Quédate en casa 2

Cuentos, historias, relatos, novelas, reportajes y artículos de opinión que no tengan que ver con la poesía, todo dentro de una amplia libertad de expresión y, sobre todo, siempre observando un escrupuloso respeto hacia los intervinientes.

Moderador: Hallie Hernández Alfaro

Avatar de Usuario
Marius Gabureanu
Mensajes: 3500
Registrado: Jue, 29 Nov 2012 4:09
Ubicación: Reino Unido

Quédate en casa 2

Mensaje sin leer por Marius Gabureanu »

-Y ¿qué pasó con tu lado más rebelde?
-¿Te parece poco guiar dos cometas en su caída?
-Ja, ja.
- Cada día se acercan más a la tierra, a máxima velocidad.
- Mi hija se parece a un agujero negro. Aún estando lejos de ella, absorbe mi vida. He llegado al punto de pensar sin palabras y hablarle con el silencio.
-Asegúrate que sepa descodificar tu silencio. No creas que simplemente con decirle hola, sabrá cuánto la quieres. Los te quiero escondidos detrás de otras palabras son lo que son espinas para las rosas.
-Y ¿tú tienes la capacidad de probar el amor hacia ellos todo los días?
-¿Hay realmente, alguna palabra, que no necesite justificación? Recuerda, Cristobal, nuestras peleas de cuando éramos niños. A los días de estar enfadados uno con el otro, casi siempre dividíamos la culpa. Eso también sucede en la relación padre-hijo. Nunca podrás cargar toda la culpa o asumir que los errores fueron solo tuyos. Te puedes imaginar esto, pero hay que tener en cuenta que ella también se imagina que la culpa es de ella. Y lo irá reflejando en su forma de ser volviéndose menos sociable, guardando todo el espacio que abarca su ser para el día del reencuentro, terminará por identificarse con la soledad, lo mismo que tú. No hay otro espejo, tu hija eres tú.
-¿Sabes qué? Me pone nervioso el tono tan calmo de tu voz hablando de esos temas.
-No has cambiado nada, ¿verdad? Siempre a la defensiva. Cuando jugábamos al escondite, eras el que siempre se escondía, y en ese juego de guerra, siempre elegías a los indios y yo me quedaba con los soldaditos.
-Joder, sí ¿¡recuerdas todas esas cosas?! Pues te cuento que tú tampoco has cambiado. Ha cambiado tu trono, ya no es una silla de madera de tres patas sino un sofá cómodo, y desde esa posición privilegiada te parece que puedes juzgar al mundo a tu gusto. Deberíamos de darnos palmadas cada vez que una lágrima se nos escurre por las mejillas sin explicación, razonar con nuestro propio dolor.
-Y¿tú donde estás ahora mismo?
-Tumbado en la cama.
-Todavía peor, hermano, todavía peor. Apuesto que estás sin ducharte y con una cerveza en la mano.
-Para tu información he dejado de beber hace dos semanas, cuando empezó la crisis. Ya sé yo que cuando llamas hermano a alguien, viniendo de tu parte, que fuiste hijo único, hay una dosis de rencor, ¿es algo que te sigue afectando verdad? Pero tómalo de esta manera: entre menos personas tuviste a tu lado, menos personas pudiste herir.
-Esa es tu filosofía, son las mismas razones que te impiden rehacer tu vida después del divorcio.
-Yo creo que hasta aquí llegamos por hoy. Por mucho que asustes a los caracoles, seguirán su camino con la misma velocidad. Hasta otro día, viejo enemigo.
-Cristobal, espera. Le he hablado mucho a mi hijo de ti, y ahora sabe que estás al otro lado de la línea. Quiere decirte algo. ¿Te lo paso?
-Vale.
-Hola, ¿está allí, señor?
-Hola, pero qué voz tan poderosa y más decidida que la de tu padre, ¿Cuántos años tienes?
Ocho años, señor, pero tengo sangre de guerrero, por eso hablo así.
-Vaya, sangre de guerrero, dices. Entonces debes llevar también un nombre de guerrero. ¿Cómo te llamas?
-Sí señor, mi padre me ha dicho que mi nombre viene de un gran guerrero que ha vencido con las manos vacías a las bestias de la oscuridad. Me llamo Cristobal.
