La mirada apreciativa

Cuentos, historias, relatos, novelas, reportajes y artículos de opinión que no tengan que ver con la poesía, todo dentro de una amplia libertad de expresión y, sobre todo, siempre observando un escrupuloso respeto hacia los intervinientes.

Moderador: Hallie Hernández Alfaro

Hallie Hernández Alfaro
Mensajes: 19436
Registrado: Mié, 16 Ene 2008 23:20

La mirada apreciativa

Mensaje sin leer por Hallie Hernández Alfaro »

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Las anécdotas que recordamos quizás tengan algo de valor, precisamente por eso, porque aún sobreviven en la memoria.

Hace más de dos décadas y en una ciudad llena de peligros nocturnos, precisaba coger un taxi en las horas bajas.
Ya imagináis, un sábado redescubierto por los gin-tonics y disperso en la honestidad de su garganta.
Un aire invernal amenazaba con castigar mis botines y mis manos descubiertas. Lo vi llegar. Un coche asintomático, formal y a trasnochada vista, con todo en buen estado.
Algo hizo que abriera la puerta de adelante para ser la copiloto del taxista. El chófer era un hombre de más de 45 años con los ojos pequeños y la nariz grande. Parecía cansado y a la vez muy alerta. Un extraño escalofrío me recorrió la espalda; puede haber sido intuición o el alcohol en sangre, que comenzaba a campar a sus anchas en mi cerebro. Hablamos del tiempo, de la mala visión debida a la niebla que ponía límites delante de nuestros ojos. Me comentó que sus hijos debían seguir estudiando, que lo impuestos no bajaban y que, a veces, creía sentirse asfixiado por las deudas.
—A menudo me ciega la rabia y tengo pensamientos intrusivos.
Justo en ese instante creí ver un arma de fuego cerca del acelerador a los pies del taxista.
La efervecencia de los gin-tonics dio paso a una sobriedad extrema. Giré con cuidado mi cabeza hacia él y le dije que intuía un hombre noble y lleno de gran voluntad. La gente buena lo sigue siendo siempre, es parte del pack genético.
Observé que relajaba los hombros y una suerte de sonrisa asomaba en sus labios.
—Yo también he pasado por una mala racha, sabes. No tan solo con el curro; recientemente he perdido a mis padres.
—Debe haber sido muy duro, digo lo de tus padres; eres muy joven todavía.
—Hay cosas que no tienen que ver con la edad...¿cómo te llamas?
—Pablo. Es cierto, puede ocurrir a cualquiera.
—Así es, Pablo. Todos podemos ser, en algún momento, víctima de las circunstancias que nos rodean. No abunda la gente que se pone en el lugar de los otros. Estoy segura que encontrarás alguna salida y que tus hijos estarán orgullosos de su padre, pero sobre todo, tu buen proceder será un ejemplo para ellos.
—Ojalá y así sea.
—Hemos llegado, creo que toca descansar.
—Espero aquí hasta que hayas entrado al portal; no hay ni un alma despierta a estas horas.
Bajé del coche con golpes de adrenalina en el estómago aunque aparentemente estuviera muy serena.

Después de entrar al edificio recordé el efecto de la mirada apreciativa. Tal vez la Escuela Humanista llevase algo de razón...
"En el haz áureo de tu faro están mis pasos
porque yo que nunca pisé otro camino que el de tu luz
no tengo más sendero que el que traza tu ojo dorado
sobre el confín oscuro de este mar sin orillas."

El faro, Ramón Carballal
Hallie Hernández Alfaro
Mensajes: 19436
Registrado: Mié, 16 Ene 2008 23:20

Re: Efecto Pigmalión

Mensaje sin leer por Hallie Hernández Alfaro »

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Gracias por tu atenta lectura, Armilo.
Creo que esta reconstrucción podría resultar un poco naif; si bien es el recuerdo de una chica joven, estudiante de Psicología y enamorada de la Escuela de Fritz Perls (Gestalt) puede que haya llegado muy rápidamente a su desenlace.
Como autocrítica creo que la primera parte está un poco más lograda.
En cuanto al efecto Pigmalión o la mirada apreciativa es un concepto que da para mucho.
No descarto intentar el poema con el mismo título (aunque con otra temática). Esto lo he copiado de Ana, hace un tiempo hizo un relato sobre Arañas y luego escribió también un poema.

