José

Cuentos, historias, relatos, novelas, reportajes y artículos de opinión que no tengan que ver con la poesía, todo dentro de una amplia libertad de expresión y, sobre todo, siempre observando un escrupuloso respeto hacia los intervinientes.

Moderador: Hallie Hernández Alfaro

Avatar de Usuario
Ana García
Mensajes: 3056
Registrado: Lun, 08 Abr 2019 22:58

José

Mensaje sin leer por Ana García »

Escribí este tema hace poco más de veinte años. Hoy lo he vuelto a sacar del baúl porque estoy escuchando a Nirvana.


¿Cómo se puede amar tanto que dé miedo?


“A pesar de todo el daño y el dolor,
no me arrepiento de un solo día”
Joel, The Boo Radleys

A la memoria del chico roto.



Todos tus ídolos, toda esa gente a la que alguna vez admiraste, están muertos. Se cansaron de vivir, se murieron. Ya no están, mi niño. No están ahí para pedirles consejo cuando te sientes perdido, aunque no sé si te lo darían. Las estrellas del Rock son como petardos: más o menos sabes que si les quemas el culo van a estallar y, sin embargo, no puedes predecir el alcance de la explosión. Pero tú, mi amor, les venerabas, bebías de sus palabras, escuchabas sus discos una y otra vez. Y ya ves, ellos no estaban allí, no estaban para detener el tiro certero en tu sien.
Supongo que les escogiste porque son diferentes, no tienen nada que ver con los demás grupos musicales y que, en cierto modo, se parecen bastante a ti.

Y luego lo de Kurt. Crecimos con él ¿te acuerdas? Escuchamos su Smell Like Teen Spirit y no podíamos creerlo. Otra muerte más. Nos compramos todos sus discos, devoramos las revistas que hablaban de él. Nos pasábamos las tardes traduciendo sus canciones, para luego, con esa voz rota tan tuya, tan mía, cantármelas con la guitarra.
¿Recuerdas cuando nos escapamos de casa durante un par de días? Fuimos al concierto en Madrid y cuando se nos acabó el dinero para volver, nos colamos en el tren sin billete.

Sé que no te va a gustar, José, pero he tenido que quitarme el pendiente de la nariz para una entrevista de trabajo. Ya sé que te prometí no ceder nunca, pero tengo que pagar el alquiler.

Todavía no lo entiendo mi amor, ¿tan cansado estabas de todo? Se veía venir las muertes de nuestros conocidos. Esas muertes que nos dejaron tan solos…
Las cosas se acaban para unos y empiezan para otros, y quizá ellos no, pero nosotros sí, nuestro amor nos hacía seguir hacia delante.

A veces, después de hacer el amor contigo, me parecía que todo volvía a ser nuevo para mí. Me gustaba abrazarte fuerte hasta quedarme dormida. Me gustaba dormir contigo y vivir contigo. Me despertaba la primera para poder besar tu cuerpo dormido, para conseguir tu primera sonrisa del día.
Me gustaba ser parte de ti y que tú fueras parte de mí y que las cosas fueran tal y como eran. No entiendo por qué a ti te afectó tanto, y no entiendo por qué lo hiciste, ni por qué no contaste conmigo. Yo siempre he estado ahí por si me necesitabas, lo sabes ¿verdad? Nunca te he dejado de lado.

Tú siempre fuiste distinto. Era algo que no podías esconder, resultaba tan evidente, que incluso los que hablaban un par de veces contigo se daban cuenta de ello. Tenías algo que te hacía especial, un espíritu libre decían. Me resultaba inquietante verte entre la gente, avanzando a contracorriente. Supongo que suicidarte era el desenlace lógico para tu forma de vida y de ver las cosas.
Te recuerdo fumando un cigarrillo en el parque, por la noche, con la guitarra entre tus manos. Sorprendiéndome con tus ideas sobre la vida y la muerte. Tus deseos de vivir, de soñar.

Siempre te he necesitado para sentir que podía seguir viviendo. ¡Ahora no sé!