-Yo también me llamo Cristobal, y si tu padre dijo esto tenemos que creerlo. Somos los dos guerreros. Y ¿tú en que guerra estás?
-Estoy luchando contra unas fuerzas invisibles que hacen que mi hermana tenga pesadillas. No me gusta cuando mi hermana llora, a no ser que yo la haga llorar.
-Ja,ja, me haces reír. Y¿cómo sabes que ella no tiene pesadillas contigo?
-Pues me las cuenta, y no estoy en ninguna. Dice que se siente envuelta mientras duerme en hilos de araña pero las arañas son invisibles.
-¡Ja,ja! ¿Será que hay arañas invisibles?
-Creo que sí, señor, si mi hermana lo dice.
-Venga, pues te dejo luchar contra las arañas invisibles, a ver si acabas con todas antes de que llegue la noche, para que tu hermana duerma bien. Espero muy pronto conocerte en persona para que me enseñes la técnica que usas para aniquilarlas. Pásame a tu padre al teléfono, por favor. Muchos abrazos, Cristobal.
-Los guerreros no se dan abrazos, señor; se saludan llevando su mano a la frente en signo de respeto.
-Pues yo llevaría mis dos manos a la frente ahora mismo si no fuera por el móvil, que lo tengo que sostener, ja,ja.
-Mi padre dice que está muy ocupado y no puede hablar.
-Espera, no cuelgues. Dile que es algo importante, solo le voy a robar dos segundos.
-Aquí está, ya se lo paso.
-Cristobal, ya han pasado los dos segundos, me temo que te tengo que colgar.
-Miguel, ¿cómo has podido hacerme esto? Poner mi nombre a tu hijo. No sé si llorar o reír.
-Las dos, viejo amigo, las dos...
-¿Por qué lo has hecho?
-En mi necedad, cuando mi hijo nació, recordé nuestra tumultosa amistad, esa manera nuestra de contradecirnos en casi todo, recordé lo que significa vivir porque la vida nos contradice a cada momento. No han habido, después de ti, muchas personas que se atrevieron a contradecirme. Pero mi hijo, sí. El día que nació, lo vi por primera vez, a las dos horas de evadir del vientre de su madre, digo evadir porque nació prematuramente, y cuando me vio empezó a gritar, no lloraba sino gritaba, tío, a todo pulmón, como reprochándome
que había llegado demasiado tarde, que ya no me necesitaba. Y así.
-Y ¿por eso lo hiciste? Ja,ja. Mira que yo de guerrero no tengo mucho, tal vez aprenda de tu hijo.
-Tal vez, sí. Hay un misterio en su mirada que me recuerda a ti. Cada mañana cuando abre los ojos lo que hace primero es saltar de su cama y mirar por la ventana. La primavera es capaz de llegar en cualquier día, pero nosotros no somos aptos para recibirla, es tu frase, Cristobal.
-Hay algo dentro de nosotros que solamente podemos hacer acontecer mirando a los árboles, y es que necesitamos fingir que la muerte nos gana, fingir todos los días que la muerte nos gana, lo mismo que los árboles se quedan sin hojas en otoño.
-Pues nada, ya sabes que estás invitado a mi casa, cuando quieras venir, te esperamos. Desafortunadamente te tengo que dejar porque mis cometas están a punto de destruir la tierra, ja,ja.
Avatar de Usuario
Ana García
Mensajes: 3056
Registrado: Lun, 08 Abr 2019 22:58

Re: Quédate en casa 2

Mensaje sin leer por Ana García »

Ves, Marius, conversaciones así son las que yo necesito junto a un café. Inteligentes, risueñas, dicharacheras, tiernas a más no poder y un montón de cosas más.
Tengo que volver a leerte otra vez porque ya van dos y sigo sacando cosas nuevas, como si el texto tuviera vida propia y cambiara los diálogos.
Quería dejarte un aplauso enorme, igual que el abrazo.
Sigue, sigue, sigue.
R. M. Alemán
Mensajes: 505
Registrado: Jue, 16 Feb 2017 3:03

Re: Quédate en casa 2

Mensaje sin leer por R. M. Alemán »

Es una narrativa muy fresca, con mucho juego entre líneas, jugoso, sí, y herramientas las que quieras, se palma... Mucho por decir. Espero.
Un gusto, Marius Gabureanu.
Saludos
Responder

Volver a “Foro de Prosa”