Re: La infinita inutilidad del discurso
Publicado: Mar, 19 Jul 2016 6:09
Muy bello, ingenioso e interesante trabajo de Luis.
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Rafel Calle escribió:Muy bello, ingenioso e interesante trabajo de Luis.
Pilar Morte escribió:Magnífico, Luis, un poema que muestra la verdad y cómo sigue la vida a pesar de nuestros discursos. Me ha encantado. Felicidades
Besos
Pilar
J. J. M. Ferreiro escribió:Muy bueno Luis, impactante en su terrible y palmaria lucidez, pero también hermoso por lo bien escrito que está, por esa cadena de transmisión en la que tienen que funcionar los versos para poder llegar al lector, sea como sea y en lo que sea.
Todo un placer de lectura.
Un abrazo.
Luis Muñiz M. escribió:Si la vida enseña algo, sin duda es a callar.
Un día solo resisten unas cuantas palabras
necesarias brotando de nuestra boca
sin esfuerzo ni excesivo entusiasmo:
¿Cómo te va?, bien gracias, ¿que le debo?
si, no, adiós, no sé, me duele, ¿qué hora es?
yo también...
Y entonces llega el momento crucial, inaplazable,
de detener la función,
de parar el tiempo,
de rebobinar este jodido e indescifrable film.
Y es como si volviéramos otra vez
a mirar dentro de aquella agujereada caja
de zapatos
donde guardábamos de niños
aquellos gusanos de seda, lentos y blandengues,
entrañablemente suaves y glotones;
como engordaban, como crecían, y luego
como tejían y se envolvían en su habitáculo de seda
de hermosos colores pastel...
para resurgir como blancas y despistadas mariposas,
(o más bien feuchas polillas).
Y como copulaban, y llenaban
la caja de diminutos huevecillos. Después morían
y vuelta a empezar.
El ciclo mágico de la vida, la belleza y la muerte.
Sin odas ni cortinas.
Tu dedicación hacía esos frágiles seres
al recoger cada pocos días las hojas frescas
de morera. Ellos no te pedían nada, ni te daban
las gracias. No era necesario. Tú tampoco
les pedías nada. Tú solo les observabas y alimentabas.
Defendías su ciudad de indeseables intrusos,
limpiabas su cuadriforme hogar
al volver del colegio, y antes de acostarte.
Ellos te mostraban toda su vida.
Dócilmente se dejaban manipular,
recorrían tu dedo y tu mano
sin ningún miedo, como si la rama de su árbol.
Acto supremo de armonía
y simbiosis entre dos especies
tan diferentes y tan cercanas..
Y entonces, sin saber muy bien porqué,
empiezas a pensar que:
tal vez por eso que el beso acapara los labios
y las lenguas,
los sueños son al dormir
y la nieve no avisa.
Y por eso que las estrellas crecen en el desierto,
la lágrima sobrevive al viento y al rayo,
la guitarra hace vibrar al hueso
(y el fuego muere por su mala boca).
...Y que quizás el amor es un capullo de seda.
Y la verdad: el torpe aleteo de una mariposa
que no puede volar
tras una vieja caja de zapatos
en el silente planeta de un niño...
_________________________
E. R. Aristy escribió:Luis Muñiz M. escribió:Si la vida enseña algo, sin duda es a callar.
Un día solo resisten unas cuantas palabras
necesarias brotando de nuestra boca
sin esfuerzo ni excesivo entusiasmo:
¿Cómo te va?, bien gracias, ¿que le debo?
si, no, adiós, no sé, me duele, ¿qué hora es?
yo también...
Y entonces llega el momento crucial, inaplazable,
de detener la función,
de parar el tiempo,
de rebobinar este jodido e indescifrable film.
Y es como si volviéramos otra vez
a mirar dentro de aquella agujereada caja
de zapatos
donde guardábamos de niños
aquellos gusanos de seda, lentos y blandengues,
entrañablemente suaves y glotones;
como engordaban, como crecían, y luego
como tejían y se envolvían en su habitáculo de seda
de hermosos colores pastel...
para resurgir como blancas y despistadas mariposas,
(o más bien feuchas polillas).
Y como copulaban, y llenaban
la caja de diminutos huevecillos. Después morían
y vuelta a empezar.
El ciclo mágico de la vida, la belleza y la muerte.
Sin odas ni cortinas.
Tu dedicación hacía esos frágiles seres
al recoger cada pocos días las hojas frescas
de morera. Ellos no te pedían nada, ni te daban
las gracias. No era necesario. Tú tampoco
les pedías nada. Tú solo les observabas y alimentabas.
