La dama y el (escritor) vagabundo

Poemas en verso y/o en prosa de cualquier estructura y/o combinación.

Moderadores: J. J. Martínez Ferreiro, Rafel Calle

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Rafel Calle
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Mensaje sin leer por Rafel Calle »

Muchas gracias, amigo Gerardo, te agradezco el comentario y me alegra que te haya gustado el poema.
Un cordial abrazo.
Hallie Hernández Alfaro
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Mensaje sin leer por Hallie Hernández Alfaro »

Sube este hermosísimo trabajo para deleite de todos.
"En el haz áureo de tu faro están mis pasos
porque yo que nunca pisé otro camino que el de tu luz
no tengo más sendero que el que traza tu ojo dorado
sobre el confín oscuro de este mar sin orillas."

El faro, Ramón Carballal
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Rafel Calle
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Mensaje sin leer por Rafel Calle »

Muchas gracias, amiga Hallie, te agradezco que hayas rescatado este poema del libro Orígenes. Ya sabes que tenemos que recitarlo en abril cuando vengas a Palma.
Un fuerte abrazo.
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Marisa Peral
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Re: La dama y el escritor vagabundo. (Orígenes V)

Mensaje sin leer por Marisa Peral »

Rafel Calle escribió:
Introducción.
Fue preciso acercarse y mirar a conciencia
porque el bulto sufría
de informal y piltrafa,
así y todo escribía
una suerte de espasmos, pálpitos de la calle en una página.
Despistada del todo, porque el tipo reía,
acurrucó su encanto sobre el umbral del hombre,
contraste de mármol impecable y regia apología
de la fatalidad, y le preguntó al desnudo,
¿de dónde fue el origen que allí palidecía?
¿Por qué su multitud reseca, por qué su soledad borracha
y tanta carestía?
Esperando una rebelión de comisura apelmazada,
se interrogó a sí misma el porqué de una pena de tanta jerarquía,
del pasado deforme al presente insalubre
de un futuro que huía,
todo en él resignado, hecho un jirón de augurio terminal.
Y se reía.
¿Era un adiós?
¿Quizá un adiós de cobardía?
Concluyó que de todas, todas ¡adiós
de letanía!

Él.
No me tengas por bulto sospechoso de locura, que sé llorar y río
porque ahora me emborracho de adoquines;
junto al cauce de asfalto un zaguán es el delta,
mi origen es un hato de enseres trashumantes,
memoria de galopes, que se ciñen como cinchas al relincho
de las plazas y los árboles.
No hay caballos, lo sé. Andar es el destino del jinete
que monta suspiros cuando no vendavales.
Ven aquí, no te vayas, las aceras se citan por la noche,
se trata de sentir el caudal, sentirlo es todo un arte,
de las cosas que caben en un bolsillo roto.
Las cosas especiales.

Ella.
No tengo miedo, al mirarte de cerca he visto cuentos infantiles
y un olor de ginebra castigada.
Padeces el espíritu del duende en un bosque de lechos marginales,
eterna sed de luz, eternamente madrugada.
No quisiera enmendarte, desaliño que habita las baldosas,
la mugre de los sueños que se quejan de su karma,
aun así, no sufrirás reprobación, mi escuela hace años que es remisa
con los orígenes. Alumna de pulsión acalorada,
maestra de vigilia. Todo en mí defraudado,
el argumento del amor por el amor, me llama.
Los años han vencido a los temores, ahora te miro
como miran los pájaros a los árboles: la migración, la rama.

Él.
¿Sabes? el origen de hoy es el ayer del escritor y sus manías,
se trata del carácter y el azar, son tensiones
en la cuerda que anuda ansiosas travesías,
errático tirón, estrés demente,
carcoma del esparto que encadena mi vida.
Me postulo en la inconsciencia porque nada perdemos si lo perdemos todo;
la ingratitud me dijo que los locos más niños, aciertan.

Ella.
Tira que tira, tirantez de cuna,
por olvidar la esencia de cuanto te rodea
ha llegado la floración del pelo en las aceras.
¡Albricias! Nos hallamos en un punto del ensanche
donde el alma labora con agujas de oficios malcarados,
enhebrando una piedra al ojo de la vida.

Él.
Será porque reír responde a la belleza
que la veneración es cosa de tu cara.
Escribo por penar, peno por transmitir
el tiempo en avenidas de grandes añoranzas.
Habrá de ser tu calle refugio de las letras exiliadas,
asfalto redimido en la genialidad del pulso,
tus ojos son anchísimos países,
tu mente redención de conceptos difusos,
la sencillez de lo imposible
en todas las facetas de los claros y los turbios.

Ella.
Ya sé, somos un polo al norte en su deshielo, el agua, material de pesadumbre;
carámbanos prendidos de un anhelo.
Somos el suspirar en la costumbre de las aves cautivas en el suelo,
sin alas por las alas sin su cumbre.

