Editorial Alaire

¿Te acuerdas de mi gato? Ya no existe.
Me acuerdo de tu risa... Ya es historia.
Dos puntos que conserva la memoria
pero sin encontrarles algún chiste.

Me viene de repente el tono triste
de aquella tu mirada sin euforia
y puede que recuerdes que mi gloria
se alimentaba entonces de tu alpiste.

¡Qué lejos esos días amor mío!
Indispensablemente ya lejanos
de mi conciencia breve y tu albedrío,

de tu silencio eterno y de mis manos,
del corazón negado a tal desvío
que sueña con alondras y aeroplanos.

Alberto Madariaga.

Alberto Madariaga escribió:¿Te acuerdas de mi gato? Ya no existe.
Me acuerdo de tu risa... Ya es historia.
Dos puntos que conserva la memoria
pero sin encontrarles algún chiste.

Me viene de repente el tono triste
de aquella tu mirada sin euforia
y puede que recuerdes que mi gloria
se alimentaba entonces de tu alpiste.

¡Qué lejos esos días amor mío!
Indispensablemente ya lejanos
de mi conciencia breve y tu albedrío,

de tu silencio eterno y de mis manos,
del corazón negado a tal desvío
que sueña con alondras y aeroplanos.

Alberto Madariaga.

Un placer leerte este perfecto soneto, compañero. Y más desde esta casa con gatos que conserva las risas pese a la historia.
Recuerdos son y pasa el tiempo.
Un saludo y encantado con tu obra.

Me alegro leer a un mexicano en este Foro. Lo digo porque yo viví varios años en ese México enorme y precioso. Tu soneto me ha gustado en fondo y forma. Excelente.

Desde mi isla, un cordial saludo.

José Manuel F. Febles

Maravilloso poema, Alberto:

Un beso enorme
Ana

Amigo Alberto, sigue alimentando los recuerdos... ellos también nos alimentan a nosotros. Abrazo y salud.

La perfección técnica se suma a la belleza plástica y al contenido lírico de estos versos. Un placer la lectura.
Un abrazo.
Pepa

Alberto Madariaga escribió:¿Te acuerdas de mi gato? Ya no existe.
Me acuerdo de tu risa... Ya es historia.
Dos puntos que conserva la memoria
pero sin encontrarles algún chiste.

Me viene de repente el tono triste
de aquella tu mirada sin euforia
y puede que recuerdes que mi gloria
se alimentaba entonces de tu alpiste.

¡Qué lejos esos días amor mío!
Indispensablemente ya lejanos
de mi conciencia breve y tu albedrío,

de tu silencio eterno y de mis manos,
del corazón negado a tal desvío
que sueña con alondras y aeroplanos.

Alberto Madariaga.

Alberto, primera vez que te leo y quedo maravillada con tu talento . Un saludo cordial. ERA

Fondo y forma se unen para hacer las delicias del lector. Un placer pasar por tus versos
Abrazos
Pilar

Cuando de amor se trata no se puede ir por los cerros de Úbeda, ya que cada vez pueden alejarse de la necesita el cuore.
En forma de soneto trabaja tu memoria y reconoce que existe un albedrío provisto de razones y recargado de sueños rotos
que necesita espacio y porque el tiempo no se puede medir de ninguna de las formas que los corazones necesitan.

Un abrazo.

Excelentísimo y hermoso a más no poder, Alberto.

Te sigo en estas últimas grandes producciones tuyas.

Felicidad.