Un abrazo grande, amigo.
Gracias por estar en Prosa Alaire.
"En el haz áureo de tu faro están mis pasos
porque yo que nunca pisé otro camino que el de tu luz
no tengo más sendero que el que traza tu ojo dorado
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El faro, Ramón Carballal
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Ana García
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Re: Efecto Pigmalión

Mensaje sin leer por Ana García »

Estaré esperando el poema Pigmalion y seguro que será muy, muy interesante.
En cuanto al cuento, según mi visión, yo hubiera explotado más el diálogo con el taxista. A mi me ha gustado mucho más esa parte porque se refleja muy bien el efecto Pigmalion.
Fíjate, a mi me encanta hacer uso de él, pero he de comentarte que también usado el negativo, el Golem. Y en una época pelín dura hice uso del efecto Galatea. Si no me llegó a animar yo, me hubieran hundido.
He tenido una semana intensa pero estaba deseando comentar este texto desde que lo colgaste.
Te felicito.
Un abrazo.
Hallie Hernández Alfaro
Mensajes: 19436
Registrado: Mié, 16 Ene 2008 23:20

Re: Efecto Pigmalión

Mensaje sin leer por Hallie Hernández Alfaro »

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Hola Ana, qué alegría me da tu reflejo. Coincido totalmente contigo; el diálogo con el taxista ha podido haberse explotado más. Sin embargo, la empatía y el efecto Pigmalión positivo fue ese, en la historia real. Muy corto, muy directo. Quise guardar algo de fidelidad al relato inspirador. Ah, la empatía desde la honestidad es o puede ser un remedio infalible, una posibilidad enorme de crear la mejor versión del otro.
La otra cara de la moneda es, por supuesto, el efecto Pigmalión negativo... tremendamente condicionante, capaz de producir heridas que viven largamente debajo de la piel. Además son conductas que (en la mayoría de los casos) emergen en "nombre del amor" y provienen de figuras de extrema relevancia en el imaginario afectivo del receptor. Galatea puede ser un ángulo de ayuda en la tarea de la supervivencia emocional aunque el narcisismo podría ser uno de sus peligros más cercanos, o al menos, eso creo.

A ver si logro escribir el poema del efecto Pigmalión. Gracias mil por tu apoyo, querida compañera.

Abrazo y felicidad.
"En el haz áureo de tu faro están mis pasos
porque yo que nunca pisé otro camino que el de tu luz
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Ana Muela Sopeña
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Re: Efecto Pigmalión

Mensaje sin leer por Ana Muela Sopeña »

Querida Hallie:

Me ha encantado este relato maravilloso sobre el efecto Pigmalión basándose en la empatía.

El diálogo con el taxista es muy bueno. El detalle de que el taxista espere hasta que la mujer entra al portal es muy real. A mí me ha pasado muchas veces. No están obligados, pero generalmente les gusta sentirse protectores.

Belleza absoluta en tus letras. Muy buena prosa para la reflexión.

Te dejo un abrazo
Y...
Mi enhorabuena
Ana
La Luz y la Tierra, explosión que abre el corazón del espacio.
http://www.laberintodelluvia.com
Hallie Hernández Alfaro
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Registrado: Mié, 16 Ene 2008 23:20

Re: Efecto Pigmalión

Mensaje sin leer por Hallie Hernández Alfaro »

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Mil gracias por tu generosísima huella, Anita querida.
Es un honor que te haya gustado.

Bienvenida seas a este lado de Alaire.

Besos y felicidad.
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Ignacio Mincholed
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Re: Efecto Pigmalión

Mensaje sin leer por Ignacio Mincholed »

Hallie, siento ser un aguafiestas (sonrío), pero al margen de tu relato me gustaría comentar algunos aspectos sobre el mito de Pigmalión. Nos han engañado, no a todos todo el tiempo, pero nos han engañado a mujeres y hombres unos cuantos hombres con la connivencia de unas cuantas mujeres.

Leí primero tu poema, «El buen Pigmalión», y apunté algún parecer sobre cómo ha calado en el imaginario el mito de bondad y enseñanza de Pigmalión que, paradójicamente, resulta ser todo lo contrario. Ahora leo tu cuento y me pide incidir en el asunto de base, la misoginia, y en cierto modo el sometimiento, que amanece literariamente con Pigmalión.

Si Eva nace de una costilla de Adán por voluntad divina, Galatea nace de la propia mano del hombre. ¿Puede haber mayor acto de soberbia y misoginia? Tanto es así que el hombre «crea» una diosa para que le cuide y le proteja de la mujer real, la de carne y hueso, la imperfecta que, aun así, tiene capacidad para rebelarse ante el poder del hombre y escapar de su sometimiento. Esto es lo que nos presenta el mito de Pigmalión.