Defendías su ciudad de indeseables intrusos,
limpiabas su cuadriforme hogar
al volver del colegio, y antes de acostarte.
Ellos te mostraban toda su vida.
Dócilmente se dejaban manipular,
recorrían tu dedo y tu mano
sin ningún miedo, como si la rama de su árbol.
Acto supremo de armonía
y simbiosis entre dos especies
tan diferentes y tan cercanas..
Y entonces, sin saber muy bien porqué,
empiezas a pensar que:
tal vez por eso que el beso acapara los labios
y las lenguas,
los sueños son al dormir
y la nieve no avisa.
Y por eso que las estrellas crecen en el desierto,
la lágrima sobrevive al viento y al rayo,
la guitarra hace vibrar al hueso
(y el fuego muere por su mala boca).
...Y que quizás el amor es un capullo de seda.
Y la verdad: el torpe aleteo de una mariposa
que no puede volar
tras una vieja caja de zapatos
en el silente planeta de un niño...
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Esplendoroso poema, Luis! Original, evocativo, ejemplar. Un poema redondo por excelencia! Mi admiración y respetos, ERA
Muchas gracias por tu generosa lectura de mis sencillos versos, Ventura. Un fuerte abrazo amigo.Ventura Morón escribió:Que maravilla aguarda en la lectura de este poema Luis. Es altamente sugestivo, tiene mucha fuerza y expresividad, y se derraman en él los conceptos, bien atados, bien situados, llevando al lector hasta su propia imagen, y hacia una mirada tangente a la vida.
Enhorabuena, me ha gustado mucho amigo
Muchas gracias, Carmen. Me alegra mucho que te gustara este poema. Un abrazo, compañera.Carmen Pla escribió:Todo lo que puede encerrar una caja de zapatos me ha parecido fascinante.
Un poema largo para experimentar los sentidos, abandonar y regresar.
Un placer de lectura.
Abrazos, Luis
Luis Muñiz M. escribió:Si la vida enseña algo, sin duda es a callar.
Un día solo resisten unas cuantas palabras
necesarias brotando de nuestra boca
sin esfuerzo ni excesivo entusiasmo:
¿Cómo te va?, bien gracias, ¿que le debo?
si, no, adiós, no sé, me duele, ¿qué hora es?
yo también...
Y entonces llega el momento crucial, inaplazable,
de detener la función,
de parar el tiempo,
de rebobinar este jodido e indescifrable film.
Y es como si volviéramos otra vez
a mirar dentro de aquella agujereada caja
de zapatos
donde guardábamos de niños
aquellos gusanos, lentos y blandengues,
entrañablemente suaves y glotones;
como engordaban, como crecían, y luego
como tejían y se envolvían en su habitáculo de seda
de hermosos colores pastel...
para resurgir como blancas y despistadas mariposas,
(o más bien feuchas polillas).
Y como copulaban, y llenaban
la caja de diminutos huevecillos. Después morían
y vuelta a empezar.
El ciclo mágico de la vida, la belleza y la muerte.
Sin odas ni cortinas.
Tu dedicación hacía esos frágiles seres
al recoger cada pocos días las hojas frescas
de morera. Ellos no te pedían nada, ni te daban
las gracias. No era necesario. Tú tampoco
les pedías nada. Tú solo les observabas y alimentabas.
Defendías su ciudad de indeseables intrusos.
Limpiabas su cuadriforme hogar
al volver del colegio, y antes de acostarte.
Ellos te mostraban toda su vida.
Dócilmente se dejaban manipular,
recorrían tu dedo y tu mano
sin ningún miedo, como si la rama de su árbol.
Acto supremo de armonía
y simbiosis entre dos especies
tan diferentes y tan cercanas..
Y entonces, sin saber muy bien por qué,
empiezas a pensar que:
tal vez por eso que el beso acapara los labios
y las lenguas,
los sueños son al dormir
y la nieve no avisa.
Y por eso que las estrellas crecen en el desierto,
la lágrima sobrevive al viento y al rayo,
la guitarra hace vibrar al hueso
(y el fuego muere por su mala boca).
...Y que quizás el amor es un capullo de seda.
Y la verdad: el torpe aleteo de una mariposa
que no puede volar
tras una vieja caja de zapatos
en el silente planeta de un niño...
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Muchas gracias por tu amabilidad y excelente comentario, Arturo. Un fuerte abrazo, amigo.Arturo Rodríguez Milliet escribió:De lo infinitesimal a lo cósmico en el ámbito acartonado de un tesoro infantil, magia lírica que pone a reptar en el enmugrecido dedo de un niño los más grandes misterios de la vida.
Extraordinario poema Luis.
Un abrazo.