Me levanto por las mañanas y no estás. Desayuno sola, duermo sola, sobrevivo sin darme cuenta de lo que hago. Soy una autómata sin fuerzas. Ha pasado ya un mes y debería sentirme más fuerte que al principio, pero no, estoy peor. ¡Te necesito desesperadamente!
Ya sé que te lo prometí, que encontré tu cinta y escuché tu voz y tu mensaje. Te prometí no llorar. Te prometí seguir adelante siempre. Hasta ahora sólo he cumplido lo primero, me dejaste tan vacía que no me quedan lágrimas para llorar tu pérdida, y por eso mismo dudo de conseguir lo segundo. ¡Estoy sola! Y me gustaría poder odiarte por ello.

He estado buscando la pistola, para acariciarla, para sentir en mi sien tus últimos momentos. No la encuentro mi amor.
¡Cómo voy a vivir sin ti! Si toda la vida hemos estado juntos, desde que mis padres compraron la casa al lado de la tuya, cuando yo no sabía hablar y tú estabas aprendiendo a ir al baño solo. No consigo recordar nada que no haya hecho sin que tú estuvieras a mi lado. Un amor así no se deja de buenas a primeras. Sé que no he hecho nada en la vida, pero entonces ¿por qué siento como si ya se hubieran acabado todos los plazos? Algunas de las cosas que hicimos juntos quedan ahora tan lejos. Creíamos, en serio, que el mundo giraba al ritmo de nuestro propio orden mental.

Estoy escuchando una canción que seguro recuerdas. Solíamos escucharla mientras hacíamos el amor, aunque no siempre. Sólo cuando estábamos tristes, es una de esas canciones que resultan hermosas precisamente porque son infinitamente tristes.

Sé que algún día tendrás una vida maravillosa.
Espero que seas una estrella en
el cielo de cualquier otro,
... pero ¿por qué, por qué, ...
... por qué no puede ser, no puede ser el mío?


Según la escucho puedo imaginarte resbalando sobre mi cuerpo, besándome, penetrándome una y otra vez. Y te siento a mi lado. No sé si es bueno o malo y lo peor de todo es que esta noche te quedarás durmiendo a mi lado, pero mañana
no podremos desayunar juntos.

Hoy no he ido a trabajar. He llamado por teléfono y he dicho que he estado vomitando toda la noche. No han puesto demasiadas pegas. Tengo el día para mí sola. Me he fumado un peta contigo, porque me apetecía sentirme algo surrealista. Hablar contigo lo es, ¿no es cierto mi amor?

Podría aprovechar y limpiar el apartamento un poco, o hacer cualquier otra cosa de esas que, en realidad, no valen para nada, pero no, me voy a quedar en la cama todo el día oyendo música, nuestra música, mi amor.

Ves, no quiero pensar en ti y siempre acabas colándote por algún hueco, vendrás a hacerme compañía y te tumbarás a mi lado como siempre, aunque la verdad, mi niño, es que antes calentabas más.

Estoy mal otra vez y te echo terriblemente de menos. Estoy triste contra ti, por haberte marchado de esa forma tan horrible, pero por más que lo intento no consigo enfadarme contigo. Estoy furiosa conmigo misma por no ser capaz de afrontarlo, de hacerme a la idea de que estás muerto. Mi amor, no me pidas que sonría a la vida porque me veo incapaz de conseguirlo.

Últimamente hace algo de frío por aquí, la calefacción se ha estropeado y no me sobra el dinero para arreglarla. Empalmo un trabajo con otro y aún así no me llega. Así que me conformo con ponerme tus jerseys de lana y beber café muy caliente hasta que se me pasa. Desde que tú no estás siento más frío que nunca. Me asusta la idea de ser tan dependiente, tan supeditada a ti porque me resta libertad. Tú y yo nos fuimos de nuestras casas para ser libres precisamente. Y mírame ahora: soy una muñeca rota, tan rota como tú.

¡Quisiera haberte olvidado ya, José! Y al mismo tiempo temo que llegue el momento en que tu muerte ni siquiera me importe. Que se me desdibujen tus caricias en mi cuerpo, que no sienta tus manos, ni sienta ese olor tuyo que me volvía loca de deseo.

