Cuándo un poema es bueno o malo

Aquí tendrán cabida discusiones y todo tipo de estudios sobre temas relacionados con el ámbito literario: técnica, oficio, valores poéticos, etc.
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Óscar Distéfano
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Cuándo un poema es bueno o malo

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Cuándo un poema es bueno o malo

-Cuando leemos un poema, nos encontramos frente a dos poemas: uno es el poema que el poeta ha escrito; y ,el otro, es el poema que no está escrito, el poema que quiso ser, el “poema ideal” al cual el poeta no pudo acceder por las limitaciones lógicas del lenguaje, amén de su propia imperfección humana. Es decir: existe el poema que quiso ser y el poema que resulta del esfuerzo lingüista y humanamente posible.

-En todo poema, el lector avezado (en su papel de crítico) percibe el poema que quiso ser.

-Un poema no se aprecia comparándolo con otro poema, sino con su propio paradigma ideal, con el poema que pudo ser, de haberse podido alcanzar la perfección del mismo.

-El goce estético que nos provoca un poema no requiere de comparaciones con otros esquemas poéticos que ya fueron aceptados como fuentes de placer. Este goce se logra de la comparación entre lo que es y lo que pudo ser. Cuanto menor sea la distancia mayor resulta el goce.

-El filósofo Kant estableció la existencia de la facultad humana de juzgar y la denominó "juicio de gusto" o "juicio estético". Tratándose de poesía, esta facultad nace de la capacidad que tiene un individuo de juzgar lo bello por el sentimiento de satisfacción o descontento que le provoca en el espíritu la lectura (aprehensión) de un poema. Este juzgamiento es absolutamente desinteresado. El poema vale por sí mismo.

-Cuando se pregunta por la belleza de un poema, no se trata de valorar la existencia del poema, sino sólo aquello que toca a la satisfacción que su lectura produce.

-La belleza de un poema no puede apreciarse como se apreciaría la belleza de un paisaje, ya que en este tipo de observación no se tiene en cuenta la finalidad material, un grado de belleza que tienda a un fin. En este tipo de belleza (una montaña, un lago, por ejemplo), si bien se puede uno imaginar una evolución hacia una perfección (ideal de su propia belleza), no es lo que en la realidad sucede. Más bien, aceptamos la belleza de una montaña como belleza última, como belleza estática, como belleza culmen. En cuanto a un poema, siempre está latente la observación de sus imperfecciones, del grado que ha alcanzado en la escala de su propio paradigma estético.

-Aunque pequemos de reiterativos, creemos conveniente dejar muy claro este importante principio estético. Para juzgar una belleza de la naturaleza; por ejemplo: un lago, no necesito tener con anterioridad un concepto, una imagen, de lo que el lago deba ser; es decir, no necesito conocer la tendencia evolutiva de la existencia de ese lago, sino que la observación de la mera forma, sin conocimiento del fin, es suficiente para hacer un juzgamiento estético. Pero cuando el objeto (un poema, por ejemplo) es dado como un producto del arte, debe entonces, considerarse el tal poema en su perfección última, lo que debió ser el poema, porque toda obra de arte siempre tiende hacia un fin de suprema estética.

-Ahora, bien, atendiendo a que en un juzgamiento estético, para conocer si un poema nos resulta bueno o malo, se tiene en cuenta la observación del poema idealizado que no se pudo alcanzar, el puro juicio estético o de gusto es insuficiente. Se necesita el uso de la razón para reflexionar sobre la perfección de la obra en relación con su finalidad.

-A partir de estas consideraciones, se crea, entonces, en el proceso creativo de un poema, una dinámica que hace que la belleza artística necesite de algo más que un concepto previo acerca de su finalidad: el "genio" del poeta como del lector. Esto nos lleva a concluir que la apreciación de un poema es subjetiva, pudiendo darse el caso que un poema sea considerado bueno por unos y malo por otros. Influirá en esto, fundamentalmente, la educación, el grado de refinamiento intelectual y espiritual, el medio en el cual los individuos se desenvuelven, etc., tanto de parte del poeta como del lector.

