"Miraba el agua y más allá..."

Cuentos, historias, relatos, novelas, reportajes y artículos de opinión que no tengan que ver con la poesía, todo dentro de una amplia libertad de expresión y, sobre todo, siempre observando un escrupuloso respeto hacia los intervinientes.

Moderador: Hallie Hernández Alfaro

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Marisa Peral
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"Miraba el agua y más allá..."

Mensaje sin leer por Marisa Peral »

"Miraba el agua y más allá..."

A menudo nos sentábamos a ver caer el sol: ¡Ya cae, ya cae mira, míralo
hombre, no te lo pierdas! -decías como quién por primera vez ve caer las
chispas multicolores de los fuegos artificiales- Y el sol caía. Y su estela
en el mar era sustituida por la de la luna. Esperábamos hasta el amanecer
junto a la hoguera y disfrutábamos en la semipenumbra aquel primer baño
como si estrenásemos la playa cada día.
Después volvíamos a casa y a la pelea diaria de obligaciones compartidas.

Nunca me gustó como planchabas mis camisetas. En realidad yo nunca las planché
pero a ti te hacía ilusión. Yo te dejaba. Y te besaba la espalda mientras lo hacías.

Miranda y yo compartíamos un pequeño apartamento desde el que se veía el
mar. No había nada entre nosotros, ningún lazo nos unía salvo el afecto y el
cariño. Y la complicidad de sabernos y adivinarnos siempre. Éramos felices.

Siempre me gustó el ordenado desorden de tu vida, tan llena de perplejidades
e inocencias. Tu vida, tan llena de vida.

Un día apareció un fotógrafo solitario que vagabundeaba por la playa y nos
observaba. Se enamoró de él. Fue un flechazo en toda regla y Adrián vino a
vivir con nosotros. Ya no volvió a planchar mis camisetas.

Reconozco hoy, Miranda, que siempre te amé. Y nunca te lo dije.

Adrián era una incógnita. No sabíamos de dónde venía ni a dónde quería
llegar. No tenía trabajo pero no le faltaba dinero y mimaba a Miranda como
si fuera una reina.
Le gustaba navegar solo y le advertíamos del riesgo que suponía. Aún así,
jamás quiso que nadie le acompañase; ni siquiera Miranda fue nunca con él.
Ella "Miraba el agua y más allá..." Una extraña mirada inundaba su rostro y
languidecía mientras esperaba. Su alegre vitalidad no regresaba hasta que,
en el horizonte, Miranda veía asomar aquel pequeño velero.
Una mañana Adrián, como de costumbre, salió al mar al amanecer. Cuando
Miranda se levantó encontró un regalo junto a su taza de café: una pequeña
caja de nácar en cuyo interior había un antiguo camafeo con una miniatura de
Miranda, jugando descalza con las olas de la playa, y una inscripción: "Para
ti, mi eternidad"

La línea del horizonte se acercaba a sus ojos como si fuera un imán que
quisiera arrancárselos. Nada podía hacer para evitarlo y sus pupilas se
dilataban haciendo mayor el espacio que Miranda quería para si. "Miraba el
agua y más allá..." Permanecía en la playa horas y horas recordando y
esperando el regreso de Adrián.
Nunca apareció. Ni siquiera regresaron a la playa los restos del naufragio.

"Miraba el agua y más allá..." y con las zapatillas en la mano, como si no
quisiera que el mar se las estropease, Miranda entró en aquel mar agitado y
se fue.



©MAR - Mayo2004
—-
Marisa Peral Sánchez
Javier Blanco
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Registrado: Sab, 22 Mar 2008 8:05

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Un placer este diálogo a ratos ingenioso y siempre entretenido. Felicitaciones y un saludo.
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Marisa Peral
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Registrado: Mié, 30 Jun 2010 19:06
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Mensaje sin leer por Marisa Peral »

Javier Blanco escribió:Un placer este diálogo a ratos ingenioso y siempre entretenido. Felicitaciones y un saludo.

Muchas gracias, Javier, no había visto tu respuesta. Me alegro si te ha gustado.
Un saludo.
—-
Marisa Peral Sánchez
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