Tres minihistorias

[Gabriel Vidal]

Razón de Estado.

¡A todas he ordenado decapitarlas, la fama de mis desvaríos es universal! ¿Sabes? ¡ estoy harto de nuestra situación¡ de negar y ocultar nuestra relación. De la misma rutina, de tener que cambiar mi semblante fingiendo interés por escuchar sus mitómanos relatos: Aladino, Ali baba, Simbad.
Aparentar dormir y por fin al abandonar Scerezada mi habitación, sigilosamente, correr como un loco a la tuya, a tus brazos ¡eunuco de mi corazón!

Mirada de amor
Después de caminar juntos por el bosque con las manos entrelazadas, nos sentamos en el borde de la fuente. Te miro a los ojos, sucede como un juego queriendo que tu mirada adivine mi enamoramiento. Absorto en tu rostro, oigo a los lejos el sonido manantial y tu voz preguntando: ¿Estas bien? ¡Que tienes! Sin perder tu mirada mis ojos te sonríen, te gritan ¡Te quiero! Muero por que intuyas mi deseo de un beso de ti, de tu ternura. ¡Maldigo el estar aquí, furioso, amordazado, atado, entre estas cuatro paredes acolchonadas gritando en silencio estúpida!<o></o>

En la oscuridad.

En la oscuridad del lecho y la deslumbrante desnudes de tu cuerpo, después de mi ternura, de mis caricias que procuraron tus sensaciones voluptuosas, después de las transformaciones de tu cara por la intensidad de tu orgasmo, en la tibieza de las sabanas y de tu cuerpo aun arañando y apretando el mío, sentenciaste: sí, no lo sentiste no es mi culpa y te dirigiste al baño.

[Administración Alaire]

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