Confluencia

[Ventura Morón]

Hay abrazos que atraviesan el alma. Eso me dijo.

Anoche tuve la sensación de regresar de algún viaje del que no fui consciente. Las maletas eran tan solo algunas voces que se desperdigaban en el aire, como si de miradas invisibles estuvieran las distancias llenas, de manos que se buscan en los rincones de la memoria abarrotados los humedales de la consciencia. A veces la normalidad parece tan solo un devenir sin valor, cuando en el fondo es el todo en el que confluye el cosmos.

No era fácil encontrarse. Todo había pasado tan rápido. La marea crecía y los ojos se llenaban de lágrimas. Licuarse era lo vigente, dejarse fluir sin destino, disolverse como una gota más que cae partida en el mundo.

Nos encontramos al fondo de la dársena. Casi no quedaban plazas y aquel era el último barco que partía hacia la Nada.

La lluvia era tan fuerte que no reconocí la voz de sus ojos, que titilaban como lo hace a veces la duda en los labios que no se cierran, revolviendo las ausencias. Se acercó con todo el peso de la vida agolpado en esos pocos pasos que no dejaban huella, tan solo una estela que se borraba en un desaguar de la esperanza: ¡Querido amigo! Otra vez juntos…

[Hallie Hernández Alfaro]

Nos llevas contigo en la Confluencia, en los enlaces de la vuelta, en los círculos mate del alma que gime.

Muy hermoso y evocador, querido amigo.

Gracias por estar con nosotros; abrazo enorme.

[Ventura Morón]

Gracias querida Hallie. Desde estas letras, quisiera enviarte el más cálido de los abrazos, deseando lo mejor para ti y los tuyos este año que entra.

Espero que entre otras cosas, nos de la oportunidad de encontrarnos todos, de disfrutar de la compañía, la amistad y la palabra.

Beso grande grande

[Alonso Vicent]

Viajes hay que nos imaginan, sin equipajes, diluyéndose en el entorno.
Y en ese entorno se encuentra la voz conocida como un encuentro que los tiempos nos devuelven.
Qué bueno leer en este nuevo año los micros que nos traen y nos llevan y nos reúnen.
Un abrazo, Ventura, a la vuelta al foro.

[Ventura Morón]

Viajes hay que nos imaginan, sin equipajes, diluyéndose en el entorno.
Y en ese entorno se encuentra la voz conocida como un encuentro que los tiempos nos devuelven.
Qué bueno leer en este nuevo año los micros que nos traen y nos llevan y nos reúnen.
Un abrazo, Ventura, a la vuelta al foro.

Gracias querido amigo, que bueno que hayas venido. Te lo agradezco, tanto como ese guiño, las voces que se reconocen y el tiempo de reunión.
Un abrazo

[F. Enrique]

Me ha gustado leer tu relato, Ventura, todo fluye con naturalidad y huye con arriesgados y elegantes juegos de palabra de lo previsible, ese buscar al final de cada frase una salida distinta a la que se podría esperar. Además te vuelves a acordar con acierto de la Nada. Te felicito por esta aportación.

Un abrazo.

[R. M. Alemán]

En el devenir... ancla y fruto. Agradable pasar. Gracias.

[Maria Pilar Gonzalo]

Hay abrazos que atraviesan el alma. Eso me dijo.

Anoche tuve la sensación de regresar de algún viaje del que no fui consciente. Las maletas eran tan solo algunas voces que se desperdigaban en el aire, como si de miradas invisibles estuvieran las distancias llenas, de manos que se buscan en los rincones de la memoria abarrotados los humedales de la consciencia. A veces la normalidad parece tan solo un devenir sin valor, cuando en el fondo es el todo en el que confluye el cosmos.

No era fácil encontrarse. Todo había pasado tan rápido. La marea crecía y los ojos se llenaban de lágrimas. Licuarse era lo vigente, dejarse fluir sin destino, disolverse como una gota más que cae partida en el mundo.

Nos encontramos al fondo de la dársena. Casi no quedaban plazas y aquel era el último barco que partía hacia la Nada.

La lluvia era tan fuerte que no reconocí la voz de sus ojos, que titilaban como lo hace a veces la duda en los labios que no se cierran, revolviendo las ausencias. Se acercó con todo el peso de la vida agolpado en esos pocos pasos que no dejaban huella, tan solo una estela que se borraba en un desaguar de la esperanza: ¡Querido amigo! Otra vez juntos…

El peso de la vida... ese que arrastramos y compartimos solo con quien amamos.

Hermoso relato.

Abrazos.