Naturalmente babélicos
Publicado: Lun, 28 Sep 2020 8:36
Algo tembló en aquel recinto cuando las columnas se sacudieron,
se llevaron al ángel tallado en el mármol,
hubo pues una muerte lenta y ligera,
como la ventisca que hace caer al fruto de sus hojas,
una cápsula que se abría hacia otro mundo,
algo de lo que hablar en un discurso.
Pero esta vez era distinto, ya no olían las fragancias,
los cuerpos eran uno,
la palabra dormía en el pecho del ruiseñor,
epifanía, acaso, de una composición sin becuadros ni silencio.
Y estridente se prolongó la madrugada,
sobre letras ya en desorden;
cánticos a las plateas cubiertas por el musgo,
la sensación de asistir quizá a un feedback literario,
donde conseguir que las tapias se cerrasen.
Congregación de cielos en los espejos,
enterrados en la arena, en el mineral sutil del diamante,
atriles y cuchillos que creaban tensión y controversias.
Los suspiros y sobrecogedores soliloquios
adquirieron el tono de las ideas fijas,
y hablar entonces con un semejante era viable,
pero jamás lo fue ejercer de maestro.
No, mi vida, no sabes cosas que yo no haya probado o que no sepa.
Hablas el idioma de Babel.