Desde Ovidio, la literatura, el arte en general y el cine en particular, nos han ido ofrecido una visión deformada de Pigmalión como ese hombre que lleva la antorcha del benefactor generoso, amante tutor desinteresado que le dice a la mujer: «si quieres puedes».
Pero enseguida descubrimos que ese desinterés y ese mensaje está fundamentalmente encaminado a re-elaborar a la mujer,
a re-educarla, a «liberarla» de la imperfección para adaptarla a los deseos del hombre, a re-conducirla por el influjo del protector hombre sabio, el profesor que inculca lo que importa saber; saber que lleva un mensaje implícito: puedes gracias a mí. Así nace el padre «protector», el hermano condescendiente, el amante que somete, el marido posesivo… y sus combinaciones; de modo que a todos ellos debe estar agradecida la mujer. No creo yo en el buen Pigmalión, como te dije en el poema, no más que en aquel que dándose cuenta de esas nefastas conductas las rechaza modificando las condiciones.

En tu poema y en el cuento, encuentro la exposición de la figura del «compañero» confiable bajo los intereses que el viejo humanismo nos ha infundido pero que Pigmalión no cumple noblemente; por eso mi interés en buscar el contraste de la figura con el adjetivo, como te dije en el comentario del poema.
«Aprender es más complejo», dices en el poema, y es absolutamente cierto. Aquí, en el relato, asignas a Pigmalión, por su efecto, una bondad que realmente no tiene en su origen. Pigmalión es egoísta, egocéntrico, un creador interesado que moldea a la mujer a su conveniencia; ya sea por la incapacidad de comprender la suma de las diferencias, por su propia soledad o por el capricho de una apuesta.

Claro que la bondad, el cuidado y el respeto se agradecen, y más que agradecer son necesarios para que se conviertan en semilla y se extiendan, y, ciertamente, se correspondan con lo que la sicología llama «mirada apreciativa» que correspondería a otro arquetipo, o a una suma de varios; mucho más cercanos a Hermes, Mecenas o Anfitrión, o en el género femenino Amaltea. En Pigmalión no hay mirada apreciativa salvo para el marfil sobre el que esculpe a Galatea, creando así de sus deseos un patrón exclusivo para su disfrute, hasta que Galatea, ya carnal, se enamora de las «virtudes» de su creador. No hay empatía alguna en Pigmalión.

Ya en el relato, marcas claramente la idea de apoyo/comprensión entre los personajes con sus «circunstancias» y sus días; dialogo expresivo y bien llevado con naturalidad.

Un abrazo, Hallie.
Ignacio
Hallie Hernández Alfaro
Mensajes: 19436
Registrado: Mié, 16 Ene 2008 23:20

Re: Efecto Pigmalión (título en revisión)

Mensaje sin leer por Hallie Hernández Alfaro »

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Buenas tardes, Ignacio.
Vaya alegría verte aquí, en Prosa Alaire.
Me ha encantado tu reflejo que lejos de ser aguafiestas es sumamente interesante y aporta mucha luz al concepto.
Ah, los viejos, nuevos y no tan nuevos humanistas, han incurrido en maltratar cierta terminología; conozco otros casos y recuerdo las distorsiones sufridas. No sé si tenga que ver con problemas de traducción o que sea en ese punto, donde han comenzado los problemas.

Ahora no puedo extenderme más porque voy algo liada con el tiempo, pero mañana vuelvo, con más calma, para agregar algunas cosillas.

Mientras tanto, se puede considerar que el título está en obras. La mirada apreciativa es un concepto que me gusta muchísimo y que compartiré ampliamente en mi próxima respuesta.

Mil gracias por tu atención y sensibilidad.

Un abrazo de los grandes.
"En el haz áureo de tu faro están mis pasos
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El faro, Ramón Carballal
Hallie Hernández Alfaro
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Registrado: Mié, 16 Ene 2008 23:20

Re: La mirada apreciativa

Mensaje sin leer por Hallie Hernández Alfaro »

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Buenos días, queridos amigos:
He cambiado el título porque siento que La mirada apreciativa describe mejor la esencia del texto.

Abrazos y felicidad a montones.
Gracias mil por estar.
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porque yo que nunca pisé otro camino que el de tu luz
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El faro, Ramón Carballal
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