Editorial Alaire

Marius Gabureanu escribió:Carlos, es un poema tremendo, muy bien hilvanado, que se hace sentir. El miedo que se expande como los incendios quemando la vida. Felicitaciones sinceras, me ha gustado mucho.

Pilar Morte escribió:Un poema que me pasó de largo y llego a tiempo para decirte que es hermosa como describes
la sensación del miedo que en ningún momento te abate y de la que sales airoso. Te envidio por esa fuerza
Abrazos
Pilar

Carmen López escribió:Precioso, esos temores que todos cobijamos como si fueran gigantes y que luego que los enfrentamos desaparecen. Me ha gustado mucho la idea y por supuesto el pulso que lo ha escrito.

Un abrazo grande

Carmen

Carlos Justino Caballero escribió:He visto el fuego
y escuchado su fragor descontrolado.
He visto el ímpetu del viento y la humareda
y el rojo resplandor del miedo.
Impotente ante el avance inevitable,
de pie en el peñasco me interpuse
guardando en el vigor de una plegaria
mis esperanzas, mis anhelos y mis sueños.
Escuché entonces voces roncas
de gigantes polvorientos y tiznados
que bajaban exhaustos por el sur
y por el norte oscuro.
Protector el río, cubría sus espaldas
y mis ángeles sus flancos más endebles,
mientras presentaban desigual batalla
al incendio voraz que en la sierra se expandía.
Súbitamente, después se disiparon
con el mismo sigilo que llegaron.
Todo quedó en silencio.
Todo quieto. Todo en el tiempo suspendido.
Como yo, otra vez subido en el peñasco.




Publicado en mi libro "De soles y de escarchas"

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