Triste como un Zeppelin

[Rafael Teicher]

Triste como un Zeppelin



Ayer estoy triste

Triste de manera universal
Y también de manera específica

Triste como un Zeppelín que se deshincha
Peor todavía: como uno que remonta hacia Suiza cargado de niños

Me siento bello, moderno, fuerte. Y solo

Me he afeitado. Mis pómulos brillan cual cabeza asiria

De seguro la-loca-por-mí está con la pierna escayolada en un nosocomio

Ha de ser por eso que no suena el teléfono del sótano


Soy un pelagatos. Que sí
Que no me cabe otro apelativo
Qué otro andaría en plena rada con una armónica de pulgarcito en la bolsa

Ni siquiera un criptozoólogo desdentado

Un caminavías, eso es lo que soy. Y encima, desempleado

Por eso nadie me viene a buscar con un ramo, o una caja de jabones

Si no cojo mi Titanic a la salida del Bingo me suicidaré, palabra de campeón de mancha venenosa

Me suicidaré con una pastilla geopolítica, o con un secador de pelo




Pero mi cuerpo es inmediato y necesita inmediatamente estar contigo en un hotel de mil oros, o en un concierto de Bon Jovi

Eso

Precisaría cubiertos finos. Vajilla cinco-luceros. Pianos blancos
Y una barra sembrada de vasos verdes con cogote de jirafa

Te precisaría

Mis poemas enormes como bisontes me dan miedo hoy
Me dan lágrimas de amor, que es miedo

Siento que mi cuerpo se cae por un reloj de sol
Qué horror que se le marchiten así, inútilmente, los mejores vellos

Quizás estoy al otro lado de un accidente de motocicleta. Como un vidrio azul arrojado en la brea

Quizás me ha salvado el gato tuerto de un museo de cera, y como duermo, aún no lo sé



Me has dicho que el pelo te huele a mandarinas, que se te rompió el cerebro del amor, o que rompiste a un hada con un picahielos. Algo como ésto

Y eso me daña. Me daña porque es hermoso dicho así

Me has dicho que te encierras a ver una película con una caja —supongo de chocolates
Que la miras cuadro a cuadro para pillarle su Dios

Ciertamente has hablado como una sirena. Te lo agradezco

Pero ahora estoy triste
Y mañana

Y siempre




Hasta cuando doy la carcajada de Nathán Pinzón estoy triste







Rafael Teicher

[Eduardo R. de la Cruz]

Triste como un Zeppelin



Ayer estoy triste.

Triste de manera universal.
Y también de manera específica.

Triste como un Zeppelín que se deshincha.
Peor todavía: como uno que remonta hacia Suiza y cargado de niños.

Me siento bello, moderno, fuerte. Y solo.

Me he afeitado. Mis pómulos brillan cual cabeza asiria.

De seguro la loca por mí está con la pierna escayolada en un nosocomio.

Ha de ser por eso que no suena el teléfono del sótano.


Soy un pelagatos. Que sí.
Que no me cabe otro apelativo.
Qué otra andaría en plena rada, sólo con una armónica de pulgarcito en la bolsa.

Ni siquiera un criptozoólogo desdentado.

Un caminavías, eso es lo que soy. Y encima, desempleado.

Por eso nadie me viene a buscar con un ramo, o una caja de jabones.

Si no cojo mi Titanic a la salida del Bingo me suicidaré, palabra de campeón de mancha venenosa.

Me suicidaré con una pastilla geopolítica, o con un secador de pelo.

Pero mi cuerpo es inmediato y necesita inmediatamente estar contigo en un hotel de mil oros, o en un concierto de Bon Jovi.

Eso.

Precisaría cubiertos finos. Vajilla cinco luceros. Pianos blancos.
Y una barra sembrada de vasos verdes con cogote de jirafa. Te precisaría.

Mis poemas enormes como bisontes me dan miedo hoy.
Me dan lágrimas de amor, que es miedo.

