Vivencias personales de El sueño de los otros

Cuentos, historias, relatos, novelas, reportajes y artículos de opinión que no tengan que ver con la poesía, todo dentro de una amplia libertad de expresión y, sobre todo, siempre observando un escrupuloso respeto hacia los intervinientes.

Moderador: Hallie Hernández Alfaro

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Mirta Elena Tessio
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Vivencias personales de El sueño de los otros

Mensaje sin leer por Mirta Elena Tessio »


Una pequeña parte de mi audición de radio.

Retomo el Sueño de los otros en un hoy atemporal.
Sé que pocos leen o escuchan, pero aunque solo sea uno ya es más que suficiente.
Lo que fluye va a expandirse y llegará a aquél que esté dispuesto.
Dicen que cuando el alumno está listo, aparece el maestro.
No me considero maestra, soy solo un canal, alguien que transmite desde sus propias vivencias.
Y empezamos…
¿Por qué el sueño de los otros?

Cuando llegamos a una determinada edad, 30 o 35 años, habiendo cumplido con lo que el imaginario social define como bueno, para nuestra realidad.

Y me atrevo a pedirles que nos hagamos la siguiente pregunta.
¿ qué está bien o qué está mal?
¿Quién define como definitivo, lo que está bien o lo que está mal?

La respuesta, me parece, es subjetiva, lo que está bien para mí, no debe ser necesariamente bueno para otros, y viceversa con lo que se considera como lo que está mal? Pero traemos lo que se conoce como ciencia infusa, vinimos con un conocimiento que va más allá del entendimiento común.

Entonces, qué hacemos con nuestra humanidad?
Empieza en nuestra primera infancia.
Comenzamos a gatear y nos queremos incorporar, pero también comienzan con nosotros, los ¡NO PUEDES!
NO TOQUES ESO SE VA A ROMPER, el primer miedo se instala a nuestra experiencia personal.
Empezamos a deslumbrarnos con la vida, necesitamos explorar, pero el NO PODEMOS YA ESTA DENTRO DE NOSOTROS, no corras te podes caer, no salgas que llueve y te podes mojar.
O mucho antes, cuando empezamos a ingerir sólidos.

Hay madres que no se enteran que el bebé aprenden y se conectan con lo que van a ingerir.
La textura del puré, su color, su sabor, su calor o frialdad.

Son pocas las que quedan, hay otras que disfrutan de esa escena.
El bebé es feliz comiendo con sus manitas, es feliz en esa conexión, ensuciarse es lo de menos
El salpica con alegría porque está en pleno descubrimiento. Y es maravilloso poder ver esa sonrisa.
Como también es maravilloso bañar a ese bebe.

Me ha pasado tres veces y he disfrutado con cada uno cada vez, en su momento.
Para mí y no exagero, ha sido maravilloso acompañar el crecimiento de mis hijos.
Ha sido mi mejor estado emocional, ha sido mi mejor inversión en energía y tiempo.
En ese acto, en esa escena, eres lo mejor que tiene ese bebé, y ese bebé pasa a ser lo mejor que te ha pasado en esta vida. Es amor incondicional, por el que vale la pena vivir.

Pasan muchas cosas en esa primera infancia, donde nos incrustan el chip, de lo que podemos y de lo que no podemos hacer. Condicionan nuestro verdadero poder, nos cortan las alas, por decirlo de alguna manera y ya no sabemos cuál es nuestra propia canción.
Escribí un poema hace poco, ¡No te mueras con tu música dentro!

Porque nunca es tarde, tengamos la edad que tengamos, para escarbar nuestra tierra interna y hacernos las verdaderas preguntas.
¿Es esto que hago lo que me gusta? Soy feliz con lo que hago? ¿Le sirve a alguien lo que hago?

Pero me he salteado la adolescencia. Donde siguen cargando al chip, La buena conducta, y un montón de falsos prejuicios.
El adolescente, adolece dicen; le falta herramientas, o no tiene una mirada, una personalidad definida.
No la tiene, es verdad.
Hoy pienso que, no es que le falten, es justamente lo contrario, le sobran caminos y es que tiene que definirse como personita con las alas para volar y hacer su propio camino.

Ocurre y no es mi vaga interpretación, es que allí está el imaginario social, y todos los no debemos, los no podemos, se interponen a nuestra integridad a nuestra sinceridad más profunda, nuestro libre albedrío.
Ya no decidimos nosotros, decide el chip que nos pusieron y perdemos la confianza en nosotros mismos, sentimos que no somos lo que en lo profundo, sabemos que somos.

