Editorial Alaire

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Todo es pasajero,
dolor que se ablanda y deshace:
voluta de humo
que el aire disuelve
la sombra de tu nombre.

Transito por el recuerdo
de tu cuerpo, inacabada ruta
que nunca aprendí.
Las manos, yacentes medusas
olvidadas
en los rompientes de la playa
de tus pechos:
acaso espuma antigua del deseo.

Tardes, hoteles,
sábanas deshechas, las horas
del amor
pisado y mordido.

Tundra tu voz,
hallazgo inesperado de la memoria
como una correa que desata
la estantigua del frío.
Pero ya estoy lejos,
habito los trópicos de la indiferencia
y cada noche cierro los ojos
con la paz del olvido.


2013


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Cuando algo es pasajero haces bien en cerrar los ojos con la paz del olvido. Precioso poema. Un placer
Abrazos
Pilar

Andrés Rebolledo escribió:
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Todo es pasajero,
dolor que se ablanda y deshace:
voluta de humo
que el aire disuelve
la sombra de tu nombre.

Transito por el recuerdo
de tu cuerpo, inacabada ruta
que nunca aprendí.
Las manos, yacentes medusas
olvidadas
en los rompientes de la playa
de tus pechos:
acaso espuma antigua del deseo.

Tardes, hoteles,
sábanas deshechas, las horas
del amor
pisado y mordido.

Tundra tu voz,
hallazgo inesperado de la memoria
como un correa que desata
la estantigua del frío.
Pero ya estoy lejos,
habito los trópicos de la indiferencia
y cada noche cierro los ojos
con la paz del olvido.


2013


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Atrapante solidez argumental, con un desarrollo muy bien llevado. Exquisito manejo del lenguaje con su sintaxis natural, pulcra, adecuada. Ha sido un verdadero placer leer este poema.

Un abrazo, amigo.
Óscar

Excelentísimo trabajo, Andrés. Cátedra viva de muy alta poesía.

Ovación sostenida, compañero.

me ha gustado mucho, Andrés.

Un poema que rememora momentos y lo hace con la serenidad que da la paz del olvido de la pasión.

Un abrazo.

Muy agradecido por tu visita, Pilar.

Un saludo cordial, A

Me ha encantado el poema Andrés, me parece un excelente trabajo, en especial la última estrofa. Un placer pasarme por tus versos.

Un abrazo.

Carmen

Transito por el recuerdo
de tu cuerpo, inacabada ruta
que nunca aprendí.
Las manos, yacentes medusas
olvidadas
en los rompientes de la playa
de tus pechos:
acaso espuma antigua del deseo.


Una preciosura. Gran poema de bello talento. RJL