Párpados de sombra
Publicado: Lun, 07 Abr 2008 20:23
Párpados de sombra
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Con el negro relincho de las horas
seguí buscado el cuerpo de mi amada,
apartando la niebla de mis ojos,
las lágrimas vertidas por la ausencia,
por el tiempo vivido en soledad.
Sentía los ladridos de los perros,
las palabras marchitas de la noche
que encogían mi alma moribunda;
una hoja de acero penetraba
con odio en los rincones apagados
del silencio, una lengua estremecida
mordía su veneno en una acera
mientras dejaba una campana fría
con su turbio latido, un perezoso
momento de ansiedad sobre la tumba
quebrada de ese amor inalcanzable.
Seguí cruzando el pálido camino
mientras un viento rancio con su nombre
besaba la madera cercenada
de los arcones tristes de mi pena.
Arrojaba un murciélago una gota
de esperanza en la calma confundida
del tiempo , en la farola intermitente
que ofrecía una lánguida ilusión
entre el perfume oscuro de los gatos
que devoraban una rata gorda.
Un gélido rencor desvanecía
la tinta de las hojas solitarias
en la sucia penumbra de las calles,
en los troncos tallados de la mente
donde habitaba el nombre idolatrado
que seguía buscando sin consuelo.
---------------
II
Suspiraban las cruces de la esquina
por los sombríos años sin tenerte
mientras la ira de una voz dejaba
su semilla impregnada en el estiércol
de sus palabras necias y baldías.
Salí de aquel infierno, resignado,
sin ilusión, con el semblante triste,
contemplando los pájaros furtivos
que posaban sus negras vestimentas
sobre mi desdichada languidez.
¡Aquellos grandes cuervos de mis días!
¡Aquellos negros años sin tenerte!
------------------
III
La densa niebla púrpura se abría
cuando estalló un relámpago afligido
entre los grandes árboles nocturnos,
se escuchaba el sonido de unos pasos
sobre el sangriento asfalto, me embriagaba
de nuevo aquel aroma conocido,
entonces , una armónica de luto
mientras aquellos pasos se acercaban,
moría sin consuelo, sin el tacto
de aquella pena hostil , inquebrantable.
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IV
Surgió una voz sedosa entre la niebla
pronunciando mi nombre, me arrastraba
el gélido perfume de su aliento
hacia una luz de hielo incandescente ;
vi por fin la mirada sepulcral
de aquel amor buscado, de mi amor
perdido en el silencio de la noche,
me detuve ante el cuerpo de mi amada
contemplando los rizos de su pelo,
la catarata oscura que cubría
sus hombros plateados , era ella,
con su nombre invertido por el tiempo,
ese tiempo sin ella, sin sus brazos,
sin su aliento, sin nada, sin su cuerpo;
subí hasta ese mundo de tinieblas
y allí dejé mi vida con Lebasi ,
contemplando sus párpados de sombra.
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Adrian.
http://poemasadrianperez.blogspot.com/
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Con el negro relincho de las horas
seguí buscado el cuerpo de mi amada,
apartando la niebla de mis ojos,
las lágrimas vertidas por la ausencia,
por el tiempo vivido en soledad.
Sentía los ladridos de los perros,
las palabras marchitas de la noche
que encogían mi alma moribunda;
una hoja de acero penetraba
con odio en los rincones apagados
del silencio, una lengua estremecida
mordía su veneno en una acera
mientras dejaba una campana fría
con su turbio latido, un perezoso
momento de ansiedad sobre la tumba
quebrada de ese amor inalcanzable.
Seguí cruzando el pálido camino
mientras un viento rancio con su nombre
besaba la madera cercenada
de los arcones tristes de mi pena.
Arrojaba un murciélago una gota
de esperanza en la calma confundida
del tiempo , en la farola intermitente
que ofrecía una lánguida ilusión
entre el perfume oscuro de los gatos
que devoraban una rata gorda.
Un gélido rencor desvanecía
la tinta de las hojas solitarias
en la sucia penumbra de las calles,
en los troncos tallados de la mente
donde habitaba el nombre idolatrado
que seguía buscando sin consuelo.
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II
Suspiraban las cruces de la esquina
por los sombríos años sin tenerte
mientras la ira de una voz dejaba
su semilla impregnada en el estiércol
de sus palabras necias y baldías.
Salí de aquel infierno, resignado,
sin ilusión, con el semblante triste,
contemplando los pájaros furtivos
que posaban sus negras vestimentas
sobre mi desdichada languidez.
¡Aquellos grandes cuervos de mis días!
¡Aquellos negros años sin tenerte!
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III
La densa niebla púrpura se abría
cuando estalló un relámpago afligido
entre los grandes árboles nocturnos,
se escuchaba el sonido de unos pasos
sobre el sangriento asfalto, me embriagaba
de nuevo aquel aroma conocido,
entonces , una armónica de luto
mientras aquellos pasos se acercaban,
moría sin consuelo, sin el tacto
de aquella pena hostil , inquebrantable.
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IV
Surgió una voz sedosa entre la niebla
pronunciando mi nombre, me arrastraba
el gélido perfume de su aliento
hacia una luz de hielo incandescente ;
vi por fin la mirada sepulcral
de aquel amor buscado, de mi amor
perdido en el silencio de la noche,
me detuve ante el cuerpo de mi amada
contemplando los rizos de su pelo,
la catarata oscura que cubría
sus hombros plateados , era ella,
con su nombre invertido por el tiempo,
ese tiempo sin ella, sin sus brazos,
sin su aliento, sin nada, sin su cuerpo;
subí hasta ese mundo de tinieblas
y allí dejé mi vida con Lebasi ,
contemplando sus párpados de sombra.
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Adrian.
http://poemasadrianperez.blogspot.com/