Cuando un fan se empeña y se empeña, llega hasta el fondo del vaso y rebusca en el desván de los recuerdos hasta encontrar todo material referente a su objeto de estudio. Esto pasa con la música, con el cine, con la literatura… Y con el culto a todo lo que es de culto. Un deseo inagotable que persigue una empresa imposible: abarcarlo todo.
Si un seguidor quiere llegar hasta el final, asumiendo todas las consecuencias, debe ver el mundo a través de los ojos de quienes para él hacen música, ruedan pelis o escriben libros. Y cuando como espectador se empieza por uno, después se pasa a otro que se ha conocido a partir del primero… hasta llegar a todas las órbitas posibles, surcando cada esquina del producto cultural hasta empezar otra vez de nuevo.
Los comienzos varían, y pueden pasar por la puerta de tu casa en forma de sintonía de cabecera para un programa de televisión, la historia de Peter Pan o una fría tienda de comestibles ultramarinos. Todos los caminos conducen a Vainica Doble. Referencias como todas estas, por supuesto en otro orden o en cualquiera de los posibles, son las que han recorrido los admiradores de este dúo, el más influyente en la música española.
Libros Walden y La Fonoteca reeditan precisamente el libro de un admirador: Fernando Márquez, que se sienta con las Vainicas en tres conversaciones de sobremesa. En la transcripción de estas tres charlas cuentan la historia de su amistad -y la de su música, sus canciones y sus discos- desde que se conocieron hasta el año 1982, fecha del manuscrito original. Además, aparte de las opiniones y declaraciones de personajes cercanos que aparecieron en su día -Jaime Chávarri o Luis Eduardo Aute son algunos de ellos-, para esta nueva edición se ha contado con testimonios directos como el de Lorena Álvarez, Teresa Iturrioz (Aventuras de Kirlian, Le Mans y Single) o Paco Clavel.
Por todo ello, este es un libro que no puede faltar en la colección de todo fiel que se precie, además de un buen primer contacto con el universo tan característico del dúo formado por Carmen Santonja y Gloria Van Aerssen.