
Hechizo en curso.
nunca me interesaron
sus propiedades sanadoras,
lo esquivo mientras erosiono el frió terrazo
con mis pies desnudos,
y creo el dibujo perfecto que elevará mi cuerpo
al siguiente nivel.
Porque ya entiendo la mecánica,
puedo trasladar
cada una de las invocaciones
a imágenes particulares,
destruirlas al poco,
dividirla en fracciones,
comprimirlas en un acto
cruel de pureza extrema,
alimentarme del resultado,
hacer del hechizo un mantra
y olvidarlo sin más
La búsqueda es la aventura...
y una mierda.
La búsqueda es una tortura,
la incesante investigación
acerca del bien y del mal,
el análisis de libros olvidados,
depositarios del tóxico polvo
del engaño en sus lomos,
el choque constante, en bucle,
de la sesera sobre el asfalto
caliente de la Avenida Infierno.
No son más que caminos retorcidos
que serpentean entre los montes de la locura,
y terminan a ras del acantilado
en el que dormía a los monstruos.
Cuando los monstruos aun me querían.
Más no importa,
tras el ascenso
los sentidos apenas adornan con información
traicionera
la mente, y el ejercicio
que debiera impulsar el conocimiento
se enfanga y burbujea sobre la espalda
de Madame Suspiro.
Y la gnosis,
hallada a través del orgasmo,
se muestra como pinceladas borrosas
del auténtico conocimiento,
y entornando los ojos enfoco la mirada
para comprobar
el grabado de la piedra,
aquel que rezaba "eres invencible",
aquel que hoy, apenas sin cambios
anuncia: "eres invisible".
Hechizo en curso.