Doce mil kilómetros de amnesia
Publicado: Mar, 20 Ago 2013 0:29
Me debes una cita
para confrontar nuestros olvidos
donde la tarde sea esa intoxicación del alma
y tú el sustituto del azúcar,
algo así como un expreso con sacarina
para desalojar las impertinencias de la lluvia
y toda esa cursilería suicida
que dejamos pendiente alguna vez.
Hoy no vamos a hablar de eternidades
y tú por supuesto no mencionarás el tiempo,
hay que ser objetivos,
los poemas se rompen a pedazos
y los recuerdos simplemente se pierden,
uno se acostumbra a lo insólito
y la indiferencia suele nutrirse de silencios.
No puedo negar que fui tu fan
tengo que confesarlo,
incluso cuando me traicionabas
te volvías aún más irresistible,
pero hay momentos en que la palabra se quiebra
y es difícil traducir la pérdida,
entonces requieres de una sobredosis de futuro,
el idioma de las estrellas y doce mil kilómetros de amnesia
para redimir ese sabor a decadencia,
por eso el olvido siempre es gratificante.
Contemplemos la tarde,
hoy llueve, pero llueve con disimulo,
no siempre las apariencias mienten,
con el tiempo se aprende a ser uno mismo,
tener los ojos bien alertas
y no enamorarse del aroma de un poema
ni de la frágil tesitura de su verbo,
el cinismo sigue siendo una metáfora
como el mar muerto y todas sus mareas.
Cuesta encontrar las palabras cruciales,
la vida no se detiene a esperarte,
así que ya puedes guardar tus cláusulas en el armario,
pero no es el tema, ya no hay glamour en el ambiente
y aunque sus palabras vistan de etiqueta
ya no desarma la métrica de mis convicciones.
Cecilia Martos
para confrontar nuestros olvidos
donde la tarde sea esa intoxicación del alma
y tú el sustituto del azúcar,
algo así como un expreso con sacarina
para desalojar las impertinencias de la lluvia
y toda esa cursilería suicida
que dejamos pendiente alguna vez.
Hoy no vamos a hablar de eternidades
y tú por supuesto no mencionarás el tiempo,
hay que ser objetivos,
los poemas se rompen a pedazos
y los recuerdos simplemente se pierden,
uno se acostumbra a lo insólito
y la indiferencia suele nutrirse de silencios.
No puedo negar que fui tu fan
tengo que confesarlo,
incluso cuando me traicionabas
te volvías aún más irresistible,
pero hay momentos en que la palabra se quiebra
y es difícil traducir la pérdida,
entonces requieres de una sobredosis de futuro,
el idioma de las estrellas y doce mil kilómetros de amnesia
para redimir ese sabor a decadencia,
por eso el olvido siempre es gratificante.
Contemplemos la tarde,
hoy llueve, pero llueve con disimulo,
no siempre las apariencias mienten,
con el tiempo se aprende a ser uno mismo,
tener los ojos bien alertas
y no enamorarse del aroma de un poema
ni de la frágil tesitura de su verbo,
el cinismo sigue siendo una metáfora
como el mar muerto y todas sus mareas.
Cuesta encontrar las palabras cruciales,
la vida no se detiene a esperarte,
así que ya puedes guardar tus cláusulas en el armario,
pero no es el tema, ya no hay glamour en el ambiente
y aunque sus palabras vistan de etiqueta
ya no desarma la métrica de mis convicciones.
Cecilia Martos