Última edición por Óscar Distéfano el Mié, 04 Feb 2015 6:55, editado 1 vez en total.
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M. Sánchez
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Amigo Óscar, al principio de tu reflexión y por un momento me pareció que mediante tu planteamiento de juicio estético, por comparación entre un poema real y otro ideal, habías solucionado el problema clásico que enfrenta al subjetivismo con la idea universal defendida por el filósofo al que haces referencia, pero enseguida descubrí que era todo lo contrario porque esa idea de poema ideal tú la consideras subjetiva y por tanto dependiente del individuo que la maneja.
Sin embargo leamos estos versos:

Me gustas cuando callas porque estás como ausente,
y me oyes desde lejos, y mi voz no te toca.
Parece que los ojos se te hubieran volado
y parece que un beso te cerrara la boca.

¿ Conoces a alguien que no le parezcan extraordinarios?

Cuando una obra desde su punto de vista estético hace coincidir a todo el mundo que se acerca a ella, no te hace que pensar en un posible valor objetivo, en un valor universalizable, en un valor absoluto?
Claro, hay bastantes más ejemplos de este tipo en todas las disciplinas estéticas, y por eso esa duda permanece aún viva.
Es algo parecido a lo que sucede con las verdades absolutas, que para muchos no existen, y las relativas: parece que todas las verdades son relativas, pero sin embargo, 2+3 son 5.
Si nos separamos un poco de este concepto, cabría resaltar el valor que tiene la comunicación como cualidad de la obra poética. Pero como tú muy bien dices otra vez, esa comunicación no solo depende del emisor (autor) sino también del receptor (lector).
Al final en lo que creo que se puede coincidir es en que el juicio estético lo que pone de manifiesto es de qué manera la sensibilidad, la imaginación , la memoria , la razón entran en funcionamiento ante diversos objetos o pensamientos.
En cualquier caso, el planteamiento que haces para valorar un poema por comparación entre el real y el que se tiene en base a las expectativas del lector (subjetivamente ideal), me parece acertado, porque también me parece real, se haga de manera consciente o inconscientemente.
Yo siempre he dicho que si quieres tener posibilidades de que te den un premio en cualquier certamen poético es muy recomendable enterarte, antes de presentarte, de las afinidades de los miembros del jurado con tu sensibilidad.

Quiero terminar diciendo una frase que yo he repetido aquí muchas veces: para mí la poesía buena es la que entusiasma, lo demás............

En fin, amigo, un apasionante tema para debate, que todo al que le guste pensar te lo habrá agradecido.
Un fuerte abrazo.
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Macedonio Tracel
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re: Cuándo un poema es bueno o malo

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te felicito Óscar sobre todo porque ese puente que tiendes al pensamiento, esa decisión de abrir un lugar para todos y el compromiso propio en exponer ideas y búsquedas nos beneficia a todos.

te felicito Manuel, por pararte del otro lado a trabajar con Óscar

me atrae profundamente esto que se inició
"nada es posible, pese a todo, sin el poema,
sin el poema que rejunte una a una las migajas"
Alberto Szpunberg
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Óscar Distéfano
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re: Cuándo un poema es bueno o malo

Mensaje sin leer por Óscar Distéfano »

Mi apreciado, compañero, Manuel Sánchez, sensible poeta, vayamos por parte: estos cuartetos alejandrinos de Pablo Neruda, en verdad, son versos que trasmiten una emoción innegable; pero, te puedo asegurar que a mucha gente culta pudiera no gustarle, pudiera no convencer. Pensarían sin más que se trata de un neorromanticismo que, una vez más, apela a la exageración de los sentimientos para buscar una belleza poética. A mí, personalmente, el verso me gusta; he crecido con Pablo Neruda (y hasta le perdono sus exabruptos políticos); pero, convengamos, mi querido amigo, esta no es la poesía de elevadísima altura; esta es una poesía para la masa, una poesía que apela al romanticismo, a la exageración de los sentimientos. Si uno ama realmente la poesía, no puede rendirse ante unos versos que no profundizan en la semántica, y sólo se disponen a sorprender en cuanto a la originalidad de la forma en que se dice. La poesía que yo consideraría extraordinaria es aquella que, además de irrupciones originales de belleza, me brindaran verdades que crearan cataclismos psicológicos en mi espíritu. Esta cuarteta de Pablo Neruda es buena, es hermosa, es poética, pero no alcanza la profundidad semántica que todo diletante ansía. Este tipo de versos (o poema) sólo consiguen soporificar la poesía, no encarar la búsqueda esencial; se pierden en juegos de inteligentes sintáxis, y en juego de palabras ingeniosas que sorprenden a la plebe. Considero que la poesía se encuentra más allá de estas ambiciones políticas. La poesía es imperecedera. No transa. No se amilana. No se presta nunca a los juegos políticos de su tiempo. La poesía es atemporal. William Blaque lo ha demostrado.

