Impaciencia.
Publicado: Lun, 24 Sep 2012 4:33
La espera intranquila forjada en el beso,
no tiene comienzo, ni fin ni soltura,
si sufren los labios constante proceso
de sueño y lujuria, de viento y locura.
Que no es artefacto
el dulce contacto,
de hallarme en tus labios al acto.
Mantiene una grieta sin agua vertida
el trueno de espera del alma que añora,
no sólo el suspiro medroso y suicida
que apunta su faz al rol de la aurora.
Por tanto en mi aliento,
feroz rendimiento,
asoma con fuego y con viento.
Me baja a las sienes un alba inclemente,
resuelta en el sueño do vago de noche,
el cual me traslada con hálito ardiente,
tan sólo a tu vientre, tu seno y su broche.
¡Qué paz anhelada
la poma grabada
de hacer en tu piel mi morada!
La calma rendida por tanto no espero,
si el alma inflamada no ceja ni teme,
pues lleva en el ala laureles de acero,
por tanto concluyo: que el ansia me queme.
Y a largos retrazos,
contesto sin plazos:
el fin es quedarme en tus brazos.
Alberto Madariaga
(2012)
a Nadia
*Nota: Esta forma que hoy presento aquí, por más extraña que parezca tiene un orígen bastante antiguo. Su nombre es Pavana y tiene su orígen en los finales del medievo italiano. Hasta hoy no se conoce un registro tan detallado de su evolución a través del tiempo pero sí de su mayor esplendor, vivido en el Renacimiento donde era trovada de distintas maneras. De hecho a nuestros días, sobrevivió un baile del mismo nombre muy hermanado con esta estrofa poética, que lamentablemente cayó en desuso en mayor o menor medida, porque con el surgimiento de géneros como el soneto, su único ducto de exhibición se resumió a los cantos eclesiásticos donde mayormente era interpretada en latín y no en italiano como sí pasó con el soneto.
De su forma técnica, se compone con lo que yo he clasificado como "crestas": una superior conformada por versos de arte mayor -preferentemente dodecasílabos- rimados de manera consonante en forma de serventesio. La cresta menor por otro lado, se compone de un tercio monorrimo consonante de arte menor pero de métrica fluctúante. En estas pavanas que les traje, sin embargo yo opté por modificar este último punto, por una forma 6-6-9 esto a manera de mejorar la musicalidad dándole un efecto no sólo más armonioso sino más solemne. En la forma original la métrica de la cresta inferior sí es fluctúante y se presenta en diversas formas de arte menor. Ahora bien, los versos que componen a las pavanas que aquí les presento, cabrá aclarar que poseen este paso tan rítmico, debido al tipo de verso del que están hechos: anfíbracos. Pero también podrían ser hechas en versos trocaicos, dactílicos, yámbicos, etc.
no tiene comienzo, ni fin ni soltura,
si sufren los labios constante proceso
de sueño y lujuria, de viento y locura.
Que no es artefacto
el dulce contacto,
de hallarme en tus labios al acto.
Mantiene una grieta sin agua vertida
el trueno de espera del alma que añora,
no sólo el suspiro medroso y suicida
que apunta su faz al rol de la aurora.
Por tanto en mi aliento,
feroz rendimiento,
asoma con fuego y con viento.
Me baja a las sienes un alba inclemente,
resuelta en el sueño do vago de noche,
el cual me traslada con hálito ardiente,
tan sólo a tu vientre, tu seno y su broche.
¡Qué paz anhelada
la poma grabada
de hacer en tu piel mi morada!
La calma rendida por tanto no espero,
si el alma inflamada no ceja ni teme,
pues lleva en el ala laureles de acero,
por tanto concluyo: que el ansia me queme.
Y a largos retrazos,
contesto sin plazos:
el fin es quedarme en tus brazos.
Alberto Madariaga
(2012)
a Nadia
*Nota: Esta forma que hoy presento aquí, por más extraña que parezca tiene un orígen bastante antiguo. Su nombre es Pavana y tiene su orígen en los finales del medievo italiano. Hasta hoy no se conoce un registro tan detallado de su evolución a través del tiempo pero sí de su mayor esplendor, vivido en el Renacimiento donde era trovada de distintas maneras. De hecho a nuestros días, sobrevivió un baile del mismo nombre muy hermanado con esta estrofa poética, que lamentablemente cayó en desuso en mayor o menor medida, porque con el surgimiento de géneros como el soneto, su único ducto de exhibición se resumió a los cantos eclesiásticos donde mayormente era interpretada en latín y no en italiano como sí pasó con el soneto.
De su forma técnica, se compone con lo que yo he clasificado como "crestas": una superior conformada por versos de arte mayor -preferentemente dodecasílabos- rimados de manera consonante en forma de serventesio. La cresta menor por otro lado, se compone de un tercio monorrimo consonante de arte menor pero de métrica fluctúante. En estas pavanas que les traje, sin embargo yo opté por modificar este último punto, por una forma 6-6-9 esto a manera de mejorar la musicalidad dándole un efecto no sólo más armonioso sino más solemne. En la forma original la métrica de la cresta inferior sí es fluctúante y se presenta en diversas formas de arte menor. Ahora bien, los versos que componen a las pavanas que aquí les presento, cabrá aclarar que poseen este paso tan rítmico, debido al tipo de verso del que están hechos: anfíbracos. Pero también podrían ser hechas en versos trocaicos, dactílicos, yámbicos, etc.