Editorial Alaire

Un día me senté en el portal,
en el portal de casa,
y no sé muy bien lo que ocurrió
pero me dio por pensar,
¡maldita sea!
Vi que la calle no creció conmigo,
que era la misma
con dos farolas más,
esas que me tuvieron a oscuras
tantas noches;
pero los adoquines lucían nuevos.
Levantaron el asfalto, años atrás,
y le aplicaron una capa
de treinta y cinco centímetros
para recubrir todas sus imperfecciones.
Ahora está perfecta y mi casa se ha hundido
treinta y cinco centímetros.
Me costó levantarme del portal casi inexistente
y para volver a entrar a casa,
a mi vida seguramente,
tuve que inventarme un par de escalones.
Todo perfecto...
…solo que en los días de lluvia
se me inunda la vida.

Alonso Vicent escribió:Un día me senté en el portal,
en el portal de casa,
y no sé muy bien lo que ocurrió
pero me dio por pensar,
¡maldita sea!
Vi que la calle no creció conmigo,
que era la misma
con dos farolas más,
esas que me tuvieron a oscuras
tantas noches;
pero los adoquines lucían nuevos.
Levantaron el asfalto, años atrás,
y le aplicaron una capa
de treinta y cinco centímetros
para recubrir todas sus imperfecciones.
Ahora está perfecta y mi casa se ha hundido
treinta y cinco centímetros.
Me costó levantarme del portal casi inexistente
y para volver a entrar a casa,
a mi vida seguramente,
tuve que inventarme un par de escalones.
Todo perfecto...
…solo que en los días de lluvia
se me inunda la vida.

----------------------------------------------

El final.... no puede ser más mejor. Por inesperado, por real, porque dos escalones marcan y mucho. Como los naranjos y/ o el mar, el romero, todas esas cosas importantes marcan.
Un poco para consolarte, algo sí cambió contigo.. las dos farolas de más, que , hasta es posible te fastidiaran un poco las noches de estrellas.
Abrazos mediterráneos xiquet.

Ja ja ja ja, no eres el primero ni el último que se encuentra con tal dificultad cuando los ayuntamientos hacen obras pensando a medio gas.
Me ha hecho gracias el tema, e incluso, te he visto sentado en ese portal forzando las piernas para levantarte.
Enhorabuena.

Alonso Vicent escribió:Un día me senté en el portal,
en el portal de casa,
y no sé muy bien lo que ocurrió
pero me dio por pensar,
¡maldita sea!
Vi que la calle no creció conmigo,
que era la misma
con dos farolas más,
esas que me tuvieron a oscuras
tantas noches;
pero los adoquines lucían nuevos.
Levantaron el asfalto, años atrás,
y le aplicaron una capa
de treinta y cinco centímetros
para recubrir todas sus imperfecciones.
Ahora está perfecta y mi casa se ha hundido
treinta y cinco centímetros.
Me costó levantarme del portal casi inexistente
y para volver a entrar a casa,
a mi vida seguramente,
tuve que inventarme un par de escalones.
Todo perfecto...
…solo que en los días de lluvia
se me inunda la vida.

Igual puede ser real que simbólico. Da lo mismo, el poema está muy bien llevado
Abrazos
Pilar

Alonso Vicent escribió:Un día me senté en el portal,
en el portal de casa,
y no sé muy bien lo que ocurrió
pero me dio por pensar,
¡maldita sea!
Vi que la calle no creció conmigo,
que era la misma
con dos farolas más,
esas que me tuvieron a oscuras
tantas noches;
pero los adoquines lucían nuevos.
Levantaron el asfalto, años atrás,
y le aplicaron una capa
de treinta y cinco centímetros
para recubrir todas sus imperfecciones.
Ahora está perfecta y mi casa se ha hundido
treinta y cinco centímetros.
Me costó levantarme del portal casi inexistente
y para volver a entrar a casa,
a mi vida seguramente,
tuve que inventarme un par de escalones.
Todo perfecto...
…solo que en los días de lluvia
se me inunda la vida.

Igual puede ser real que simbólico. Da lo mismo, el poema está muy bien llevado
Abrazos
Pilar

Si es que por muchas capas de asfalto que se den, sin escalones inventados cuesta llegar a algunos sitios de la memoria. Y la lluvia, a pesar de sus beneficios, siempre ha sido un poco cabrona. Excelente poema, Alonso. Un gran abrazo amigo.

Tierno poema. Muchas cosas no crecieron con nosotros. Aunque las recordemos más grandes, en nuestros sueños de niños.
Y sí, se nos inunda la vida. Por eso hemos aprendido a llover también nosotros.
Tu poema es una bonita lluvia, amigo.

Extraordinario poema con un cierre acertadísimo, querido Alonso. He sentido como que estaba sentado a tu lado en el portal de tu casa.
Enhorabuena, amigo. Fue un placer transitar tus versos.
Un fuerte abrazo

Hermoso trabajo, amigo Alonso.
Abrazos.