Me gustas cuando callas porque estás como ausente,
y me oyes desde lejos, y mi voz no te toca.
Parece que los ojos se te hubieran volado
y parece que un beso te cerrara la boca.

¿ Conoces a alguien que no le parezcan extraordinarios?

Conozco: yo.
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M. Sánchez
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Amigo Óscar, para tratar de dar salida a este debate hacia otros lugares, a mi juicio, de interés, digo:
está bien, acepto el que haya “alguien” al que no le gusten los versos que recojo de Neruda, porque su gusto haya evolucionado hacia otro lugar. No me parece, sin embargo, que haya posibilidad de rechazar el talento que supone la expresión de esos versos, sea o no de tu gusto el tratamiento que de los sentimientos se hace en ellos. Cuando digo extraordinarios, me estoy refiriendo al estricto sentido de la palabra: extra-ordinario, a algo que excede de lo ordinario, y por tanto de las expectativas que son habituales y comunes al ser humano corriente, a sus habilidades.

Me gustaría introducir en este cambio de impresión un elemento importante que, trastoca en algo tu planteamiento expuesto en el primer comentario.
Se trata, llevando el debate hacia la filosofía practica, del elemento sorpresa.
Por mi trabajo profesional tuve la ocasión de asistir a algún cursillo dado por los gurús de la industria japonesa de fabricación de automóviles, que como sabes está basada en la satisfacción del cliente, y allí comprendí la importancia de rebasar las expectativas de ese cliente. La satisfacción de un cliente a la hora de utilizar un coche está, no solo en que este cumpla con lo que se espera de él, sino en que el vehículo exceda en sus requisitos de calidad de las expectativas que se tienen. Esto es, existe un factor sorpresa ( grata sorpresa) que aumenta enormemente la valoración que un cliente hace del objeto que tiene delante.

Pues bien, cuando tú dices que se debe comparar un poema real con su correspondiente ideal, a juicio del lector, estás presuponiendo que ese poema ideal existe en la mente del lector, pero precisamente porque existe ( cosa discutible, en muchos casos) no cabe el beneficio de la sorpresa, no sería posible sorprender a ese lector. Y desde luego el factor sorpresa es un elemento importante, como digo, a la hora de valorar cualquier cosa. Se trata de recibir algo que excede de lo que uno espera, y por lo tanto imagina. Que se encuentra en esos momentos fuera de su imaginación, que alguien introduce en su campo imaginativo insospechadamente.

Yo creo que es entretenido mirar una misma cuestión desde diferentes puntos de vista, y por eso me atrevo a ampliar esta reflexión para animar un poco la intervención.

Ah!, y porque tú me dices que no te parecen extraordinarios los versos de Neruda, te creo. Pero eres la primera persona que conozco con esa opinión( por lo que veo, seguramente hay más). De la misma manera que no conozco a nadie que no se sienta conmovido( movido-con) por El David de Miguel Ángel, o por El Entierro del Conde de Orgaz, por poner solo algunos ejemplos de expresiones creativas. Y conozco a mucha gente que ha evolucionado hacia otras tendencias artísticas diferentes, pero todos coinciden en la misma valoración sobre estas obras.