Él.
Y somos una pena intransigente que levita en lo pueril de la impaciencia,
en un trance de equívoco y ausencia, pecado original, transitando solamente.

Ella.
No cifremos el tiempo que anduvimos soñando,
resultarían caminatas de valores inhóspitos;
amar reír, reír por amar los pasos.

Él.
Será porque reír responde a una mirada
que mi contemplación es cosa de tus gestos.
Querámonos ya.

Ella.
Vayámonos ya, si nos queremos.

Vuelvo a subir el poema de Rafel para deleite de todos y porque fue en "Culpable" con mayúscula, de que Hallie hay escrito su "Había una vez.
Felicidades a los dos.
Abrazos.
—-
Marisa Peral Sánchez
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Rafel Calle
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Mensaje sin leer por Rafel Calle »

Muchas gracias, amiga Marisa, te agradezco que hayas subido este poema que,como ya he dicho, pertenece a "Orígenes", libro que hemos escrito Ferreiro, Oroz y un servidor.
Y sí, es un privilegio que Hallie se haya inspirado en este poema para escribir su bellísimo "Había una vez".
Un cordial abrazo.
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Rafel Calle
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Re: La dama y el escritor vagabundo. (Orígenes V)

Mensaje sin leer por Rafel Calle »

9 años de Alaire.
Antonia Mauro
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Re: La dama y el escritor vagabundo. (Orígenes V)

Mensaje sin leer por Antonia Mauro »

Me encantaron los últimos versos en la primera parte sobre El.

"Ven aquí, las aceras se citan por na noche. Las cosas que caben en un bolsillo roto. "

Genial. Y el cierre fantástico.

Saludos.
Para mi epitafio: Antes hablaba más.
Antonia Mauro.
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xaime oroza carballo
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Re: La dama y el escritor vagabundo. (Orígenes V)

Mensaje sin leer por xaime oroza carballo »

Me he ido deslizando con gran placer por tu poema y he vuelto al principio para no perder y retomar el aliento que desprende tu diálogo, tu canto. Gracias Rafel
Un abrazo
xaime oroza
Antonio Justel
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Re: La dama y el escritor vagabundo. (Orígenes V)

Mensaje sin leer por Antonio Justel »

¿... que existe la denominada Ley de Consecuencia...? existe, existe. ¿ ... que el Karma la consuma...? lo hace, lo hace. De aquí que nos quede el Amor - eje del mundo - para salvar esta notable historia entre un hombre y una mujer tratando de enocontrar mutua fe y explicación a la vida y a sus propias vidas; es un excelente trabajo, Rafel, poeta, excelente el paso y excelente el interior. Felicitaciones y saludos. Orión
"... nunca se da de lo que se tiene, sino de lo que se es".
Antonio Justel
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Ubicación: Vecilla de la Polvorosa (Zamora) y Castro Urdiales (Cantabria)

Re: La dama y el escritor vagabundo. (Orígenes V)

Mensaje sin leer por Antonio Justel »

Antonio Justel escribió:¿... que existe la denominada Ley de Consecuencia...? existe, existe. ¿ ... que el Karma la consuma...? lo hace, lo hace. De aquí que nos quede el Amor - eje del mundo - para salvar esta notable historia entre un hombre y una mujer tratando de encontrar su mutua fe y explicación a la vida y a sus propias vidas; un excelente trabajo, Rafel, poeta, excelente el paso y excelente interior. Felicitaciones y saludos. Orión
"... nunca se da de lo que se tiene, sino de lo que se es".
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Rafel Calle
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Registrado: Dom, 18 Nov 2007 18:27
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Re: La dama y el escritor vagabundo. (Orígenes V)

Mensaje sin leer por Rafel Calle »

Muchas gracias, amiga Elena, te agradezco el comentario a este viejo trabajo que hice para el libro Orígenes.
Un cordial abrazo.
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Rafel Calle
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Re: La dama y el escritor vagabundo. (Orígenes V)

Mensaje sin leer por Rafel Calle »

Muchas gracias, amigo Xaime, te agradezco el comentario y me alegra que te haya gustado este poema dialogado.
Un cordial abrazo.
Andreas S.
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Registrado: Mié, 23 Nov 2016 22:02

Re: La dama y el escritor vagabundo. (Orígenes V)

Mensaje sin leer por Andreas S. »

Rafel Calle escribió:Introducción.
Fue preciso acercarse y mirar a conciencia
porque el bulto sufría
de informal y piltrafa,
así y todo escribía
una suerte de espasmos, pálpitos de la calle en una página.
Despistada del todo, porque el tipo reía,
acurrucó su encanto sobre el umbral del hombre,
contraste de mármol impecable y regia apología
de la fatalidad, y le preguntó al desnudo,
¿de dónde fue el origen que allí palidecía?
¿Por qué su multitud reseca, por qué su soledad borracha
y tanta carestía?
Esperando una rebelión de comisura apelmazada,
se interrogó a sí misma el porqué de una pena de tanta jerarquía,
del pasado deforme al presente insalubre
de un futuro que huía,
todo en él resignado, hecho un jirón de augurio terminal.
Y se reía.
¿Era un adiós?
¿Quizá un adiós de cobardía?
Concluyó que de todas, todas ¡adiós
de letanía!