Siento que mi cuerpo se cae por un reloj de sol.
Qué horror que se le marchiten así, inútilmente, los mejores vellos.

Quizás estoy del otro lado de un accidente de motocicleta. Como un vidrio azul arrojado en la brea.

Quizás me ha salvado el gato tuerto de un museo de cera, y como duermo, aún no lo sé.

Me has dicho que el pelo te huele a mandarinas, que se te rompió el cerebro del amor, o que rompiste un hada con un picahielos. Algo como ésto has mencionado.

Y eso me daña. Me daña porque es hermoso dicho así.

Me has dicho que te encierras a ver una película con una caja —supongo de chocolates.
Que la miras cuadro a cuadro para pillarle su Dios.

Ciertamente has hablado como una sirena. Te lo agradezco.

Pero ayer estoy triste.
Y mañana.
Y siempre. Hasta cuando doy la carcajada de Nathán Pinzón estoy triste.

Estoy triste.


Rafael Teicher

Rafael, que alegria que estes triste... sin esa tristeza no hubiera leido esta grandisima disertacion poetica, y lirica. Felicidades y un abrazo.

[Rafael Teicher]

Triste como un Zeppelin



Ayer estoy triste.

Triste de manera universal.
Y también de manera específica.

Triste como un Zeppelín que se deshincha.
Peor todavía: como uno que remonta hacia Suiza y cargado de niños.

Me siento bello, moderno, fuerte. Y solo.

Me he afeitado. Mis pómulos brillan cual cabeza asiria.

De seguro la loca por mí está con la pierna escayolada en un nosocomio.

Ha de ser por eso que no suena el teléfono del sótano.


Soy un pelagatos. Que sí.
Que no me cabe otro apelativo.
Qué otra andaría en plena rada, sólo con una armónica de pulgarcito en la bolsa.

Ni siquiera un criptozoólogo desdentado.

Un caminavías, eso es lo que soy. Y encima, desempleado.

Por eso nadie me viene a buscar con un ramo, o una caja de jabones.

Si no cojo mi Titanic a la salida del Bingo me suicidaré, palabra de campeón de mancha venenosa.

Me suicidaré con una pastilla geopolítica, o con un secador de pelo.

Pero mi cuerpo es inmediato y necesita inmediatamente estar contigo en un hotel de mil oros, o en un concierto de Bon Jovi.

Eso.

Precisaría cubiertos finos. Vajilla cinco luceros. Pianos blancos.
Y una barra sembrada de vasos verdes con cogote de jirafa. Te precisaría.

Mis poemas enormes como bisontes me dan miedo hoy.
Me dan lágrimas de amor, que es miedo.

Siento que mi cuerpo se cae por un reloj de sol.
Qué horror que se le marchiten así, inútilmente, los mejores vellos.

Quizás estoy del otro lado de un accidente de motocicleta. Como un vidrio azul arrojado en la brea.

Quizás me ha salvado el gato tuerto de un museo de cera, y como duermo, aún no lo sé.

Me has dicho que el pelo te huele a mandarinas, que se te rompió el cerebro del amor, o que rompiste un hada con un picahielos. Algo como ésto has mencionado.

Y eso me daña. Me daña porque es hermoso dicho así.

Me has dicho que te encierras a ver una película con una caja —supongo de chocolates.
Que la miras cuadro a cuadro para pillarle su Dios.

Ciertamente has hablado como una sirena. Te lo agradezco.

Pero ayer estoy triste.
Y mañana.
Y siempre. Hasta cuando doy la carcajada de Nathán Pinzón estoy triste.

Estoy triste.


Rafael Teicher

Rafael, que alegria que estes triste... sin esa tristeza no hubiera leido esta grandisima disertacion poetica, y lirica. Felicidades y un abrazo.

Nunca es demasiado tarde para decir: gracias

Un saludo Eduardo

Rafael

[Gustavo Cavicchia]

Son tristes como cualquier globo. Porque los globos son tristes. El teléfono en el sótano es una imagen increíble, no sé, si tuviera sótano seguro tendría un teléfono allí, uno de esos viejos, los que poseían disco para marcar y esperaría recibir una llamada equivocada de otra época, como si el sótano fuese la proyección de una antigua farmacia o un bazar de los años 50. Cosas de la soledad supongo.

