Vicente Santisteban escribió:Exclente poema. Un gusto leerte, Juan. Aplausos.
Muchas gracias, Vicente, un gusto tenerte como lector.
Un saludo afectuoso.
Gracias por tu comentario, Guillermo, como de costumbre generoso y entregado a traspasar la superficie del poema.Guillermo Cuesta escribió:En esta amplia y recóndita visión surge un magnífico poema que describe una visión introspectiva y cambiante, liberando un exquisito ritmo verso a verso y una bella estructura de metáfora e imagen muy bien conseguida.
Un abrazo
Guillermo
Que exagerá, Acha. Jaja. Muchas gracias, Pepa, me encanta saber que te ha gustado este poema acerca de mis vagancias y extravagancias.Josefa A. Sánchez escribió:¡" Acho"!¡Por Dios! Ya no hay que irse más lejos a aprender como se escribe un poema. Aquí hay una clase magistral. Si que hay cosas que tienen vida y nos mueven más allá de lo aparente y no se puede contar mejor. Un emocionado aplauso.
Un abrazo.
Pepa
Juan Fionello escribió:
Anoche sucedió: en medio de dos pasos
encontré el paradigma de los huecos.
Los negros, los profundos, los aéreos
huecos, infinitos, huecos casuales
de carne, de oxígeno o de piedra.
Dos edificios, por lo visto, se habían separado
o tal vez existiera algún inmueble entre los dos
que mi mirada ebria hubiera demolido
-quien sabe distinguir lo que la noche
convierte en uniforme confusión-En la mitad de esa distancia inesperada
hizo flotar la Luna un manillar luminoso
-acaso estuvo siempre-que impreso en ese espacio
creado entre cementos
encarnaba lo insólito, el asombro,
la sorpresa negada a los incrédulos.
No suele haber en las calles tanta ausencia
como en la oscuridad se presentía;
- pensé en la digestión de tanta gente
en el urbano estómago voraz-
la luz recién nacida, valiente, desde luego, pero inútil
no pudo combatir tanta negrura,
actuaba tan solo como un faro
para mis ojos, los únicos, ojos lineales, enderezados
por aquel brillo inscrito entre cortinas tejidas con ladrillos,
que revelaban a un peatón de cabotaje
su condición retráctil
y desmontaban por fin
la antigua falacia de la inmovilidad de las ciudades.
Arturo, me halaga mucho tu enorme generosidad al apreciar mi poema. Muchísimas gracias.Arturo Juárez Muñoz escribió:Querido Juan:
No omito hacer mención del calificado y magnífico comentario de Rafel Calle, en torno a tu pieza poética. ¡Espléndido!
Por mi parte, me declaro con una inclinación profunda a este filón de búsqueda, de análisis, de ensayo.
La contemplación de la obra divina es infinita. Podemos encontrar la poesía en donde menos lo imaginamos, y creo su´poner por qué: Por la simple conjunción de la magnificencia de la vida misma.
Descubrir un hoyo en el vacío, una luz en el amanecer, una hoja de árbol en el bosque, es señal de una inteligencia privilegiada.
¡Gracias por traernos temas de tan alto nivel!
Mi admiración:
Arturo
Muchas gracias, Victor. Me alegra que te haya gustado el poema y me encanta la forma en la que describes con exactitud el momento en el que este poema empezó a escribirse. Muchas gracias otra vez por tu enorme generosidad.Víctor Vergara Valencia escribió:.
Me gusta mucho el tema que trata tu poema, Ramón, y cómo lo has hecho.
La ciudad como un macro-organísmo vivo, que a la vez nos contiene, y que también es espejo de nuestros aspectos vitales.
No es frecuente en contrar a alguien que en su paseo diario se detiene ante el hueco entre dos edificios y piensa, y se conmueve, y nos conmueve. Te felicito, de veras.
Queda mucho por decir sobre las ciudades. Estamos en una deuda grande.
Un saludo
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