La disección del libro (y un poquito de Dickens)
Publicado: Dom, 29 Nov 2020 1:26
Me dijo un amigo que leer da cultura,
te alimenta de sabiduría y te ausenta de ignorancia.
Y yo, desmesurado y hambriento,
convertí el trasiego de mi tiempo
en denostar tan preciado tesoro,
acoplando a mi mente trashumante
los albores de lecturas,
con su constante lucha de palabras,
vocablos, símbolos y signos.
Observé la batalla constante del escritor
con su creación, con su desarrollo temático,
para comprobar que las palabras se chocan,
que las frases,
en cualquier situación y orden,
originan pensamientos inadecuados
y contextos límite,
donde una coma es un motivo de sosiego,
un punto, es parte de un instante de relax,
un signo de admiración, un golpe en la mesa,
o una desagradable protesta de voz en silencio.
Por un momento,
dejé que los ojos devoraran frases sin más,
durante una gincana en busca del sinsentido;
obviamente tropecé con la zona oscura de la obra,
por un lapso, evoqué la voz de mi amigo,
y comprendí, sin nada que entender,
que nada había entendido, ni nada tenía lógica,
más allá de un montón de palabras escritas.
Y así llegué a una conclusión,
casi todo en la vida te enseña,
te alimenta, te sugiere,
mas, casi todo mal realizado,
mal estructurado, mal diseñado,
da origen a un caos sin remedio.
Así que, tal vez sin ninguna gana de hacerlo,
me di cuenta que leer no te da cultura,
no te nutre de sabiduría,
no alivia la ignorancia.
La mayor enciclopedia no dispone de hojas,
no dispone de signos de interrogación,
de comas, puntos o acentos,
no se escribe en unos días,
unas semanas o unos meses;
quizás no cure la incultura,
no doctore al ciudadano de a pie,
pero si te enseña a vivir.
Luego, cada cual la interpreta a su manera,
a su situación,
a su suerte y a su propia vida.
Un libro es un arma demasiado peligrosa.
Si es bueno, es una genialidad,
si se sabe leer, una maravilla.
Si es mediocre, será leído por mediocres,
nada útil aportará.
Si no se sabe leer, algo innecesario,
algo vacío, sin escrúpulos.
Como dijo el gran Charles Dickens:
“Hay libros de los cuales la parte de atrás y las cubiertas son de lejos las mejores partes.”
Claro, ¿no?
te alimenta de sabiduría y te ausenta de ignorancia.
Y yo, desmesurado y hambriento,
convertí el trasiego de mi tiempo
en denostar tan preciado tesoro,
acoplando a mi mente trashumante
los albores de lecturas,
con su constante lucha de palabras,
vocablos, símbolos y signos.
Observé la batalla constante del escritor
con su creación, con su desarrollo temático,
para comprobar que las palabras se chocan,
que las frases,
en cualquier situación y orden,
originan pensamientos inadecuados
y contextos límite,
donde una coma es un motivo de sosiego,
un punto, es parte de un instante de relax,
un signo de admiración, un golpe en la mesa,
o una desagradable protesta de voz en silencio.
Por un momento,
dejé que los ojos devoraran frases sin más,
durante una gincana en busca del sinsentido;
obviamente tropecé con la zona oscura de la obra,
por un lapso, evoqué la voz de mi amigo,
y comprendí, sin nada que entender,
que nada había entendido, ni nada tenía lógica,
más allá de un montón de palabras escritas.
Y así llegué a una conclusión,
casi todo en la vida te enseña,
te alimenta, te sugiere,
mas, casi todo mal realizado,
mal estructurado, mal diseñado,
da origen a un caos sin remedio.
Así que, tal vez sin ninguna gana de hacerlo,
me di cuenta que leer no te da cultura,
no te nutre de sabiduría,
no alivia la ignorancia.
La mayor enciclopedia no dispone de hojas,
no dispone de signos de interrogación,
de comas, puntos o acentos,
no se escribe en unos días,
unas semanas o unos meses;
quizás no cure la incultura,
no doctore al ciudadano de a pie,
pero si te enseña a vivir.
Luego, cada cual la interpreta a su manera,
a su situación,
a su suerte y a su propia vida.
Un libro es un arma demasiado peligrosa.
Si es bueno, es una genialidad,
si se sabe leer, una maravilla.
Si es mediocre, será leído por mediocres,
nada útil aportará.
Si no se sabe leer, algo innecesario,
algo vacío, sin escrúpulos.
Como dijo el gran Charles Dickens:
“Hay libros de los cuales la parte de atrás y las cubiertas son de lejos las mejores partes.”
Claro, ¿no?