Aquí, seguramente se podría utilizar aquella expresión humorista de Churchil que al ser preguntado por si le gustaban los franceses respondió: no les conozco a todos. Ja, ja, ja
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Óscar Distéfano
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Manuel Sánchez escribió:Amigo Óscar, para tratar de dar salida a este debate hacia otros lugares, a mi juicio, de interés, digo:
está bien, acepto el que haya “alguien” al que no le gusten los versos que recojo de Neruda, porque su gusto haya evolucionado hacia otro lugar. No me parece, sin embargo, que haya posibilidad de rechazar el talento que supone la expresión de esos versos, sea o no de tu gusto el tratamiento que de los sentimientos se hace en ellos. Cuando digo extraordinarios, me estoy refiriendo al estricto sentido de la palabra: extra-ordinario, a algo que excede de lo ordinario, y por tanto de las expectativas que son habituales y comunes al ser humano corriente, a sus habilidades.

Me gustaría introducir en este cambio de impresión un elemento importante que, trastoca en algo tu planteamiento expuesto en el primer comentario.
Se trata, llevando el debate hacia la filosofía practica, del elemento sorpresa.
Por mi trabajo profesional tuve la ocasión de asistir a algún cursillo dado por los gurús de la industria japonesa de fabricación de automóviles, que como sabes está basada en la satisfacción del cliente, y allí comprendí la importancia de rebasar las expectativas de ese cliente. La satisfacción de un cliente a la hora de utilizar un coche está, no solo en que este cumpla con lo que se espera de él, sino en que el vehículo exceda en sus requisitos de calidad de las expectativas que se tienen. Esto es, existe un factor sorpresa ( grata sorpresa) que aumenta enormemente la valoración que un cliente hace del objeto que tiene delante.

Pues bien, cuando tú dices que se debe comparar un poema real con su correspondiente ideal, a juicio del lector, estás presuponiendo que ese poema ideal existe en la mente del lector, pero precisamente porque existe ( cosa discutible, en muchos casos) no cabe el beneficio de la sorpresa, no sería posible sorprender a ese lector. Y desde luego el factor sorpresa es un elemento importante, como digo, a la hora de valorar cualquier cosa. Se trata de recibir algo que excede de lo que uno espera, y por lo tanto imagina. Que se encuentra en esos momentos fuera de su imaginación, que alguien introduce en su campo imaginativo insospechadamente.

Yo creo que es entretenido mirar una misma cuestión desde diferentes puntos de vista, y por eso me atrevo a ampliar esta reflexión para animar un poco la intervención.

Ah!, y porque tú me dices que no te parecen extraordinarios los versos de Neruda, te creo. Pero eres la primera persona que conozco con esa opinión( por lo que veo, seguramente hay más). De la misma manera que no conozco a nadie que no se sienta conmovido( movido-con) por El David de Miguel Ángel, o por El Entierro del Conde de Orgaz, por poner solo algunos ejemplos de expresiones creativas. Y conozco a mucha gente que ha evolucionado hacia otras tendencias artísticas diferentes, pero todos coinciden en la misma valoración sobre estas obras.

Aquí, seguramente se podría utilizar aquella expresión humorista de Churchil que al ser preguntado por si le gustaban los franceses respondió: no les conozco a todos. Ja, ja, ja

Antes que nada, debo reconocer que me ha sorprendido gratamente tu agudo sentido del humor. Pero no utilices tu fina ironía para presentarme como un inquisidor de la obra de Pablo Neruda. Te he dicho que me gusta (me produce emoción), que he crecido bajo el influjo de su magia poética; pero, ese poema en particular, no me parece extraordinario, no me eriza la piel, no conmueve mis convicciones; más bien, me parece un texto que busca el ¡ole! de los entusiastas admiradores del toreo y no la búsqueda de la esencia poética. Pero convengamos que se trata de un revitalizador poema modernista, que pretende bajarse de la aristocracia dariana, para llegar a la masa ( no olvidemos que Neruda se confesó comunista). Y, el poema expuesto, es, después de todo, una admirable exacerbación romántica de los sentidos. Repitamos: una exageración de los sentimientos. Concluyamos: el romanticismo es una forma de mentira agradable, es una forma de poetizar que ignora la verdad, que se decantan por ideas que agradan, sin preocuparse si convencen. En suma, el romanticismo, así como el neorromanticismo de Pablo Neruda, definitivamente, no es el camino auténtico de la poesía.