¿Quién nos va a decir quiénes somos?, los adultos no lo saben, no hay respuestas, porque a ellos tampoco les enseñaron ni les dijeron quienes eran en realidad.

Lo que sí sabemos es que llegados los 30 0 35 años habiendo cumplido con todos los deberes, los debes y los puedes (eso se llaman mandatos). Algo falta, ese vacío que impide ver, es la piedra delante, que nos impide ver el bosque.
Entonces me remito a una de las transiciones del ser humano.
Voy a permitirme describir una de las más importantes de las transiciones por las que atravesamos los seres humanos.
Segura estoy que hay otras, pero voy a dejarla para otra oportunidad.-

Esta que he mencionado es cuando nacemos, estamos en el útero materno el cual elegimos y esto está ligado a las anteriores transiciones, donde hablaremos, en como dije otro encuentro.

Allí el nido acogedor, muy contenido, todo es milagroso para mi, tenemos todo lo necesario muy cuidado y calentito, nos protege. Nueve lunas pasan y decidimos nacer. Dejar ese lugar seguro y nos lanzamos a lo incierto y desconocido, alguien dijo por qué no seguir así.
Y podría ser porque elegimos tener esa nueva experiencia, es para pensar y reflexionar, me parece.

Y esta transición, la que retomo, es nada menos que la adolescencia y su implicancia.
Es cómo debemos ser, entre comillas, brillante en secundaria, conducta perfecta sin rebeldía
Y nos preparan para lo que viene después.
Y aunque estemos en la universidad, con una gomita, que nos sujeta el pelo, hablo de los varones, seguimos siendo adolescentes.
Logrando títulos, escalando lo que DEBEMOS.
Y ya pensamos en casarnos, mujeres de blanco vestido y él de traje y corbata.
Muy resumido por cierto.
Pero has trabajado ya lo suficiente y ahorraste para la casa, el auto, y la quintita para los fines de semana.
Y seguimos cumpliendo, tenemos que tener hijos, una familia, que no juzga, donde no hay reproches. Todo parece bien como un árbol de navidad.
Pasa algún tiempo, y comenzamos a sentir que algo te falta.
Es que todavía no nos damos cuenta que hemos cumplido con el sueños de otros.
La de nuestros padres, la sociedad de consumo, el imaginario social, o el inconsciente colectivo.

Hoy en pleno siglo XXI todavía deambulan los estandartes de la vieja escuela.

Así nació el sueño de los otros.
Simplemente el título para aprender y reaprender, quien soy, de donde vengo y hacia donde me dirijo.-

¿Cuál es el sentido de la vida?
Solo hay una respuesta. Para mí.
Hemos venido a ser felices, pero no es una simple frase.

La mayoría no sabemos ni cómo empezar a ser felices.
La mayoría desconoce la felicidad.
Porque tempranamente nos enseñaron que la felicidad esta o estaba en tener o comprar cosas materiales.
Cuanto más cosas acumulamos, más tenemos, entonces somos lo que tenemos, y no solo somos lo que tenemos, sino lo que demostramos que tenemos.
Demostramos lo que somos, cuánto mayor cantidad de innecesarias cosas acumulamos.
Ese es solo un aspecto de lo que en rigor no somos.

Hoy entiendo, desde lo profundo de mi ser, desde mi alma.
Quien soy. Quienes somos.
¿Quién soy?

Un ser espiritual que vino a tener una experiencia humana.

¿Cómo lo sé?
Es para mí un inmenso milagro la vida, y debería serlo para todos.

Cuando escribo mis poemas, no es mi mano, ni mi cuerpo ni mi mente quien los escribe, es mi alma que expresa nostalgia, alegría, felicidad, pasión o tristeza.

Hace poco entendí lo de la nostalgia.
Un no encajar en ningún sitio, como que este mundo no es mi lugar, un deseo de regresar a un sitio que aún no entiendo muy bien; pero es donde me sentiría plena.
Por eso estoy aquí, intentando dar lo que me dieron, eso con lo que vine a este mundo.
No sé cuantas veces vine, pero creo que las veces que me fui de donde quiera que haya estado, se llenaron mis alforjas de una energía que no puedo explicar.
Es lo que tengo que dar, mi mejor onda mi mejor estar.
Todo es energía en constante movimiento.
Y no es que yo lo diga, es que lo he comprobado.

