Editorial Alaire

La soledad es siempre
el prólogo al amor más infinito.
Los amantes intentan curarse las fisuras.
Cuando logran sanar de sus heridas
hay un tiempo de luz, como de infancia.
Después uno recuerda que hay un mundo
e interrumpe el ritual de adoración.
Entonces todo vuelve a ser vacío
como la vida misma,
hasta que el círculo se cierra.

Ahora están atados
y notan el horror del aislamiento.
Yacen en su prisión y además sienten frío.
Asumen su destino sin quejarse
hasta que llega alguien dando fuego
y el engaño se torna inevitable.
Se trazan unos guiones en clichés,
se deslizan los días en penumbra.
Luego todo se rompe
para volver al equilibrio.

La copa se fragmenta,
la fluidez desliza escarcha libre.
Cada uno en su lado ya no se miran nunca.
Regresan a la rueda del samsara
como si todo fuera una película
de circos y aventuras en la luna.
El naufragio da paso a otra existencia
y todo se repite desde cero.
Un día uno despierta
al aprender que todo es maya.

Amanece sin miedo
y observa al ser amado mientras duerme.
Percibe una verdad: los días son ficticios.
Hay que fingir que todo sigue ardiendo
para poder lograr ser uno solo.
Evadir las preguntas de la mente
salvo que se pretenda el extravío
de las sombras cautivas en la cárcel.
De repente una imagen:
nuestra memoria vuelve al vórtice.

El tiempo se ha fugado
las personas partieron y ahora hay clones.
Es casi un videojuego pero todo es así.
Descartando a la gente como naipes
de un póquer sumergido en la discordia
hemos llegado al punto del inicio.
Se repiten los dramas, situaciones
del karma y confusión entre la arena.
De pronto detectamos algo atroz:
la experiencia es aquello que obtenemos
cuando no conseguimos
el sueño evanescente que nos ama.


Ana Muela Sopeña

El poema refleja una visión un tanto desoladora de la utilidad del amor en nuestra vida, la de los hombres. Soy de los ingenuos que siento que esa fuerza extraña, ajenas a otros animales, es la que nos permite salir de la rueda del destino;de rasgar la tela que Maya pone frente a nuestra mirada para confundir la percepción. La relación que se establece con el otro, sea de la calidad que sea, la hacemos nosotros, no al contrario.
Me hiciste reflexionar y me gustó.
Un abrazo

Ana Muela Sopeña escribió:La soledad es siempre
el prólogo al amor más infinito.
Los amantes intentan curarse las fisuras.
Cuando logran sanar de sus heridas
hay un tiempo de luz, como de infancia.
Después uno recuerda que hay un mundo
e interrumpe el ritual de adoración.
Entonces todo vuelve a ser vacío
como la vida misma,
hasta que el círculo se cierra.

Ahora están atados
y notan el horror del aislamiento.
Yacen en su prisión y además sienten frío.
Asumen su destino sin quejarse
hasta que llega alguien dando fuego
y el engaño se torna inevitable.
Se trazan unos guiones en clichés,
se deslizan los días en penumbra.
Luego todo se rompe
para volver al equilibrio.

La copa se fragmenta,
la fluidez desliza escarcha libre.
Cada uno en su lado ya no se miran nunca.
Regresan a la rueda del samsara
como si todo fuera una película
de circos y aventuras en la luna.
El naufragio da paso a otra existencia
y todo se repite desde cero.
Un día uno despierta
al aprender que todo es maya.

Amanece sin miedo
y observa al ser amado mientras duerme.
Percibe una verdad: los días son ficticios.
Hay que fingir que todo sigue ardiendo
para poder lograr ser uno solo.
Evadir las preguntas de la mente
salvo que se pretenda el extravío
de las sombras cautivas en la cárcel.
De repente una imagen:
nuestra memoria vuelve al vórtice.

El tiempo se ha fugado
las personas partieron y ahora hay clones.
Es casi un videojuego pero todo es así.
Descartando a la gente como naipes
de un póquer sumergido en la discordia
hemos llegado al punto del inicio.
Se repiten los dramas, situaciones
del karma y confusión entre la arena.
De pronto detectamos algo atroz:
la experiencia es aquello que obtenemos
cuando no conseguimos
el sueño evanescente que nos ama.


