Confín

[Pablo Ibáñez]

Gracias Ferreiro. Me alegro que te guste, amigo. Muy honrado por tu paso.

Abrazos.

[Pablo Ibáñez]

Gracias Concha,

es un honor para mí recibir tu elogioso comentario. Me gusta mucho tu poesía, así que es una satisfacción que vengas a visitarme.

Abrazos.

[Pablo Ibáñez]

Gracias Ricardo, me alegro que te haya gustado, amigo.
Abrazos.

[Pablo Ibáñez]

Gracias Ramón, paisano. Un placer que vengas a verme, me alegro que te guste.

Abrazos.

[Pablo Ibáñez]

Gracias Pablo, un honor tu visita, amigo. Me alegro que te haya gustado.
Abrazos.

[Pablo Ibáñez]

Rafel, gracias por tu visita, amigo. Me alegro que te guste.
Te mando un abrazo hasta tu isla.

[Pablo Ibáñez]

Gracias Silvia.

Un honor para mí tu paso y comentario. Me alegro que te haya gustado.
Abrazos.

[Ventura Morón]

No puedo poner una onomatopeya por que no es plan...pero es lo que me pido el cuerpo. Quizás porque el cuerpo ha quedado dibujado de manera excelsa, el cuerpo como una suma de dos... ese tiempo detenido, derramado sin límites, saboreado y reconocido, vivido y en un contexto que parece dejar pinceladas sobre la piel húmeda, como si pudiera hacerse lienzo imperecedero para un paisaje que quedara para siempre tatuado en la brevedad brillante de esos cuerpos.
Me ha encantado Pablo. Los dos versos últimos parecen querer descabalgarse, queriendo. Van como a su bola, se salen del poema. Es como si el testimonio pesara más que el lirismo, como si no pudiera dejarse ya sitio, consumadas las letras en el recuerdo de la imagen descrita.
Un placer grande venir y disfrutar de este poema tan hermoso amigo.
Fuerte abrazo

[C.P. Fernández]

Precioso poema, Pablo, que me ha encantado. Mi enhorabuena.

Un abrazo.

[Rosa Marzal]

¡Qué maravilla, Pablo! Un poema exquisito, que atrapa desde el primer verso.

Felicidades, amigo.

Un abrazo.

[Ramón Carballal]

Hermoso y evocador poema. Como siempre escrito con maestría. Un abrazo.

[Rosario Martín]

Malos tiempos para los abrazos, para dar la espalda y volver a los abrazos,
en un confinamiento de distancias obligadas.
El poema es precioso, Pablo, un placer de lectura y de voz.
Un abrazo y cuídate mucho.

[Ricardo Serna G]

Audio:

Yacías confinada en mi sudor, y yo en el tuyo. Día y noche,
reflectaban distintas claridades las lomas de tu cuerpo, que se abría
encaramado a mí: un peso jadeante y leve, húmedo,
tu piel de brillo lento,
las pupilas de animal enfebrecido.

De repente nos odiábamos. Saciada juventud
repelía el sabor contrario de otra carne. Me dabas
la espalda, y el paisaje absorbía tus sentidos a través de la ventana:
la Costa de Collares, en su ciclo caleidoscópico de atmósferas,
la danza parsimoniosa de las boyas, la rula de pescado,
colmada de gaviotas que reían abundancia;
tu melena quieta y negra, refrigerándose en la almohada.

Restablecíamos el confín de brazos tras el sueño.
La merienda de labios como brevas, hinchados por el uso,
incitaba al siguiente maridaje —cuerpos vírgenes y nuevos,
frescos como el día primero que cruzamos el umbral
y cerramos la puerta de los cálculos, las sombras del futuro—.

Hoy vivo otro confín lejos del mar
y del amor. Y tú no estás.

Pablo


Magnífico poema, querido amigo

qué más puedo decir

me encantó...... aprendo con tus letras


Gracias


Un abrazo fuerte

[Lunamar Solano]

Vibrante, sensual, contundente... bellos versos querido amigo...
Un gusto leerte...cuídate mucho!!
Te abrazo con todo mi cariño...
Nancy

[Àlex Gállego]

Es de los poemas que te he leído que más me han gustado Pablo, si no el que más. Personalmente me gusta todavía más cuando aplicas tu técnica depuradísima y voz única a expresar el yo y no una historia en 3ª persona. Creo que el resultado es aún mejor de lo que suele ser ya de por sí. Muchas gracias por compartirlo.

Un abrazo