Luego, tu ejemplo del factor sorpresa como elemento estético es, fuera de toda duda, exacto. Aquí es necesario aclarar una cuestión muy importante. Nadie, ni el más grande genio, puede tener conocimiento de ese poema ideal del cual habíamos planteado; sólo sería posible, un vislumbre, una impresión subjetiva de su realidad, por cuya razón el factor sorpresa no quedaría relegado. Justamente, el hecho de percibir un poema como cercano a su paradigma, se constituye en una gran sorpresa, en una fuente espontánea de emoción.

En cuanto a los ejemplos de Miguel Ángel y compañía, por favor, mi querido amigo, no me hagas aparecer como un negador de las grandes obras maestras de la historia. Si un cuarteto de Neruda no me parece extraordinario, eso no significa que yo sea un espíritu ciego a toda la sublime obra artística que ha creado la humanidad por los siglos de los siglos. No seamos extremistas.

Un gran abrazo, mi apreciado compañero.
Óscar
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M. Sánchez
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re: Cuándo un poema es bueno o malo

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Óscar, de ninguna manera he pretendido colocarte como inquisidor. Creo que se han entendido mis expresiones como una broma, y así veo que las has recogido tú. A mí me da miedo siempre discutir por escrito, porque pienso que se me va a mal interpretar. Cara a cara todo resulta algo más fácil, porque las palabras van acompañadas de gestos de pausas, de énfasis, de risas que ayudan a entender el talante de las personas que se comunican, pero por escrito es diferente. Yo puedo resultar irónico, pero contigo jamás sería mal intencionado, porque te aprecio ( y ahora sí me pongo serio). Yo puse el ejemplo de los versos de Neruda porque quería enfrentar la idea absoluta con la relativa, y me consta, dentro de mi ámbito de conocimientos, que esos versos eran aceptados como extraordinarios. Si no es así, me da igual elegir como ejemplo otro cualquiera donde exista coincidencia de carácter suficientemente universal.
En relación con el tema que estamos tratando:
me tienes que perdonar que sea de ciencias, porque aquí donde me ves, yo no soy de letras sino de ciencias, y eso desde mi punto de vista es una falta grave que hay que perdonar. Para colmo tú sabes, porque te lo dije, que mis conocimientos de poética son muy escasos, son bastante mayores los que tengo de filosofía. Quizás por eso tenga la costumbre de comprender las cosas en su semántica científica. Cuando tú te refieres a “comparar” entre dos poemas uno real y otro ideal, yo inmediatamente digo: para comparar dos cosas es indispensable que esas dos cosas existan, si no es imposible compararlas. Si ahora me dices que una de ellas no existe ( sólo de manera intuitiva) entonces lo que pienso es que será imposible comparar los poemas. ¿ Qué es, a lo mejor, lo que se podría comparar?: las impresiones que deja un poema con las que podría haber dejado un hipotético poema ideal, pero entonces estamos comparando impresiones: una real, y la otra una impresión deseada que nunca se produce, que no se conoce exactamente, y que en el fondo solo es un deseo. De esta forma llegamos a la comparación del impacto que te deja la lectura de un poema y el que a ti te gustaría que te hubiese dejado. Y para eso basta con dejar que hable tu sensibilidad, tu imaginación, tu corazón, tu razón, ¿no? Que es por otra parte lo que hacemos siempre, ¿no?

Si resulto muy pesado dímelo, y corto, porque no pretendo serlo.
Amigo, es un placer cambiar impresiones contigo, y sobre todo relativas a estas materias
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Óscar Distéfano
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Re: re: Cuándo un poema es bueno o malo

Mensaje sin leer por Óscar Distéfano »