[Tristany Joan Gaspar]

Hola Rafael.excelente , realmente un poema buenisimo.
Transmites todo un despliegue de sentimientos tristes de un forma genial.
me quedo con ganas de darle un abrazote al Zeppelin, lo veo tan solo y esa imagen es de las más desoladoras.

Mis felicitaciones por este poemazo y un abrazo para ti

Joan

[Lila Manrique]

Un teléfono en el sotano... mmm
Casi una locura, pero tan necesario, cuando la
urgencia por sonreír se hace presente.
!A quien se le ocurre un teléfono en el sotano¡
Tal vez a un poeta, que despliega el alma, dando rienda suelta a sus
fantasías y metáforas subyugantes.
Preciosa tu composición poética.
Felicidades

[Rafael Teicher]

Son tristes como cualquier globo. Porque los globos son tristes. El teléfono en el sótano es una imagen increíble, no sé, si tuviera sótano seguro tendría un teléfono allí, uno de esos viejos, los que poseían disco para marcar y esperaría recibir una llamada equivocada de otra época, como si el sótano fuese la proyección de una antigua farmacia o un bazar de los años 50. Cosas de la soledad supongo.

Muchas Gracias por tus palabras y por tu interés en el texto, un saludo amical para vos


Rafael

[Rafael Teicher]

Hola Rafael.excelente , realmente un poema buenisimo.
Transmites todo un despliegue de sentimientos tristes de un forma genial.
me quedo con ganas de darle un abrazote al Zeppelin, lo veo tan solo y esa imagen es de las más desoladoras.

Mis felicitaciones por este poemazo y un abrazo para ti

Joan

Muchas Gracias Trstany por tus comentarios y tu interés en mi obra, te envío un saludo argentino

Rafael

[Rafael Teicher]

Un teléfono en el sotano... mmm
Casi una locura, pero tan necesario, cuando la
urgencia por sonreír se hace presente.
!A quien se le ocurre un teléfono en el sotano¡
Tal vez a un poeta, que despliega el alma, dando rienda suelta a sus
fantasías y metáforas subyugantes.
Preciosa tu composición poética.
Felicidades

Me alegra que te agraden las figuras de esta obra, gracias

Un saludo cordial


Rafael

[Gabriela Bruckner]

Yo llené mi cajita de chocolates con cada letra tuya. La saboreo de a poco. Te regalo una?

Te amo

Gaby

[José Manuel Sáiz]

Me ha sorprendido gratamente este poema. Todas las imágenes son precisas, serenas y certeras. La del Zeppelin y la tristeza soberbias.
Un abrazo.
J. manuel

[Rafael Teicher]

Yo llené mi cajita de chocolates con cada letra tuya. La saboreo de a poco. Te regalo una?

Te amo

Gaby

El chocolate es por antonomasia "lo otorgado". Claro, subamos a la caja de azúcar y a remontar!

Un besote

También te amo


Rafael

[Rafael Teicher]

Me ha sorprendido gratamente este poema. Todas las imágenes son precisas, serenas y certeras. La del Zeppelin y la tristeza soberbias.
Un abrazo.
J. manuel

Pues me alegra que lo hayas paladeado así. Un saludo amical desde Argentina y hasta otro poema

Gracias


Rafael

[Maximiliano Rodriguez]

Me ha gustado, Rafael.

Un lenguaje poético muy particular y que va calando el ánimo, como una lluvia cernida, hasta empaparlo todo.

Un saludo, max

[Rafael Teicher]

Me ha gustado, Rafael.

Un lenguaje poético muy particular y que va calando el ánimo, como una lluvia cernida, hasta empaparlo todo.

Un saludo, max

Me alegra que lo hayas disfrutado, te mando un saludo cordial desde Buenos Aires

Rafael