Felipe Fuentes García escribió:(Con un gran saludo a todos mis compañeros de Alaire)
Como lluvia de luz
que apagara en su centro la tiniebla,
me mojan de tu voz los manantiales.
El día se desangra
en la acequia en que abreva el gran ciervo celeste.
Es la hora furtiva de los pájaros,
el lapso de los árboles azules.
Como un soplo de vida
(el aire se reclina sobre el aire),
tú te agigantas en el rumor del agua.
Cae la noche en la ladera
del tiempo detenido. Y vuelvo grupas,
caballos de cristal sobre el silencio,
hacia un erguido amanecer desnudo.
Un poema bellísimo por la delicada explosión lírica del sentimiento ante la evocación. Me gusta mucho la estructura formal impecable, con la utilización plástica de los imparisílabos: es como si las palabras se deslizaran con los compases susurrantes del aire. Otro de los detalles que quiero destacar es el carácter descriptivo del poema. Es muy difícil hacer esto en poesía, ya que la descripción es característica fundamental de la prosa. Así, pues, en este trabajo, has dado cátedra de cómo la poesía, en sus infinitos registros, puede mantener su absoluta naturaleza independiente. Ha sido un enorme placer, amigo.
Un gran abrazo.
Óscar