Carta abierta a Rafel
Publicado: Jue, 06 Ago 2020 14:18
Me siento encadenado cuando escribo en verso, Rafel, lejos del que requiere el lenguaje sibilino de la poesía, ese que deja al lector dudas razonables, ambigüedades hermosas y abiertas a la paradoja vital y a la angustia del hombre que decide enfrentarse a su destino, en la interpretación de lo que ha leído, creando así un halo de misterio y de profundidad. Pero cuando escribo en prosa, después de este cara a cara con el toro, me siento ese escalador que transita por las rampas descarnadas del Ventoux como si fueran la cuesta, más bien corta y tendida del Morro.
Te estimo, Rafel, verdaderamente, como hombre y como poeta, y no me importa constatar en tus decisiones un tufillo innegable de conservadurismo, estando yo, sin duda, en el lado opuesto en este importante matiz que suele adornar nuestra vida y sus acciones. Un escrito puede darnos la medida exacta de nuestras equivocaciones, pero puede ser un gran escrito que entre por derecho propio en aquello indefinible que llamamos literatura, y otro puede estar cargado de razón y ser justamente olvidable. Soy un enamorado de las revistas que afloraron en la Dictadura algo blanda de Primo de Rivera y consiguieron su esplendor en la II República, con el lamento eterno de que Larra no podía haber estado allí.
Mi actitud hacia ti es la contraria a la que suele tener un forista al uso, ellos te comentan y se esmeran en hablar de tus hazañas con nuestra querida lengua. Pienso que tienes demasiadas obligaciones y no le dedicas a la poesía el tiempo que nos exige. Tus poemas están, para mí demasiado intelectualizados, muestran una riqueza de léxico encomiable, pero muchas de esas palabras no visten bien con la eufonia. Si fueras uno más estoy seguro de que, quizás, no hubiera dejado de comentar, sopesadamente, ni uno de tus poemas. Soy un producto genuino del Tardofranquismo, del País y de la Transición
He dejado de lado a uno de los dos foros en los que estoy inscrito. Escriben algo sobre mis poemas pero en la mayoría de los casos solo describen lo que es obvio, lo que dicen explícitamente mis oraciones y sin echar las campanas al vuelo, paso por ser vanidoso porque busco Litaratura donde no suele haberla, y se da el caso curioso de que reciben más halagos personas que, a tientas y ya a una cierta edad y con tiempo, empiezan a introducirse como pueden en el destino, siempre incierto y desagradecido de la Poesía
Te estimo, Rafel, verdaderamente, como hombre y como poeta, y no me importa constatar en tus decisiones un tufillo innegable de conservadurismo, estando yo, sin duda, en el lado opuesto en este importante matiz que suele adornar nuestra vida y sus acciones. Un escrito puede darnos la medida exacta de nuestras equivocaciones, pero puede ser un gran escrito que entre por derecho propio en aquello indefinible que llamamos literatura, y otro puede estar cargado de razón y ser justamente olvidable. Soy un enamorado de las revistas que afloraron en la Dictadura algo blanda de Primo de Rivera y consiguieron su esplendor en la II República, con el lamento eterno de que Larra no podía haber estado allí.
Mi actitud hacia ti es la contraria a la que suele tener un forista al uso, ellos te comentan y se esmeran en hablar de tus hazañas con nuestra querida lengua. Pienso que tienes demasiadas obligaciones y no le dedicas a la poesía el tiempo que nos exige. Tus poemas están, para mí demasiado intelectualizados, muestran una riqueza de léxico encomiable, pero muchas de esas palabras no visten bien con la eufonia. Si fueras uno más estoy seguro de que, quizás, no hubiera dejado de comentar, sopesadamente, ni uno de tus poemas. Soy un producto genuino del Tardofranquismo, del País y de la Transición
He dejado de lado a uno de los dos foros en los que estoy inscrito. Escriben algo sobre mis poemas pero en la mayoría de los casos solo describen lo que es obvio, lo que dicen explícitamente mis oraciones y sin echar las campanas al vuelo, paso por ser vanidoso porque busco Litaratura donde no suele haberla, y se da el caso curioso de que reciben más halagos personas que, a tientas y ya a una cierta edad y con tiempo, empiezan a introducirse como pueden en el destino, siempre incierto y desagradecido de la Poesía