Manuel Sánchez escribió:En relación con el tema que estamos tratando:
me tienes que perdonar que sea de ciencias, porque aquí donde me ves, yo no soy de letras sino de ciencias, y eso desde mi punto de vista es una falta grave que hay que perdonar. Para colmo tú sabes, porque te lo dije, que mis conocimientos de poética son muy escasos, son bastante mayores los que tengo de filosofía. Quizás por eso tenga la costumbre de comprender las cosas en su semántica científica. Cuando tú te refieres a “comparar” entre dos poemas uno real y otro ideal, yo inmediatamente digo: para comparar dos cosas es indispensable que esas dos cosas existan, si no es imposible compararlas. Si ahora me dices que una de ellas no existe ( sólo de manera intuitiva) entonces lo que pienso es que será imposible comparar los poemas. ¿ Qué es, a lo mejor, lo que se podría comparar?: las impresiones que deja un poema con las que podría haber dejado un hipotético poema ideal, pero entonces estamos comparando impresiones: una real, y la otra una impresión deseada que nunca se produce, que no se conoce exactamente, y que en el fondo solo es un deseo. De esta forma llegamos a la comparación del impacto que te deja la lectura de un poema y el que a ti te gustaría que te hubiese dejado. Y para eso basta con dejar que hable tu sensibilidad, tu imaginación, tu corazón, tu razón, ¿no? Que es por otra parte lo que hacemos siempre, ¿no?

Si resulto muy pesado dímelo, y corto, porque no pretendo serlo.
Amigo, es un placer cambiar impresiones contigo, y sobre todo relativas a estas materias

Bueno, yo digo que debatir por escrito tiene también sus ventajas. Una de ellas es que uno puede responder pasado un tiempo.

Para responderte, me abocaré a lo marcado con negrita en una parte de tu texto, que creo sintetiza toda la objeción que haces a mi tesis. Y lo haré con un ejemplo: ¿cómo se determina la belleza de una mujer? Lógicamente, no se la compara con otras mujeres, sino con el ideal de la mujer que ella pudo haber sido. ¿Y cómo es posible esto, puesto que no sabemos (tú lo has dicho), no conocemos a esa hipotética mujer? Bueno, se llega a la comparación estudiando las imperfecciones que deberían eliminarse para que arribe a su naturaleza ideal. No sabemos cómo es su naturaleza ideal, pero sabemos perfectamente lo que deberíamos deshechar (o corregir) para acercarse a ella. Más o menos, sería como el trabajo que hace un cirujano plástico: ataca lo que él considera defectos o deformaciones de un rostro, para acceder a la belleza ideal de ese rostro, sin cambiar la naturaleza global de su prosapia. Creo firmemente que en poesía es posible hacer un estudio analítico semejante.

Un abrazo, amigo.
Óscar
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Marius Gabureanu
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Mensaje sin leer por Marius Gabureanu »

Hola a todos. Me atrevo a responder al debate de manera personal, ya que me parece muy interesante y, como lector, tengo algunas cosas que decir sobre el asunto. Algunos, por lo bien que estén escritos, no me llaman la atención. En ellos encuentro un esqueleto antiguo, las mismas costillas de la palabra, el mismo olor a muerto que desprende desde siempre. Y no por ser exigente, sino por ver cómo se complacen los poetas en la pereza de escribir (y no me excluyo). Encontrar un ritmo, una voz, mantenerla durante años, y ya, está hecho, sólo queda traducir la vida. Pero creo que traducir es poco para la poesía. La poesía es un calambre de rosas, un dolor de la lengua del sueño. Entonces exige de nosotros un esfuerzo que poco tiene que ver con el intelecto. La poesía es un Rolex de la ausencia. Un lujo que pocos se permiten. La poesía retuerce el cuello de los cisnes, inventa su propio odio, su propia manera de alejarse del ojo que está habituado a lo común. Mis abrazos sinceros.
Miguel Ángel Martínez Góm
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re: Cuándo un poema es bueno o malo

Mensaje sin leer por Miguel Ángel Martínez Góm »

Óscar, he modificado el contenido del mensaje anterior porque abandono el foro, y no quiero irme con una polémica. Admiro tu talante, tu pasión por la poesía y por la cultura, porque en ello hay sabiduría del espíritu. Nunca quise arremeter contra tu persona, sólo quise hacer hincapié en que toda generalización conlleva una injusticia en la mayoría de los casos. Te pido disculpas si te ofendí yo a ti.
Un fuerte abrazo.
Última edición por Miguel Ángel Martínez Góm el Jue, 07 May 2015 16:14, editado 5 veces en total.
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Óscar Distéfano
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Re: re: Cuándo un poema es bueno o malo

Mensaje sin leer por Óscar Distéfano »

Macedonio Tracel escribió:te felicito Óscar sobre todo porque ese puente que tiendes al pensamiento, esa decisión de abrir un lugar para todos y el compromiso propio en exponer ideas y búsquedas nos beneficia a todos.

te felicito Manuel, por pararte del otro lado a trabajar con Óscar

me atrae profundamente esto que se inició

Gracias, Macedonio. Trataré de actualizarme en este post. Tus palabras son muy estimulantes, amigo. Vuelvo aquí, luego de una vendimia.

