Armilo Brotón escribió:Jorge Salvador escribió: Tú, y todos vosotros vais a los toros porque queréis y para disfrutar. El toro va sin querer, en pésimas condiciones, y a perder lo único que tiene: su vida. Respecto a lo que citas del fuet y el wagyu, no dejan de ser unas innobles salvajadas como tantas y tantas otras. Conoces las becerradas, las apruebas también? No he visto cosa más cruel, con bebés de toro a los que si te fijas puedes ver llorar aterrorizados, humillandolos hasta extremos inconcebibles y con los niños presenciando y participando de la tortura. No, no me gusta la vieja España, me averguenza...
A una fiesta se va a disfrutar y el toro lo que quiere es pastar para vivir mucho tiempo, él y sus generaciones venideras. De lo primero se ocupa él, de lo segundo los aficionados al toro como los ganaderos, agrónomos, veterinarios, toreros y críticos.
El toro va la mayoría de las veces en plenitud de facultades. Y sí, en eso te doy la razón, los que tenemos vida lo peor que nos puede pasar es perderla; pero desgraciadamente antes o después sucede a todos, no sólo al toro. Lo positivo es que así se regenera la materia viva.
Lo que pones después es lo de siempre, falacias antitaurinas que nada tienen que ver con la realidad. En las plazas de toros no se torean bebés, el reglamento impone que sean toros cuatreños con trapío: bravos, bien conformados físicamente. Los lloriqueos los has visto en las películas de dibujos animados de Disney, no en los cosos.
Un cordial saludo
A una fiesta amigo, va quien quiere. Y lo que para ti es una fiesta para el toro es un martirio. Vuestra falta absoluta de conciencia hace que seais capaces de decir, como tú has dicho, que "la muerte apenas se tiene en cuenta". Claro, porque no es la vuestra...
Un toro "NUNCA" y me lo puedes rebatir mil veces con tus manidos argumentos de la tradición de la España negra y profunda, repito "NUNCA" sale a la plaza en plenitud de facultades. Si así fuera seguramente quedarían muchos menos torturadores vestidos de luces en nuestra amada patria.
Dejad de repetir que el toro no sufre. Sufre como cualquier individuo con sistema nervioso central. Sufre desde el momento que es acosado para subirse a un camión, sufre miedo, pánico en el trayecto. Los gritos, la oscuridad, todo eso es procesado por su cerebro como algo desconocido y peligroso. Verse acorralado le supone un tremendo estrés psicológico que afecta a la presión sanguínea, al sistema inmunológico y su delicado sistema digestivo. Prueba a ver qué se siente cuando atraviesan tu piel, tus músculos y tus órganos, lo mismo a ti no te duele. Finalmente el toro empieza a jadear, se asfixia, pierde visión por los movimientos bruscos de su cabeza y la falta de oxígeno que daña sus nervios oculares, hasta acabar por ahogarse en su propia sangre.
Estas son las fases de un toro antes de morir:
El proceso que lleva preparar un toro empieza un día antes de la corrida. 24 horas antes de entrar en la arena, el toro ha sido sometido a un encierro a oscuras para que al soltarlo, la luz y los gritos de los espectadores lo aterren y trate de huir saltando las barreras, lo que produce la imagen en el público de que el toro es feroz, pero la condición natural del toro es huir NO atacar
También se le han recortado los cuernos para proteger al torero. Le colgaron sacos de arena en el cuello durante horas. Lo golpearon en los testículos y los riñones. Le indujeron diarrea al poner sulfatos en el agua que bebió. Todo esto es con el fin de que llegue débil al ruedo y en completo desorden.
Se le ha untado grasa en los ojos para dificultar su visión y en las patas se le puso una sustancia que le produce ardor y le impide mantenerse quieto, así el torero no desluce su actuación.
Los caballos de los picadores se eligen los que ya no tienen valor comercial, por que el animal muere en 3 ó 4 corridas a lo mucho, es muy habitual que el animal sufra quebraduras múltiples de costillas o destripamientos. Se les coloca un peto simulando que se les protege, pero en realidad se trata de que el público no vea las heridas al caballo que con frecuencia presentan exposición de vísceras.