La palabra, oral o escrita es pura energía.
Entonces tenemos que tener cuidado con la manera en que hablamos, lo que decimos, cómo lo decimos y a quién dirigimos el mensaje.
Creo que a estas alturas podemos entender que nuestra tierra, es un planeta y está vivo.
En medio de un universo que se expande.
Y resuelvo necesario repetir que todo es energía, y todos somos una pequeña parte de esa totalidad. No estamos separados.
De allí ese famoso SOMOS UNO.
Muchas veces escuchamos eso, pero no logramos entender muy bien lo que significa.
Estamos todos conectados, nosotros con las plantas, animales, aves, ríos, mares, montañas, todo, todos somos eslabones de una misma cadena por llamarlo de alguna manera, somos la gota de todo un mar que la conforma. No sería un mar completo si faltara solo una gota, la que cada uno de nosotros representa.
Como las estrellas en el cielo. Cada una de ellas va conformando el universo. Y quien sabe, de cuál de ellas vinimos nosotros.
No lo sé muy bien pero creo que todos y cada uno de nosotros somos estrellas que brillan como el sol con su propia luz.
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Última edición por Mirta Elena Tessio el Mar, 17 May 2022 0:26, editado 1 vez en total.
Porque después de todo he comprendido
por lo que el árbol tiene de florido
vive de lo que tiene sepultado.
Francisco Luis Bernárdez
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Ana Estepa
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Re: Vivencias personales de El sueño de los otros.

Mensaje sin leer por Ana Estepa »

Muy de acuerdo con lo que dices.
Desde la infancia nos lastran las alas, y luego es muy difícil emprender el vuelo sin miedo.
Fui educada por unos padres diferentes al resto. Yo también fui diferente a mis iguales y tuve tres hijos muy diferentes a la mayoría.
Me considero muy afortunada con todo ese cúmulo de diferencias, quizás fue esa la razón por la que no le temo a casi nada. Mas comprendo lo que aquí dices y lo comparto.
Un abrazo.
Ana Estepa


"Solo el amor con su ciencia, nos vuelve tan inocentes"
Violeta Parra
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Mirta Elena Tessio
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Re: Vivencias personales de El sueño de los otros.

Mensaje sin leer por Mirta Elena Tessio »

Ana Estepa escribió: Lun, 16 May 2022 16:45 Muy de acuerdo con lo que dices.
Desde la infancia nos lastran las alas, y luego es muy difícil emprender el vuelo sin miedo.
Fui educada por unos padres diferentes al resto. Yo también fui diferente a mis iguales y tuve tres hijos muy diferentes a la mayoría.
Me considero muy afortunada con todo ese cúmulo de diferencias, quizás fue esa la razón por la que no le temo a casi nada. Mas comprendo lo que aquí dices y lo comparto.
Un abrazo.


Mil gracias Ana Estepa por fijarte en esta parte de un programa que hice durante cinco años de lunes a viernes, una hora por día.
Nunca improvisé, mi primer libro fue uno que aún me acompaña de Anthony de Mello, leía y mientras lo hacía iba comprendiendo a medias. Mi madre murió cuando tuve 4 años, mi padre un hombre romántico no se ocupó de mi
como debiera. Era un mujeriego sin menospreciarlo porque hizo muchas cosas, somos tres hermanos y debió ser difícil para él. Me enseño a no tener miedo o al menos me transmitió confianza.
Mi infancia no ha sido feliz, pero algo me han dejado, lo que llevo en la sangre como herencia y lo que viene con el alma.
Me hace bien tu comentario, como le ha hecho bien a miles de personas a quienes le llegó el mensaje, que no es mío, que ya viene como ciencia infusa.
Algo bueno nos envuelve en este mundo miserable, nos envuelve y protege, no creo en un dios que castiga, Jesus no es para un dios, es como Buda un ser despierto.
No me quiero extender pero ese algo bueno me lo dio mi padre incluido con lo otro, porque sino no podría escribir como lo hago. Y no es vanidad, porque ya esta o vino con el paquete.
Cuando empecé a entender que somos eternos, infinitos deje de tener miedo a otras cosas.
Y te reitero tu comentario me hace bien porque no me siento bien en ningún lugar, siento que no encajo, porque leía lo de Ana Sopeña sobre el verso librimismo, opino como Alejandro Costa.
Y pensaba opinar. Seguramente lo verás, porque me toca lo que dice Alejandro, y sin leer el tratado siento que no encajo.
Gracias de nuevo porque iré pegando otros aspectos que aprendi, pero es una tarea de todos los día, y para siempre.Un Abrazo.
Porque después de todo he comprendido
por lo que el árbol tiene de florido
vive de lo que tiene sepultado.
Francisco Luis Bernárdez
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