He salido a buscarte José. He salido a tomar unas copas y a esperar que aparecieras como tú mismo o en los ojos de otra gente. ¿Recuerdas? Creíamos en la reencarnación, sabíamos que siempre estaríamos juntos.

Deseo ver fragmentos tuyos en otros gestos o expresiones en los que pueda reconocerte. Quiero atrapar tu mirada por unos momentos y llevármela a casa para poder disfrutarte.
He vuelto a ponerme los vaqueros rotos, las zapatillas viejas de cordones anchos y tu camiseta de Eskorbuto. No me he olvidado del pendiente en la nariz y he salido de noche a buscarte amor mío. Tengo la esperanza de encontrar un bar donde tú puedas hallarme.

Solías decirme que tú y yo somos los únicos supervivientes del país de Nunca Jamás, pero hay más José, Hay más gente como nosotros, personas que sufren en silencio y callan…

Había un chico sentado en la mesa al lado del billar. Me miraba de vez en cuando. ¿Sabes? Se parecía a ti en su actitud, quiero decir que, aunque estaba tomándose una cerveza y todo parecía normal, se revolvía incómodo. No sé, puede que él sea también especial a su manera. Se parecía a ti en que los dos intentabais aparentar que erais como el resto de personas que estaban alrededor vuestro sin conseguirlo.

No sé muy bien por qué lo hice, me fui a su mesa y comencé a hablarle, supongo que lo que pretendía era sentirme viva. Al final acabé durmiendo a su lado, aunque puedes creerme, mi amor, si te digo que no me acosté con él porque no hizo falta. Entendió que no buscaba sexo, que tan solo quería sentirme acompañada en sus brazos.

Pero esta mañana, lo primero que he visto al despertarme, ha sido tu vieja camiseta en el cuerpo de ese chico, sólo que ya no era ese chico, sino, que eras tú otra vez, que has vuelto porque sabes que te necesitaba a mi lado.

No entiendo nada, no sé si ese chico eres tú o no. Y, si no lo eres, ¿dónde estás ahora mismo? Quien sabe si no me habré vuelto loca y necesite buscar desesperadamente otra pistola. Pero creo que no, porque puedo acariciarte y veo tu pecho subir y bajar, ¡estás respirando!

Me surgen un montón de preguntas, pero las destierro de mi mente y comienzo ahora mismo a besarte y a susurrarte, mi niño, mi amor, que bien que hayas vuelto, no te imaginas cuanto te he echado de menos, te necesito tanto, te deseo, ¡hazme el amor!

[BBvideo 560,340][/BBvideo]
Hallie Hernández Alfaro
Mensajes: 19435
Registrado: Mié, 16 Ene 2008 23:20

Re: José

Mensaje sin leer por Hallie Hernández Alfaro »

Es muy hermoso este relato, Ana; hay una vehemencia en él que desborda el escalofrío y envuelve la desesperada ausencia.

" ¿Cómo se puede amar tanto que dé miedo?"

Cuando el amor invade lo más recóndito el suelo desaparece bajo nuestros pies. Vamos a cuestas de su locura, de su infinitud, creo.
El miedo es un ente oscuro en estos casos, así lo siento; te recuerda la vulnerable pertinencia de lo que es, de lo que se instala, de lo que se escapa de las manos.

Volveré con más tiempo. Gracias siempre por compartir.

Abrazos.
"En el haz áureo de tu faro están mis pasos
porque yo que nunca pisé otro camino que el de tu luz
no tengo más sendero que el que traza tu ojo dorado
sobre el confín oscuro de este mar sin orillas."

El faro, Ramón Carballal
Avatar de Usuario
Ana García
Mensajes: 3056
Registrado: Lun, 08 Abr 2019 22:58

Re: José

Mensaje sin leer por Ana García »

Es la vehemencia de la juventud lo que se ha filtrado en tu lectura. La pérdida lo arrasa todo y marca, ¡vaya si marca!
Colgué este viejo cuento porque se nombró en el foro a Kurt y yo volví a ese tema musical tan bueno. Y quizá para que haga compañía, con una estructura diferente, a los relatos musicales de F. Enrique.
Un abrazo enorme, compañera.
Responder

Volver a “Foro de Prosa”