Rosa Marzal escribió:Una blancura ácida nos bautiza,
amor mío.
Cose la piedra al párpado; los pies,
a la insidiosa latencia del asfalto.
Siempre intuiste
mi fe en los abismos;
que la mañana suele abrirme sus brazos
desolados
cuando los grillos inoculan su esperma de metal
en el ojo del día.
Te he dicho
que mi sangre se vuelve amarga y lenta;
que me invade las venas un ángel
gris, y van desintegrándose
una a una
las musas de mi lengua.
Así se ata la madrugada a mis manos;
así se mofa de mí la nostalgia
y luego, cuando muere
la séptima penumbra,
destrozo las cortinas del rigor, arranco las agujas
de un reloj cadavérico
y levanto bien alta la copa de mi Sombra.
Entonces araño con ganas la conciencia
de un gesto
y rescato
los pedazos de luz desollada:
ciento ochenta continentes a la deriva en mí
que vendrán nuevamente a morder
mi voluntad de perro
al dar las seis y nadie.
<a
Un maravillos poema, Rosa. Pensaba destacar algún verso o estrofa que me hubiese impactado, pero me ha sido imposible, todo el poema en sí es impactante. Sin duda, lo has bordado.
Mi doble felicitación por el poema y por el galardón recibido, muy merecido.
Un afectuoso abrazo.