El trabajo del picador:
Si el torero percibe que el toro embiste con mucha energía, ordena al picador hacer su trabajo: consistente en desangrar al toro para debilitarlo, clavándole en el lomo una lanza que destroza músculos y lesiona vasos sanguíneos y nervios.
Esto es para que el torero pueda brindar la expresión artística que se supone debe tener este espectáculo. Un solo puyazo podría destrozar al toro, por eso se hace en tres tiempos "para mayor goce de la afición".
Las banderillas:
Las banderillas aseguran que la hemorragia siga. Se intenta colocarlas justo en el mismo sitio ya dañado con los ganchos de metal. El gancho se mueve dentro de la herida con cada movimiento del toro y con el roce de la muleta, el peso de las banderillas tiene precisamente esa función.
Algunas banderillas tienen un arpón de 8 cm, y se les llama "de castigo", a las cuales es sometido el toro cuando ha logrado evadir la lanza del picador. Las banderillas prolongan el desgarre y ahondamiento de las heridas internas.
No hay límite al número de banderillazos: tantos como sean necesarios para desgarrar los tejidos y piel del toro.
La pérdida de sangre y las heridas en la espina dorsal impiden que el toro levante la cabeza de manera normal, y es cuando el torero puede acercarse. Con el toro ya cerca del agotamiento, el torero no se preocupa ya del peligro y se puede dar el lujo de retirarse del toro después de un pase especialmente artístico, echando fuera el pecho y pavoneándose al recibir los aplausos del público Cuando el toro alcanza este estado lastimero, el matador entra en el ruedo en una celebración de bravura y machismo, a enfrentarse a un toro exhausto, moribundo y confundido.
La Espada:
El toro es atravesado con una espada de 80 cm de longitud, que puede destrozarle el hígado, los pulmones, la pleura, etc., según el lugar por donde penetre en el cuerpo del animal de hecho, cuando destroza la gran arteria, el toro agoniza con enormes vómitos de sangre. A la hora de matar, si el toro corre con un poco de suerte muere de una estocada, pero no como se piensa de una estocada al corazón si no que la espada penetra pulmones y diafragma, a veces una arteria mayor, y de ahí la hemorragia que se aprecia del hocico y de la boca. A veces mueren ahogados en su propia sangre.
La tortura sigue:
El toro, en un intento desesperado por sobrevivir, se resiste a caer, y suele encaminarse penosamente hacia la puerta por la que lo hicieron entrar, buscando una salida a tanto maltrato y dolor. Pero entonces lo apuñalan en la nuca con el DESCABELLO, otra larga espada que termina en una cuchilla de 10 cm. A pesar de estos terribles tormentos, el animal no suele morir de inmediato por su gran fuerza, pero finalmente cae al suelo, porque la espada ha ido destrozando sus órganos internos.
Lo rematan con la PUNTILLA de 10 cm. con lo que intentan seccionarle la médula espinal, a la altura de las vértebras atlas y axis. El toro queda así paralizado, sin poder siquiera realizar movimientos con los músculos respiratorios, por lo que muere por asfixia, muchas veces ahogado en su propia sangre, que le.sale a borbotones por la boca y la nariz.
El arrastre:
Después que le destrozan las vértebras, el toro pierde control sobre su cuerpo desde el cuello hacia abajo, sin embargo hacia arriba se mantiene intacto, por lo que esta conciente de todo el horror y de cómo es arrastrado fuera del ruedo.
Esa es vuestra valentía. Niégalo y sigue disfrutando de tu fiesta. Ensalzando a esos valientes que se juegan la vida.
Hay una ley universal que dice: "Eres libre, haz lo que quieras, pero recuerda que de todos tus actos habrás de rendir cuentas"
No volveré a comentar en este poema nada más. Tampoco en ningún otro que publiques Armilo, tu poesía no me interesa...