Marisa Peral escribió: Hola Óscar, a ver que te parece, creo que así zanjamos y espero tu comentario final.
Volví a inventar mi cuento, tú lo sabes:
cual maga, mudé penas y alegrías
y te enseñé a volar, como las aves.
Y si está bien, así quedará el soneto finalmente:
Reposó entre mis manos tu tristeza;
me sorprendió tu llanto, a qué negarlo;
y sin poder hablar, en mi torpeza,
besarte conseguí para acallarlo.
De aquella piel de infancia enamorada,
entre prados de verdes y pureza,
el frío abrasador era tibieza
en la luz del arroyo reflejada.
En un árbol flotaban nuestros días.
Soñábamos con ovnis, astronaves
y soles de huidizas fantasías.
Volví a inventar mi cuento, tú lo sabes:
cual maga, mudé penas y alegrías
y te enseñé a volar, como las aves.
Saludos.
Estimada, Marisa:
Al tiempo que terminamos de depurar este soneto, me ha sucedido que me gusta mucho el resultado porque me encontré con un hecho estético. No es que antes no existiera una obra poética; solo es que al librarlo de ciertas impurezas (que no todas, se comprende), se me ocurre que el corpus, el conjunto de los catorce versos, las palabras, el mero lenguaje, adquieren la categoría de fenómeno estético, algo que está más allá de lo bien escrito o de lo correcto. En síntesis, he sentido en el soneto la emoción de lo poético. He visto poesía. ¿Y esto por qué? Porque vemos que el lenguaje trabajado, el lenguaje especializado de la poesía, se convierte en creación estética, algo que se encuentra más allá del mero discurso.
Al haber llevado a cabo este trabajo me afianzo en mi convicción de que un poema necesita la lima, solo por el hecho de que es una obra que tiende a su propia perfección, a su modelo ideal. No hemos sido demasiado exigentes en tal perfeccionamiento, tal lo fueron, por ejemplo, los maestros de la edad de oro; pero, de cualquier manera, me siento sumamente satisfecho de lo realizado.
En cuanto a ti quiero estimularte a seguir en esta práctica; tienes el don de la imaginación portentosa, de la intuición fina, y de la formación intelectual suficiente para encarar la composición de una poesía seria y en serio.
Te felicito, amiga por tu predisposición; siempre dije que es la única y mejor forma de escribir buena y consciente poesía (que no debe confundirse con poesía racional). Todo lo demás es justificación.
Un abrazo grande.
Óscar