Ana Muela Sopeña

Hay muchos poemas en uno solo, querida Ana. Y muchos conceptos de base que van guiando el descubrimiento de cada significado.

Todo es maya, la rueda del Samsara, el vórtice...

El final es duro, muy duro. La experiencia es un aditivo más de la dinámica, puede resultar feliz o ser calcinada en medio del proceso.
Creo que el amor procura vínculos con aspiraciones de certeza y como un Tulpa, puede también, materializar la decepción...entre tantas otras posibilidades.

Un trabajo muy sólido; abrazos y felicidad.

Tu poema me ha cautivado, pero no puedo comentarlo. Samsara: unión... No quiero rozar la vida con la punta de lo dedos, no estoy preparado. Un abrazo y felicitaciones sinceras.

Desde toda la soledad de mi isla.
José Manuel F. Febles

Como dice Armilo, es desolador el sentido del poema a la vez que desesperanzado. Y, como también dice, sí es un punto para la reflexión; desde la que yo, que soy poco orientalista ya que encuentro matices más sólidos cerca del pensamiento occidental, no encuentro karma alguno ni renaceres cíclicos que nos lleven a lo mismo. Al menos la luz será distinta. Si acaso nos convence lo ilusorio será por causa de un drama no aprendido, no por lo inevitable. Las creencias siempre andan peligrosamente cerca de la superstición.

Están bien estos planteamientos para someterlos a nuestra emoción y razón.

Un abrazo, Ana.
Ignacio

Hola, Armilo, yo creo en el amor, en el que se renueva, en el que no necesita terminar...en el eterno amor...

Sin embargo veo muchas historias a mi alrededor de amor que empieza regenerando y termina castrando, de amores no correspondids, de amores a destiempo, de historias que comienzan de un modo positivo y terminan asfixiando a uno, a otro o a los dos miembros de la pareja. Parejas que hacen como que todo va bien y se ponen los cuernos a escondidas, parejas que parecen idílicas y él contrata a prostitutas y ella a gigolós y se lo ocultan. Veo a mi alrededor todo tipo de cosas y luego... vuelta a empezar.. Como la rueda del samsara... Eso he querido reflejar...

Gracias por leerme y comentar...

Besos
Ana

Gracias, Hallie, por venir y brindarme tus palabras.

Y fuerte abrazo, compañera
Ana

Gracias, José Manuel:

Sé que has captado el samsara que a veces ocurre en la unión y posterior separación de las personas cuando forman una pareja. A veces es como si todo se desintegrara en el vacío... Algo casi paranormal. Eso he querido reflejar...

Un beso
Gracias por leerme
Ana

Muchas gracias, Ignacio:

Afortunadamente podemos salir de las ruedas inevitables de la costumbre, de la rutina, del samsara... Eso es lo bonito. Podemos crear a cada instante puntos positivos en las relaciones...

Pero he querido reflejar lo otro... La sensación de futilidad y desintegración de muchas relaciones. Yo lo veo a mi alrededor...

Gracias por leerme y brindarme tu opinión sincera
Besos
Ana

Hermoso e interesante trabajo, amiga Ana.
Abrazos.

Interesante, encontrar el verdadero sentido de Maya no es fácil. La sinceridad en las intenciones es lo que disipa las dudas cuando uno se plantea si va por buen camino y se pregunta - Se beneficia todo el mundo o solo yo - la respuesta de cada uno lo cambia todo..

Ha sido un placer leerte, Ana.
Besos

A mi alrededor hay de todo pero tu poema es bastante realista y refleja la rueda en la que el amor entra con el tiempo en muchos casos. Sea como fuere lo has reflejado de forma hermosa e interesante.
Besos
Pilar

Maravilloso poema, Ana. Muy bellas imágenes y elocuentes y cuidadas metáforas. Me recuerda tu poema, vital y filosófico, a la cuestión del continuo-eterno retorno. Un placer de lectura.
Te felicito por tan inspiradas letras.

Un afectuoso abrazo.

Solo el amor nos libera de la rueda del destino: Samsara.....Profundo poema que me gustó leer
Salud

Gracias, Rafel, por brindarme tus palabras.

Un abrazo
Ana