Editorial Alaire

Sin su alma que no canta
(Romance al amor que se extraña)


En la noche con la luna,
la luz y risa expiraba,
y los sueños en reposo
entre los nimbos hablaban;
algunos eran abyectos
reflejando las patrañas,
y otros eran errabundos
viajando entre las mil capas
de los años, donde imperan
el aquilón y la casa
de mi mujer, y crisoles
para fraguar la estragada
fuente de mi corazón.
Hoy despierto con el alba
con un hogar albo y estoico,
depurando los mañanas
y blandiendo su gran huida,
con tristeza que no calla
lágrimas de amor y muerte,
sin su alma que no canta.

Muy buena dedicatoria muy sentida, Ricardo, un romance que nos aporta un gran sentimiento guardado sobre la persona que fue un gran amigo. Te felicito amigo.
Un abrazo.

Precioso, amigo Ricardo. Tus letras brillan como el oro y es que tu pluma está hecha del mismo metal. Mi sincera enhorabuena. Salud, amigo.

Como siempre que te leo, salgo inspirado de tus letras.
¿No es acaso eso la armonía?
Eres un escritor, un poeta versátil, y escribes con una pulcritud increíble.
Gran homenaje, sin duda, tocas la fibra sensible, escribas lo que escribas.
Abrazos y felicidad,

Qué letras, maestro. Hasta mí llega "Compartir", quizá no haya otra palabra más sabia.
El valor te avala.
Gracias, Ricardo Serna G
Un fuerte abrazo

Tan bello como evocador trabajo, amigo Ricardo.
Abrazos.

Te has ido amigo y tu alma sigue cantando en nuestros oídos porque sigues aquí.
Se te va a extrañar mucho.
Un abrazo

Ricardo Serna G escribió:Sin su alma que no canta
(Romance al amor que se extraña)

A un amigo de mi pueblo

En la noche con la luna,
la luz y risa expiraba,
y los sueños en reposo
entre los nimbos hablaban;
algunos eran abyectos
reflejando las patrañas,
y otros eran errabundos
viajando entre las mil capas
de los años, donde imperan
el aquilón y la casa
de mi mujer, y crisoles
para fraguar la estragada
fuente de mi corazón.
Hoy despierto con el alba
con un hogar albo y estoico,
depurando los mañanas
y blandiendo su gran huida,
con tristeza que no calla
lágrimas de amor y muerte,
sin su alma que no canta.

Así hemos despertado sin ti, bello poeta y todavía aún más luminosa personalidad. Descansa en paz, amigo, ya casi amanece para la Gloria de Dios.

El último poema de Ricardo Serna.