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Lágrimas Sordas

Publicado: Lun, 12 Sep 2022 20:32
por Ana García
Indoctrinated minds so very often
Contain sick thoughts
And commit most of the evil they preach against
—Cry for the moon— Épica

Cientos de pájaros, invisibles y roncos, cantan desde las enredadas hiedras que intentan escapar por encima de los muros del pequeño pueblo de Orberec.

Los aldeanos neuronales arrastran sus pies, cansinos y esperanzados, hacia la Puerta del Ángel. El sol está en lo alto y el pueblo entero se arrodilla con la frente en el suelo ansiando hoy ser perdonado.

Todo empezó la primera vez que Orberec despertó a Soid:
—Quiero verte, saber si realmente soy como tú —dijo Otor.
—¡Nadie, absolutamente nadie, puede, ni podrá verme nunca. Jamás llegaréis a mi! —contestó enfurecido Soid.
—¡Eso! Bien merecido lo tenéis por molestar sin ser llamados —replicó Ollyos, primer ángel de Soid.
—¡Perdóname padre por molestarte! —contestó llorando Otor.

Cada lágrima que caía desde Otor, era una piedra que caía sobre otra, gota a gota fue creándose un muro que casi envolvió el pueblo. Cuando cesaron sus lágrimas, Otor vio un hueco abierto delante de su cuerpo arrodillado. Una puerta.
—¡Por aquí volverás a entrar! ¿Verdad señor? Si… Gracias.

Ahora, mil años después Otor no vive, pero sus descendientes siguen reuniéndose en la Puerta del Ángel, hincados en el suelo llorando por lo que no llega.

De repente se oyen unas carcajadas lejanas y la oración se rompe.

—¡Por fin! ¡Es él! ¡Aleluya! —grita el pueblo entero.

A cada segundo se pueden oír más cercanas, con más fuerza y menos eco. Orberec ya no reza, tan sólo espera. El silencio ha contagiado a los pájaros que se asoman entre las ramas para ver de cerca al recién llegado.

Se pueden sentir sus botas haciendo crujir la tierra, un pequeño rastro de polvo se levanta tras él. Llega Reficul. Su andar es firme, seguro y decidido; no invita a nadie a pararle los pies. Y nadie lo hace. Entra por la puerta que abrieron las lágrimas y Orberec está emocionado, espera la gloria.

Reficul muestra su presencia a los aldeanos, les recorre lentamente con su mirada irónica, da media vuelta y se va por donde entró. En la lejanía unas carcajadas débiles acaban muriendo, dejando tras de sí un rastro de asombrados seres neuronales.

El pueblo se gira en busca de Susej, maestro de escuela, en busca de ayuda:
—¡Ah ya lo entiendo! Tenéis que seguirme sin pensar —ríe escandalosamente Susej—. Yo os mostraré el camino.

Algunos aldeanos se arrodillan admirados del que comprende. Otros titubean sin saber qué hacer.

Datrebil está en pie, mira a unos y a otros, encoge sus hombros, vuelve su cabeza hacia la Puerta del Ángel y de nuevo mira a Susej:

“De verdad que es frustrante ser sordo, ¿Qué les pasará hoy a todos? Les dejo, me voy a dar de comer a los pájaros, que ya es muy tarde”


Re: Lágrimas Sordas

Publicado: Mar, 13 Sep 2022 15:40
por Ricardo López Castro
¿Sabes? Me encantaría ser predicador. Pero no puedo...
Porque ya lo soy. Uno no necesita actos ni palabras para predicar.
Basta con el propio pensamiento.
El mío es irrompible.

Esto es lo que puedo decir, además de apuntar que es imposible adoctrinar en algo que no sigue doctrinas, evidentemente.

Tu cuento es muy, pero que muy interesante.

Mi psicóloga me dijo ayer mismo, que no existían más mundos que el tangible, y que el mío, mi verdadero misterio, del que nunca he dicho nada ni diré, y mucho menos a los médicos, era solo mi problema.
Como si fuese una mierda pinchada en un palo.
Yo reaccioné con deferencia.
Casi sin inmutarme.
No me gustan las discusiones.
Mi madre me da por imposible cuando empiezo a disertar y reflexionar sobre "la orden del día", diciendo, como convencida realmente, delante normalmente de terceros: " A este hay que dejarlo. Es imposible razonar con él."
A mi madre le encanta llevar la razón.
Y de esa forma, convence al que escucha de que la lleva. Y más aún teniendo un hijo rebelde, como yo, y con mi historial clínico.
Escribo y hablo, si así lo quiero, de forma ininteligible.
Pero es una elección.
La gente más allegada a mí me "castigan" con su pasividad.
Y yo, acostumbrado a la Soledad, con decenas de miles de poemas a mis espaldas, siento como si hubiera existido en un millón de vidas.
Puedo ser humilde o engreído, pero no rompo en ningún momento mis ideales.
Desde que comencé a escribir, sabía que tanta introspección me iba a llevar a un punto de no retorno.
No puedo cambiar mi forma de ver las cosas, lo siento.

Gracias por compartir tu cuento, Ana.

