Pablo Ibáñez escribió:Cruza el eucaliptal a pleno duelo
en una tarde estática en verano,
dócilmente la urna de tu mano
a las dunas, al mar curvado al cielo.
Inclínate en la arena, no haya prisa
-rodillas como pétalos se ofrezcan,
mejillas como auroras resplandezcan-
y añade mis cenizas a la brisa.
Gritará eternidad una gaviota
al ocaso encendido y el relente
hará de prologuista a la Gran Hada:
la Noche. Mas no abraces tal derrota,
abraza la caricia del potente
y amable contenido de la Nada.
... no sabía de tus poderes sonetísticos, Pablo Ibáñez, amigo; y si para una gaviota es la eternidad, bien podremos conjugar como la Nada el transcurso mortal de momentos sublimes; me ha gustado mucho ese acento metafísico/filosófico que les has dado; recibe mi saludo cordial; Orión