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[José Manuel Sáiz]

Siempre me has tratado con cariño y me has dedicado preciosos comentarios.
Admiro tu poesía y no me gustaría prescindir de ella.
Por eso te doy todo el ánimo posible y deseo que todo se solucione, y te dedico, como acabo de hacer también con Ana, otra entrañable amiga, unos versos de esperanza. Nadie sabe el cómo ni el porqué, pero todo cambia de la noche a la mañana.
Un fuerte abrazo, querida amiga.



Era mayo y llovía sobre el patio.
Mi amigo no vendría
aquella tarde a casa. Tampoco recibí
la carta que esperaba.
Era como si todo se volviera
hostil alrededor.

Miré por la ventana. Un petirrojo
descendió desde el muro hasta la encina. Movía
nervioso la cabeza, parecía
buscar entre las ramas.

La tarde cayó sobre la mesa oscureciendo
un libro de luz entre mis manos. De repente
cesó la lluvia, el viento; cantaba el petirrojo
entre las sombras. Desde la ventana
el patio parecía hermoso. De nuevo todo
volvía a ser perfecto.

[Ventura Morón]

Llego aquí hoy, por vez primera. Sin saber que existía esta parte del foro-foristas. Y encuentro este mensaje vuestro, Era y Ana.
Se me ha formado un torbellino en la garganta, y esta ahí, anclado, no quiere moverse. He ido componiendo imagenes de cada uno en mi cabeza y vosotras hacéis parte del retablo. Uno a esa sensación de desasosiego una alegría subterránea, como si fuera contranatura. Y es saber que puedo compartir esos pesares con vosotras, desde aqui. Que el compartir nuestras emociones recónditas puede llevar a poder participar en vuestras batallas. Y parece que todo cobrara un nuevo sentido. Como una orquesta, con cada instrumento que viene cargado de su melodía infinita para producir, juntos, la armonía, aunque sea etérea. Pero vuestros instrumentos son mágicos, siguen sonando. Vuestros poemas no se van. El concierto está asegurado.
Besos, no os preocupeis, se os oye, y se os seguirá oyendo...
Ventura

[E. R. Aristy]

Gracias queridos amigos. Cada uno de ustedes representa la razón de vivir, la empatía y calidad humana. Un fuerte abrazo, Roxane