Él.
No me tengas por bulto sospechoso de locura, que sé llorar y río
porque ahora me emborracho de adoquines;
junto al cauce de asfalto un zaguán es el delta,
mi origen es un hato de enseres trashumantes,
memoria de galopes, que se ciñen como cinchas al relincho
de las plazas y los árboles.
No hay caballos, lo sé. Andar es el destino del jinete
que monta suspiros cuando no vendavales.
Ven aquí, no te vayas, las aceras se citan por la noche,
se trata de sentir el caudal, sentirlo es todo un arte,
de las cosas que caben en un bolsillo roto.
Las cosas especiales.

Ella.
No tengo miedo, al mirarte de cerca he visto cuentos infantiles
y un olor de ginebra castigada.
Padeces el espíritu del duende en un bosque de lechos marginales,
eterna sed de luz, eternamente madrugada.
No quisiera enmendarte, desaliño que habita las baldosas,
la mugre de los sueños que se quejan de su karma,
aun así, no sufrirás reprobación, mi escuela hace años que es remisa
con los orígenes. Alumna de pulsión acalorada,
maestra de vigilia. Todo en mí defraudado,
el argumento del amor por el amor, me llama.
Los años han vencido a los temores, ahora te miro
como miran los pájaros a los árboles: la migración, la rama.

Él.
¿Sabes? el origen de hoy es el ayer del escritor y sus manías,
se trata del carácter y el azar, son tensiones
en la cuerda que anuda ansiosas travesías,
errático tirón, estrés demente,
carcoma del esparto que encadena mi vida.
Me postulo en la inconsciencia porque nada perdemos si lo perdemos todo;
la ingratitud me dijo que los locos más niños, aciertan.

Ella.
Tira que tira, tirantez de cuna,
por olvidar la esencia de cuanto te rodea
ha llegado la floración del pelo en las aceras.
¡Albricias! Nos hallamos en un punto del ensanche
donde el alma labora con agujas de oficios malcarados,
enhebrando una piedra al ojo de la vida.

Él.
Será porque reír responde a la belleza
que la veneración es cosa de tu cara.
Escribo por penar, peno por transmitir
el tiempo en avenidas de grandes añoranzas.
Habrá de ser tu calle refugio de las letras exiliadas,
asfalto redimido en la genialidad del pulso,
tus ojos son anchísimos países,
tu mente redención de conceptos difusos,
la sencillez de lo imposible
en todas las facetas de los claros y los turbios.

Ella.
Ya sé, somos un polo al norte en su deshielo, el agua, material de pesadumbre;
carámbanos prendidos de un anhelo.
Somos el suspirar en la costumbre de las aves cautivas en el suelo,
sin alas por las alas sin su cumbre.

Él.
Y somos una pena intransigente que levita en lo pueril de la impaciencia,
en un trance de equívoco y ausencia, pecado original, transitando solamente.

Ella.
No cifremos el tiempo que anduvimos soñando,
resultarían caminatas de valores inhóspitos;
amar reír, reír por amar los pasos.

Él.
Será porque reír responde a una mirada
que mi contemplación es cosa de tus gestos.
Querámonos ya.

Ella.
Vayámonos ya, si nos queremos.
Me parece un fantástico poema, Rafael. Pura poesía. Metáforas francamente audaces que asombran, y quedan palpitando un buen rato tras la lectura. Qué bello intercambio, qué bella poesía. ¡Bravo!


Será porque reír responde a la belleza
que la veneración es cosa de tu cara.
Escribo por penar, peno por transmitir
el tiempo en avenidas de grandes añoranzas.
Habrá de ser tu calle refugio de las letras exiliadas,
asfalto redimido en la genialidad del pulso,
tus ojos son anchísimos países,
tu mente redención de conceptos difusos,
la sencillez de lo imposible
en todas las facetas de los claros y los turbios
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Rafel Calle
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Re: La dama y el escritor vagabundo. (Orígenes V)

Mensaje sin leer por Rafel Calle »

Muchas gracias, amigo Xaime, te agradezco el comentario y me alegra que te haya gustado el poema. l Abrazos.
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Rafel Calle
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Re: La dama y el escritor vagabundo. (Orígenes V)

Mensaje sin leer por Rafel Calle »

Muchas gracias, amiga Elena, te agradezco el comentario y me alegra que te haya gustado el poema. Abrazos.
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