Reconciliación

[Jerónimo Muñoz]

RECONCILIACIÓN


Un viento rugoso sacude la perplejidad del naranjal.

Dos miradas galopan hacia el pálido mugido de las reses
y en seguida divergen como ramas de araucaria.

El silencio se adhiere a las mejillas como un velo de ácido:
callan los místicos y sus hogueras de plumas, callan
los ancianos de sonrisa deshabitada, callan los policías
de enormes pistolas de oxígeno, callan los novios.

La quietud ha provocado un gran dolor de pestañas.

La mueca altanera de las estatuas se petrifica
y duele como un músculo de arena.

Pero la luz agolpa en las sienes toda la estopa del deseo
y funde, solapada, la peana metálica de la cólera.

Una mano invisible zurce las mordeduras de las gargantas.
mientras una oleada de sangre fresca ahuyenta a los ácaros.

Las miradas convergen en sí mismas y una mano progresa,
unos dedos abiertos reciben la lluvia, los pómulos se engarzan,
los labios se embriagan de sal y futuro.

Loa ancianos lloran sonrisas.

[Julio Gonzalez Alonso]

Enhorabuena, Jerónimo; me alegra llegar el primero a estos versos. Espero que corrijas los problemas de publicación para evitar esos signos extraños en tu trabajo.
Salud.

[Jerónimo Muñoz]

Gracias, Julio. Despistado que es uno.

Un abrazo.

[Benjamín León]

Magnífico poema, Jerónimo, lleno de lirismo e imágenes conmovedoras. Estos poemas que se desprenden de los naranjales y del ritmo sosegado de versos más largos, te quedan notables. Creo que a partir de la imagen desarrollas una temática de tiempo y de vida, que envuelve distintos aspectos de la existencia, la edad haciéndose entre los hombres y en su crecimiento. La tercera estrofa me parece excelente, con la repetición impartiendo fuerza y emoción; usando elementos de distintas áreas para conformar cuadros originales, pero sobre todo sentidos. Sólo el último verso me parece más débil en comparación con la altura de las imágenes de los anteriores versos, principalmente por ser conclusión; pero es un poema notable. Un gusto.

Saludos fraternos desde Chile, Benjamín.

[Elisa Berna Martínez]

RECONCILIACIÓN


Un viento rugoso sacude la perplejidad del naranjal.

Dos miradas galopan hacia el pálido mugido de las reses
y en seguida divergen como ramas de araucaria.

El silencio se adhiere a las mejillas como un velo de ácido:
callan los místicos y sus hogueras de plumas, callan
los ancianos de sonrisa deshabitada, callan los policías
de enormes pistolas de oxígeno, callan los novios.

La quietud ha provocado un gran dolor de pestañas.

La mueca altanera de las estatuas se petrifica
y duele como un músculo de arena.

Pero la luz agolpa en las sienes toda la estopa del deseo
y funde, solapada, la peana metálica de la cólera.

Una mano invisible zurce las mordeduras de las gargantas.
mientras una oleada de sangre fresca ahuyenta a los ácaros.

Las miradas convergen en sí mismas y una mano progresa,
unos dedos abiertos reciben la lluvia, los pómulos se engarzan,
los labios se embriagan de sal y futuro.

Loa ancianos lloran sonrisas.

Un poema lleno de hermosas imágenes, con un lenguaje fluido y sin duda elegante. Esa reconciliación con uno mismo, entiendo que es el mensaje final de tu poema.
Encantada de volver a encontrar tu poesía por la red.

Un saludo.

[Alejandra Goerne]

Sí.... que cuando llega la reconciliación se pueden llorar sonrisas. Realmente bello. Mis saludos y mis respetos poeta.

[Jerónimo Muñoz]

Magnífico poema, Jerónimo, lleno de lirismo e imágenes conmovedoras. Estos poemas que se desprenden de los naranjales y del ritmo sosegado de versos más largos, te quedan notables. Creo que a partir de la imagen desarrollas una temática de tiempo y de vida, que envuelve distintos aspectos de la existencia, la edad haciéndose entre los hombres y en su crecimiento. La tercera estrofa me parece excelente, con la repetición impartiendo fuerza y emoción; usando elementos de distintas áreas para conformar cuadros originales, pero sobre todo sentidos. Sólo el último verso me parece más débil en comparación con la altura de las imágenes de los anteriores versos, principalmente por ser conclusión; pero es un poema notable. Un gusto.

Saludos fraternos desde Chile, Benjamín.

