Editorial Alaire

Ella siempre había sido así:
novelesca y romántica.
Para él no tenía importancia:
cada cual tiene sus fallos.
Lo que no podía imaginarse era
que ella se lo tomara tan a pecho,
y que iba en serio,
muy en serio,
cuando decía que se derretía por él.
Enhoramala se despertó
y a su lado solo había una masa blanda
y casi líquida.
Parecía un gigantesco helado
—puesto al sol—
con camisón en vez de barquillo.

El crimen o el suicidio poco dicen,
idénticos fines consiguen:
lentas descomposiciones de cuerpos orgánicos.
La vida enflaquecida ahuyenta
el arte del amor.
La condena es suave,
pero la muerte invade el desespero
—la miseria—.

Ohh y la muerte líquida se ha hecho un gesto donde el antiguo arte de amar de Fromm habría insistido en alejarse.

Me gusta la claridad y la fuerza, la lucidez del conjunto, la inspiración culminada.

Aplaudo con emoción un poema logradísimo, Ana.

Abrazo y felicidad.

Hallie Hernández Alfaro escribió:Ohh y la muerte líquida se ha hecho un gesto donde el antiguo arte de amar de Fromm habría insistido en alejarse.

Me gusta la claridad y la fuerza, la lucidez del conjunto, la inspiración culminada.

Aplaudo con emoción un poema logradísimo, Ana.

Abrazo y felicidad.

Un comentario que no sabes cuánto me anima. Estoy pasando por una fase rara de escritura, no quiero saber nada de ella durante días y luego, ¡zas! Parezco una poseída: horas y horas ante el papel o pantalla y no paro hasta terminar. Fases que cambian mis formas o eso creo.
Un abrazo fuerte.

Creo que tienes razón en el cometario que hacías a Hallie... intuyo ese cambio de formas, no quiere ese decir que lo valore de una manera u otra, solo que sí, que lo intuyo
Este poema me parece que se desnuda, no porque se haga el lenguaje más o menos directo, quizás justo por lo contrario, porque parece dejar m´ás atrás el que eso sea en sí la forma de expresión, haciendo que lo que no se dice tanto, o que se intuye, lo que queda detrás de los símbolos, de las imágenes, haga aún más patente y potente el mensaje. Eso creo.
O quizás lo que digo sea una estupidez no se, siempre me gusta leerte en tus registros.
Mer ha gustado mucho compañera, abrazos

Ana García escribió:Ella siempre había sido así:
novelesca y romántica.
Para él no tenía importancia:
cada cual tiene sus fallos.
Lo que no podía imaginarse era
que ella se lo tomara tan a pecho,
y que iba en serio,
muy en serio,
cuando decía que se derretía por él.
Enhoramala se despertó
y a su lado solo había una masa blanda
y casi líquida.
Parecía un gigantesco helado
—puesto al sol—
con camisón en vez de barquillo.

El crimen o el suicidio poco dicen,
idénticos fines consiguen:
lentas descomposiciones de cuerpos orgánicos.
La vida enflaquecida ahuyenta
el arte del amor.
La condena es suave,
pero la muerte invade el desespero
—la miseria—.

Aquella mujer cuya inútil vida
significaba perder hasta el dolor,
mas no la sombra del charco.

Derretirse hasta llevarlo literalmente al extremo, hasta el líquido, al charco, al residuo no reciclable... me gustó cómo plasmaste la idea, Carmen, lo que parece un darse, una rendición que se convierte en reivindicación, casi rebeldía, en el último verso.

Un placer la lectura. Un cordial saludo.

La sombra del charco, extrañamente quieta, parece calcar el brillo de una piedra preciosa.
No todo fue en vano, sentimos al verla sujeta a la pequeña gloria del recuerdo.
Por ella, el poema entrega cuentas claras y muy satisfactorias.

Otro abrazo, querida amiga.

PS: muy bueno eso de las fases de tu escritora, déjala tomar el mando que siempre irá varios pasos más adelante que tú.

No sin cierta acritud pasas por la experiencia del amor y sus arrasadoras consecuencias que, sin necesidad de llegar a casos tan extremos, sí extenúan el alma y los sueños. Hay que saber contar como tú lo haces una situación así. Nos haces vivir una experiencia inédita y a la vez devastadora. Un abrazo.
Salud.

