Ana Muela Sopeña escribió: ↑Dom, 24 Feb 2013 8:52
Oramos con las manos enlazadas para que nos escuche el mundo entero
y
musitamos siempre las plegarias en todos los idiomas de la Tierra.
La
belleza de un reino en armonía resuena con la música de Gaia
con
halos de luz blanca de los púlsares vibrando con estrellas de neutrones.
Los t
úneles del tiempo en la distancia se tornan invisibles hasta en sueños
y los t
ruenos retumban en visiones más allá de la lluvia sideral.
Un arco
bondadoso en lejanía nos recuerda los ritmos ancestrales
y todos a
hondamos en la herida para sanar el alma primordial.
En la frec
uencia altísima de luz inundamos las células de amor
para sobre
vivir aunque haya sombras más allá de los límites del vértigo.
En galaxias
azules meditamos con todos los colores del espectro.
Los cantos de
seis sílabas sagradas despiertan nuestro ego del subsueño
y nos permiten
vuelos con los pájaros para sentir las nubes en la piel.
Nebulosas y esc
archas nos recuerdan nuestro pasado en otras dimensiones.
Por si un cristal
helado nos contiene en cálices con néctar de los dioses
espacios de los cu
ásares danzantes nos envuelven con hilos de oro y plata.
El juego de ajedrez
tiene su origen en la batalla antigua del Yin Yang
y todas las partidas
anclan reglas para llegar al reino de la paz.
El método no cambia si
te duermes o te despistas algo en un enroque.
Los presagios de mares
sinuosos nos llevan por las rutas de la especie
y cruzan los relámpagos
azules el firmamento claro con sus cirros.
Con la oportunidad que vi
vifica salimos renovados cada noche
y todo lo que sobra entre lo
ígneo se transforma en cenizas velozmente.
Los ecos de un reloj si no pre
tenden alzarse con la hiedra de edificios
se escuchan por tres calles h
umeantes desde la lejanía de otros barrios.
La verdad de la bruma renacida
repica en los cristales cual granizo.
Los pájaros en círculos de frío
vienen desde los bosques a ampararse
debajo de tejados de uralita a tr
ansformar el pánico en su nido.
La intuición de cultivos con espi
ras nos acerca al misterio del origen
y nos muestra la puerta prometeica
en el sur de la casa de la luna.
Las formas geométricas nos llevan e
n naves espaciales astronómicas
por lugares mistéricos y blancos y la
yerba violeta de un jardín.
Las hormigas custodian el trabajo con
arena de espejos imposibles
y perfume de ámbar y obsidiana tejido en
mi cabaña del crepúsculo.
Bebés de ojos azules nos aguardan en cunas con los ángeles de fuego
y
herrumbres escondidas en las cuevas nos hablan de los códigos arcaicos.
El
arpa celestial de los arcángeles entona melodías deslumbrantes
con
regueros de números fractales y logaritmos áureos neperianos.
Y jue
gos que se ocultan en las cifras equilibran tejidos de los órganos
con tr
ofeos y dígitos heroicos que curan con su fuerza la entropía.
Con las
dudas el ser se reconcilia y vuelve a la morada de los místicos.
Ahora ti
embla el ave que planea sobre las rocas ocres de la aurora.
La casa de
victoria se rebela transgresora en el tiempo del perfume.
El mantra d
a la paz cuando se canta y aporta el equilibrio sin esfuerzo.
Las cumbres
se parecen al espíritu, cuanto más es la altura más asombro.
Toda la nieve
y todas las heladas nos dejan la piel muerta por el frío.
Las montañas s
alobres nos engañan como si fueran grandes espejismos.
La estrella de a
dherencias y diamantes nos guía por senderos de ascensión
y con burbujas de
hadas nos conforta en medio de la nada y de las sombras.
Los tótems se ilum
inan en la ruta donde la luz adopta muchas formas,
nos enseñan el álbu
m genealógico dibujado con árboles nostálgicos.
Nebulosas galáctic
as y blancas esbozan el misterio de los astros
lo mezclan en su brazo
hermoso y frío para sentir la diosa en los comienzos.
Los placeres se tornan
intuición al tiempo que las aguas se hacen nítidas.
Entramados de mundos in
distintos acogen en su cuerpo las plegarias
para hacer material otro
humo de oro en medio del crisol de las edades.
Y todos los enigmas de las v
idas se diluyen en polvo de asteroides
entretejiendo siempre las
yerbitas con esencias de flores y de estrellas.
En relojes del cosmos salen c
osas que apenas comprendemos desde eones.
El viaje sideral hacia el nora
y nos permite sentir seguridad
en mundos paralelos a este mund
o y en dimensiones suaves sin heridas.
Los sonidos antiguos de otros ma
ntras nos elevan a esferas innombrables
y pronto los secretos de la luna se
amparan en archivos de frecuencias
soñando despertar a nuevos campos,
hálitos de la vida y de la muerte.
El círculo que aguarda las palabras
parece ser umbral hacia los códigos
donde residen sílabas sagradas que t
rabajan los rangos invisibles.
Por ello desde eones nos hallamos sin p
álpitos sinceros de existencia
y la vida en la Tierra, esas mentiras, care
ce de lo íntegro en la luz.
Y a veces, jeroglíficos arcaicos habitan
hondonadas de silencio
para archivar la historia en grandes sign
os al tiempo que el olvido hace lo suyo.
La espiral de adn tiene magias de soñadores
dignos de lo heroico,
por eso cuando el rumbo va perdido las cien
ci
as recuperan lo esencial.
Un programa informático de Gaia nos custodia
y nos dicta los susurros
que yacen en el fondo del silencio amando la esp
acial nave del sueño
que es nuestra Tierra húmeda y triunfante en cas
tillos de espejos de los genes.
Ana Muela Sopeña
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Por el procedimiento del criptograma poético he integrado el Gayatri mantra dentro del poema.
Primera letra del primer verso, segunda letra del segundo verso, tercera letra del tercer verso y así sucesivamente...
Como los versos tienen 22 sílabas, los que estéis leyendo este poema a través del teléfono móvil poned la pantalla en horizontal. Así los versos no se doblarán.