Un abrazo.
Óscar
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Rafel Calle
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Mensaje sin leer por Rafel Calle »

¿Te vas de Alaire? Bueno, si no te interesa permanecer, no podemos hacer nada al respecto.
Por otro lado, me gustan los debates que origina Óscar, porque contribuyen a esclarecer las líneas maestras de Alaire, nos dan la opción de explicarlas. Luego, aunque sean contrarias a lo propuesto por Óscar, él sabe aclimatarlas a su panorámica intelectual en referencia al ecosistema rítmico-literario que queremos vertebrar en Alaire.

Amigo Miguel Ángel, quizá se te ocurra sintonizar tu perspectiva de las cosas, hasta que logres sinergias incluso con las ideas menos probables desde tu naturalidad imaginaria. Ocurre que la distancia entre las diferentes conceptualidades, es mucho menor de lo que podemos imaginar, es decir, siempre estamos muy próximos. En cualquier caso, las cosas son tal y como creemos que están siendo. Mentalidad positiva, solidaridad…

Abrazos, Miguel Ángel y Óscar, estimados amigos y colegas.
Miguel Ángel Martínez Góm
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Mensaje sin leer por Miguel Ángel Martínez Góm »

Amigo Rafael, no es que no me interese Alaire, todo lo contrario, seguiré en modo observador. Lo que ocurre es que atravieso circunstancias personales complicadas y considero que en este momento lo mejor es abandonar el modo activo, no sé por cuánto tiempo. Siempre estaré agradecido a todos ustedes y a tí personalmente por todo lo que he aprendido a vuestro lado y por el trato recibido. Necesito parar, eso es todo, no puedo escribir ni me amparan las circunstancias apropiadas para ello y mi estado anímico tampoco es el más apropiado ni siquiera para participar en debates.

Estoy a tu disposición para lo que quieras, Rafael.
Un fuerte abrazo.
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Óscar Bartolomé Poy
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Miguel Ángel Martínez Góm escribió:Amigo Rafael, no es que no me interese Alaire, todo lo contrario, seguiré en modo observador. Lo que ocurre es que atravieso circunstancias personales complicadas y considero que en este momento lo mejor es abandonar el modo activo, no sé por cuánto tiempo. Siempre estaré agradecido a todos ustedes y a tí personalmente por todo lo que he aprendido a vuestro lado y por el trato recibido. Necesito parar, eso es todo, no puedo escribir ni me amparan las circunstancias apropiadas para ello y mi estado anímico tampoco es el más apropiado ni siquiera para participar en debates.

Estoy a tu disposición para lo que quieras, Rafael.
Un fuerte abrazo.

Qué mala noticia. Espero que tu ausencia no sea muy prolongada. Para mí eres una de las personas que más aporta al foro, que se esfuerza por mantenerlo vivo. Voy a echar de menos tus poemas y tus comentarios. Todos sabemos cuán fuerte es la poesía, y los lazos de unión y adicción que crea, pero las circunstancias personales y las adversidades del día a día a veces se imponen al pulso etéreo del numen.

Volverás con más energía y pletórico de versos. Espero que te mejores. Un fuerte abrazo, Miguel Ángel.
© Óscar Bartolomé Poy. Todos los derechos reservados.
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Miguel Ángel Martínez Góm
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Te agradezco mucho el apoyo que me muestras, amigo Óscar. Como ya te comenté en otros comentarios, la dolencia física no es grave pero me impide caminar con normalidad, correr, es decir, me limita físicamente, y además, atravieso una situación emocional delicada por circunstancias personales que no pueden contarse públicamente. Es por todo ello que no puedo escribir ni participar de un modo sano y constructivo en el foro, y por lo que decido abandonar la participación activa.
Recibo tu abrazo y te mando otro de corazón.
Con mi aprecio y admiración.
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