Concha Vidal escribió:

Alonso Vicent escribió:Un día me senté en el portal,
en el portal de casa,
y no sé muy bien lo que ocurrió
pero me dio por pensar,
¡maldita sea!
Vi que la calle no creció conmigo,
que era la misma
con dos farolas más,
esas que me tuvieron a oscuras
tantas noches;
pero los adoquines lucían nuevos.
Levantaron el asfalto, años atrás,
y le aplicaron una capa
de treinta y cinco centímetros
para recubrir todas sus imperfecciones.
Ahora está perfecta y mi casa se ha hundido
treinta y cinco centímetros.
Me costó levantarme del portal casi inexistente
y para volver a entrar a casa,
a mi vida seguramente,
tuve que inventarme un par de escalones.
Todo perfecto...
…solo que en los días de lluvia
se me inunda la vida.

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El final.... no puede ser más mejor. Por inesperado, por real, porque dos escalones marcan y mucho. Como los naranjos y/ o el mar, el romero, todas esas cosas importantes marcan.
Un poco para consolarte, algo sí cambió contigo.. las dos farolas de más, que , hasta es posible te fastidiaran un poco las noches de estrellas.
Abrazos mediterráneos xiquet.

Hola Concha. Y cuánto que eché de menos esas dos farolas cuando era pequeño y tenía que atravesar un descampado con un río y un cañar a un lado, y la oscuridad al otro.
Mucho han cambiado los tiempos, incluso la casa. Esta de hoy no es la misma de hace tanto. No es la del cañar y el río, pero sí la del portal inundable.
Demà a collir taronja, primer dia. Pot ser ens envíen a Ondara o a Denia… allí sempre s’adelanta la temporà.
Una abraçada, Concha, costanera.

Antonio Arjona escribió:Ja ja ja ja, no eres el primero ni el último que se encuentra con tal dificultad cuando los ayuntamientos hacen obras pensando a medio gas.
Me ha hecho gracias el tema, e incluso, te he visto sentado en ese portal forzando las piernas para levantarte.
Enhorabuena.

Y no hablemos de las rotondas, que cuando un ayuntamiento hace una, hay que modificarla tres veces.
Ahora, cuando me siento en el portal, lo hago hacia la parte de dentro; es mucho más fácil levantarse, je je.
Muchas gracias, Antonio, y un abrazo.

Pilar Morte escribió:

Alonso Vicent escribió:Un día me senté en el portal,
en el portal de casa,
y no sé muy bien lo que ocurrió
pero me dio por pensar,
¡maldita sea!
Vi que la calle no creció conmigo,
que era la misma
con dos farolas más,
esas que me tuvieron a oscuras
tantas noches;
pero los adoquines lucían nuevos.
Levantaron el asfalto, años atrás,
y le aplicaron una capa
de treinta y cinco centímetros
para recubrir todas sus imperfecciones.
Ahora está perfecta y mi casa se ha hundido
treinta y cinco centímetros.
Me costó levantarme del portal casi inexistente
y para volver a entrar a casa,
a mi vida seguramente,
tuve que inventarme un par de escalones.
Todo perfecto...
…solo que en los días de lluvia
se me inunda la vida.

Igual puede ser real que simbólico. Da lo mismo, el poema está muy bien llevado
Abrazos
Pilar

Real es… y simbólico. Siempre tienes buena vista para ligar imágenes. Me encantó el comentario.
Un abrazo, Pilar, desde esta difícil orografía de mi aldea.

Luis M. escribió:Si es que por muchas capas de asfalto que se den, sin escalones inventados cuesta llegar a algunos sitios de la memoria. Y la lluvia, a pesar de sus beneficios, siempre ha sido un poco cabrona. Excelente poema, Alonso. Un gran abrazo amigo.

No hay otra; cuando llueve de poniente hay que quitar la alfombra y coger la fregona. Todo tiene arreglo. Y si no me pilla en casa, el agua sale por el patio de abajo y santas pascuas, je je.
Un abrazote, Luis, y aquí estamos por si quieres venir.

Alonso


Situación que pasa por los cambios,
la vida nos entrega sorpresas,
hasta el equilibrio
emocional podemos perder..

Me encantó tu poema, querido amigo
gracias por compartir..



Un abrazo fuerte

Ulises C.J. escribió:Tierno poema. Muchas cosas no crecieron con nosotros. Aunque las recordemos más grandes, en nuestros sueños de niños.
Y sí, se nos inunda la vida. Por eso hemos aprendido a llover también nosotros.
Tu poema es una bonita lluvia, amigo.

Muchas cosas cambiaron desde aquellos años en los que un cañar parecía un bosque y un solar un siniestro submundo sin iluminación y con un miedo persiguiéndonos las espaldas cada vez que había que cruzarlo por la noche para llegar a casa.
Muchas gracias, Ulises, que aguantando la lluvia de los años seguimos.
Un gran abrazo.