Un poema duro y logrado que me ha impactado. Las cosas del amor toman caminos inesperados. Un placer leerte.
Abrazos

Ventura Morón escribió:Creo que tienes razón en el cometario que hacías a Hallie... intuyo ese cambio de formas, no quiere ese decir que lo valore de una manera u otra, solo que sí, que lo intuyo
Este poema me parece que se desnuda, no porque se haga el lenguaje más o menos directo, quizás justo por lo contrario, porque parece dejar m´ás atrás el que eso sea en sí la forma de expresión, haciendo que lo que no se dice tanto, o que se intuye, lo que queda detrás de los símbolos, de las imágenes, haga aún más patente y potente el mensaje. Eso creo.
O quizás lo que digo sea una estupidez no se, siempre me gusta leerte en tus registros.
Mer ha gustado mucho compañera, abrazos

Me alegra saber que me intuyes mediante la lectura. Aprecio tus palabras que indican que mis cosas no te aburren.
Un gran abrazo, compañero.

enrique sanmol escribió:

Ana García escribió:Ella siempre había sido así:
novelesca y romántica.
Para él no tenía importancia:
cada cual tiene sus fallos.
Lo que no podía imaginarse era
que ella se lo tomara tan a pecho,
y que iba en serio,
muy en serio,
cuando decía que se derretía por él.
Enhoramala se despertó
y a su lado solo había una masa blanda
y casi líquida.
Parecía un gigantesco helado
—puesto al sol—
con camisón en vez de barquillo.

El crimen o el suicidio poco dicen,
idénticos fines consiguen:
lentas descomposiciones de cuerpos orgánicos.
La vida enflaquecida ahuyenta
el arte del amor.
La condena es suave,
pero la muerte invade el desespero
—la miseria—.

Aquella mujer cuya inútil vida
significaba perder hasta el dolor,
mas no la sombra del charco.

Derretirse hasta llevarlo literalmente al extremo, hasta el líquido, al charco, al residuo no reciclable... me gustó cómo plasmaste la idea, Carmen, lo que parece un darse, una rendición que se convierte en reivindicación, casi rebeldía, en el último verso.

Un placer la lectura. Un cordial saludo.

Estoy segura de que Carmen aprecia que la nombres en otros poemas. Me presento: me llamo Ana, tanto gusto.
Me alegra saber que mi poema te gusta.
Un saludo.

Jajaja... disculpas por el error, Ana, encantado de conocerte!

Ana García escribió:La vida enflaquecida ahuyenta
el arte del amor.
La condena es suave,
pero la muerte invade el desespero
—la miseria—.

Aquella mujer cuya inútil vida
significaba perder hasta el dolor,
mas no la sombra del charco.

Va la obra in crescendo hasta la notable estrofa final que no me he tomado la molestia de remarcar porque tú mismo lo has hecho, destacando esa metáfora final que me ha parecido una genialidad. Vuelves a tocar con acierto la disfuncionalidad de la pareja cuando trascurre el tiempo.
No me suena bien, solo por la cercanía, la asonancia dicen/consiguen.
Un besazo y salud

Hermoso e interesante trabajo, amiga Ana.
Felicidades.
Abrazos.

Hallie Hernández Alfaro escribió:La sombra del charco, extrañamente quieta, parece calcar el brillo de una piedra preciosa.
No todo fue en vano, sentimos al verla sujeta a la pequeña gloria del recuerdo.
Por ella, el poema entrega cuentas claras y muy satisfactorias.

Otro abrazo, querida amiga.

PS: muy bueno eso de las fases de tu escritora, déjala tomar el mando que siempre irá varios pasos más adelante que tú.

Haré caso de tu consejo, Hallie, no me queda otra. Ella manda.
Tendría que analizar que me pasa a mí con los charcos. Creo que tengo otro/s poemas con el tema.
Gracias por estar siempre en mis cosas.
Un fuerte abrazo.

Julio Gonzalez Alonso escribió:No sin cierta acritud pasas por la experiencia del amor y sus arrasadoras consecuencias que, sin necesidad de llegar a casos tan extremos, sí extenúan el alma y los sueños. Hay que saber contar como tú lo haces una situación así. Nos haces vivir una experiencia inédita y a la vez devastadora. Un abrazo.
Salud.

Si me hubieran dicho, hace años, que iba a cantar al amor mi respuesta hubiera sido: Estás loco de remate. Pero, cuanto más indago en él veo que tiene muchas aristas que contar.
Gracias por tus palabras.
Un abrazo.
Salud.