Te agradezco mucho tus palabras, Benjamín, fruto de una generosa y atenta lectura de mi poema. Sí, estos poemas del naranjal obedecen a un deseo de adoptar un estilo nuevo para mí, con el que estoy terminando de escribir un poemario.
Soy muy testarudo y casi nunca atiendo a indicaciones que pretenden mejorar mis poemas. Casi nunca, porque, en este caso, empiezo a estar de acuerdo contigo sobre el último verso. Lo voy a estudiar (ya lo estoy estudiando). Quizás si le añadiera un adjetivo a esas sonrisas... No sé. Hay que dejarlo reposar.

Gracias por todo y un abrazo.

[Valentin Martin]

Has construido un excelente poema, Jerónimo. Un ritmo tranquilo, una cadencia irresistible, nos lleva de mano a través de imágenes bellísimas y el presentimiento de algún que otro dolor. Personalmente, me implica hasta la médula. Un abrazo.

[Sara Castelar Lorca]

Las miradas convergen en sí mismas y una mano progresa,
unos dedos abiertos reciben la lluvia, los pómulos se engarzan,
los labios se embriagan de sal y futuro.


Bellísimo Jerónimo, un poema que va meciendo entre versos, frutos y ese aire que le da el sosiego a las palabras.

Un placer leerte, poeta.

Un abrazo

Sara

[Julio Gonzalez Alonso]

Amigo Jerónimo:

¡Qué placer de lectura sosegada! Un poema bien escrito, muy bien escrito. Pero eso ya lo sabes, sin duda. Lo admirable es que puedes mantener este alto nivel en cada poema, sin tregua. Mi más sincero aplauso.

Salud.

[Hallie Hernández Alfaro]

Jerónimo! Un poema incandecente que remueve el sentimiento atávico de la unción personal, del estar y ser desdoblados e inconmesurables!!!


Enhorabuena !!!!!!!!!!!!!!

Hallie

[Francisco Lobo]

Tio de la pipa:

En estas estrofas

"El silencio se adhiere a las mejillas como un velo de ácido:
callan los místicos y sus hogueras de plumas, callan
los ancianos de sonrisa deshabitada, callan los policías
de enormes pistolas de oxígeno, callan los novios.

La quietud ha provocado un gran dolor de pestañas.

La mueca altanera de las estatuas se petrifica
y duele como un músculo de arena."

logras crear una gran tensión en el lector, para después relajar su ánimo tras el pero. El último verso es imprescindible, fusión de la belleza anterior. Por este, te felicito. Un abrazo.

[Jerónimo Muñoz]

Un poema lleno de hermosas imágenes, con un lenguaje fluido y sin duda elegante. Esa reconciliación con uno mismo, entiendo que es el mensaje final de tu poema.
Encantada de volver a encontrar tu poesía por la red.

Un saludo.

Y yo encantado de reencontrarte. Te recuerdo perfectamente. En aquel jardín demasiado frondoso, tú eras una de las pocas flores en que me agradaba detenerme. Me da una gran safisfacción comprobar que aun me recuerdas.
Te agradezco esta huella de tu lectura que dejas y esas palabras tan amables con que me elogias. Seguiremos.

Saludos de corazón.

[Luis Oroz]

La quietud ha provocado un gran dolor de pestañas.

Todo el poema es la consecuencia de una asombrosa mirada poética.
Y aciertas en todo, hasta en el título, también imprescindible para extraer todo el jugo a tus versos.

La poesía late en tus palabras, como una herida reciente y sensitiva.
Esa es la clave y tú la conoces bien.

Un placer leerte, amigo.

Vaya un sincero abrazo hasta Málaga.

Luis Oroz.

[E. R. Aristy]

RECONCILIACIÓN


Un viento rugoso sacude la perplejidad del naranjal.

Dos miradas galopan hacia el pálido mugido de las reses
y en seguida divergen como ramas de araucaria.

El silencio se adhiere a las mejillas como un velo de ácido:
callan los místicos y sus hogueras de plumas, callan
los ancianos de sonrisa deshabitada, callan los policías
de enormes pistolas de oxígeno, callan los novios.

La quietud ha provocado un gran dolor de pestañas.

La mueca altanera de las estatuas se petrifica
y duele como un músculo de arena.

Pero la luz agolpa en las sienes toda la estopa del deseo
y funde, solapada, la peana metálica de la cólera.

Una mano invisible zurce las mordeduras de las gargantas.
mientras una oleada de sangre fresca ahuyenta a los ácaros.

Las miradas convergen en sí mismas y una mano progresa,
unos dedos abiertos reciben la lluvia, los pómulos se engarzan,
los labios se embriagan de sal y futuro.

Loa ancianos lloran sonrisas.

Un poema surrealista. Impacta e imprime su indeleble marca. Me conmueve y estremece su lectura. Es un viaje duro. Tremendo el simbolismo de las estatuas que contrasta con todo aquel vituperio que se siente al ser golpeada la cara, o sea la dignidad. Es un poema denso y bien hilado. !Excelente! Jeronimo, mis respetos.