Re: Lágrimas Sordas

Publicado: Mar, 13 Sep 2022 18:08
por Ana García
Ricardo López Castro escribió: Mar, 13 Sep 2022 15:40 ¿Sabes? Me encantaría ser predicador. Pero no puedo...
Porque ya lo soy. Uno no necesita actos ni palabras para predicar.
Basta con el propio pensamiento.
El mío es irrompible.

Esto es lo que puedo decir, además de apuntar que es imposible adoctrinar en algo que no sigue doctrinas, evidentemente.

Tu cuento es muy, pero que muy interesante.

Mi psicóloga me dijo ayer mismo, que no existían más mundos que el tangible, y que el mío, mi verdadero misterio, del que nunca he dicho nada ni diré, y mucho menos a los médicos, era solo mi problema.
Como si fuese una mierda pinchada en un palo.
Yo reaccioné con deferencia.
Casi sin inmutarme.
No me gustan las discusiones.
Mi madre me da por imposible cuando empiezo a disertar y reflexionar sobre "la orden del día", diciendo, como convencida realmente, delante normalmente de terceros: " A este hay que dejarlo. Es imposible razonar con él."
A mi madre le encanta llevar la razón.
Y de esa forma, convence al que escucha de que la lleva. Y más aún teniendo un hijo rebelde, como yo, y con mi historial clínico.
Escribo y hablo, si así lo quiero, de forma ininteligible.
Pero es una elección.
La gente más allegada a mí me "castigan" con su pasividad.
Y yo, acostumbrado a la Soledad, con decenas de miles de poemas a mis espaldas, siento como si hubiera existido en un millón de vidas.
Puedo ser humilde o engreído, pero no rompo en ningún momento mis ideales.
Desde que comencé a escribir, sabía que tanta introspección me iba a llevar a un punto de no retorno.
No puedo cambiar mi forma de ver las cosas, lo siento.

Gracias por compartir tu cuento, Ana.

Lo más importante es lo que afirmas en este correo: tu pensamiento es irrompible. Esto supone tener las cosas claras dentro de uno.
A mí me gusta leer tus poemas o cuentos por varios motivos, el más importante (en mi caso) es el literario. Transmites una gran cantidad de ideas y de sensaciones como poca gente lo hace. La pulcritud de tus escritos es otro aliciente.
Seamos o no distintos (creo que eso es lo interesante), eres uno de los escritores del foro a los que acudo cada vez que subes algo. Se puede aprender mucho de tu escritura.
¿Sabes una cosa? Hace años, cuando se murió mi pareja, yo acudí a una psicóloga. Lo intentó, pero a mi no me sirvió de nada su ayuda. Es más, terminó hablándome de su vida, cosa que no me interesaba para nada. Posiblemente la ayudé yo más a ella.
No he vuelto a acudir ni: a libros de autoayuda, psicólogos o religión. Ya intentaron adoctrinarme en la EGB, jajaja.

En fin, todo este rollo que te he metido es para decirte que agradezco tu visita y comentario.
Un gran abrazo, amigo mío.

Re: Lágrimas Sordas

Publicado: Sab, 18 Feb 2023 8:59
por Rafel Calle
Sube para facilitar su lectura.

Re: Lágrimas Sordas

Publicado: Dom, 19 Feb 2023 3:55
por Raul Muñoz
Buen rescate, Rafael.

Un cuento breve, muy bien escrito y muy original.
Esas lágrimas sordas. ¿Cuantas veces lloramos de manera autocompasiva, creyendo sólo lo que queremos creer?
Aferrados a nuestras lágrimas de cocodrilo, construimos muros. Allí sigue el muro de las lamentaciones. Tal vez, por quien lloramos es sordo a nuestras lágrimas. La devoción, como yo la entiendo, no tiene nada que ver con lo que suele enseñar la religión, es una entrega incondicional, amar apasionadamente, darlo todo por nada.

Me gustó mucho tu cuento, Ana.

Un saludo.

Re: Lágrimas Sordas

Publicado: Lun, 18 Dic 2023 21:05
por Ana García
Muchas gracias, Rafel. Se agradece la subida.
Un abrazo.

Re: Lágrimas Sordas

Publicado: Lun, 18 Dic 2023 21:09
por Ana García
Raul Muñoz escribió: Dom, 19 Feb 2023 3:55 Buen rescate, Rafael.

Un cuento breve, muy bien escrito y muy original.
Esas lágrimas sordas. ¿Cuantas veces lloramos de manera autocompasiva, creyendo sólo lo que queremos creer?
Aferrados a nuestras lágrimas de cocodrilo, construimos muros. Allí sigue el muro de las lamentaciones. Tal vez, por quien lloramos es sordo a nuestras lágrimas. La devoción, como yo la entiendo, no tiene nada que ver con lo que suele enseñar la religión, es una entrega incondicional, amar apasionadamente, darlo todo por nada.

Me gustó mucho tu cuento, Ana.

Un saludo.

Y allí seguirán los muros que se levantan en nombre de la religión y sus fanáticos creyentes.
Nos quieren hacer comulgar con volutas de humo dañinas.
A estas alturas de la película casi que prefiero una devoción con calma.
Gracias por tu comentario.
Un saludo.