Editorial Alaire

Macedonio Tracel escribió:el poema es precioso.
estaba mirando también las contestaciones. los comentarios, descubriendo que es un poema basal, que condensa ideas, que trabaja sobre lo inacabado.... personalmente me da idea que lo inacabado es lo que viene de antes y seguirá cuando nosotros acabemos y en todo caso el hombre inacabado lo que pudo dejar y enseñar a los que siguen navegando en ese río.
me quedo con un comentario de Atoz: Y es que la vida, su inacabada dimensión, roza tu poema y lo deja suspendido en una esperanza plural. creo que te has puesto a escribir belleza para todos y desde todos.
saludos

F. Enrique escribió:Magnífico, Rafel, tu poema, yo lo veo como una búsqueda constante, en esa vena inconclusa que encontraron nuestros poetal del 27 cuando afrontaron las vanguardias, con la misma fuerza, enigma, profundidad veo los versos que te resalto, su lenguaje apasionado hace que podamos disfrutar plenamente de ellos.

Nadie apagará la luz cuando se acuesten los deseos cautivos en las venas,
aunque tiemblen sus niños ,
.... / , y son abrazos de la edad sin miedos...

Luego, a gatas, como una torpe certeza, prenderán la mano para asirlo todo,
sentirán la dimensión del instinto, soñarán el universo a los pies de una mirada
y hablarán con el silencio de unos ojos que urden el milagro de los besos.

Un abrazo.

Rafel Calle escribió:¿No cesará de herir la hoz de su destino?
¿Desnudará la esencia el rostro que lo habita?

Es difícil sentir la realidad cuando rompes la costumbre,
cuando no sientes que menguas.
Creces, evolucionas, obstaculizas el tedio,
pero el alba es una historia que de una noche regresa.
Amor, amor, amor, el níño crece en las márgenes serenas.

En los primeros pasos llorar tiene su premio,
el pie no necesita un firme consistente,
crecer es la vorágine
que ignora el mal del tiempo,
y el agua son columpios de un abril
que mece los andares del invierno.

Nadie apagará la luz cuando se acuesten los deseos cautivos en las venas,
aunque tiemblen sus niños como tiemblan los pálpitos lunares,
señal de sangre tibia, caracolas y senos;
la piel son los preludios y el agua
inacabada, y son abrazos de la edad sin miedos.

Luego, a gatas, como una torpe certeza, prenderán la mano para asirlo todo,
sentirán la dimensión del instinto, soñarán el universo a los pies de una mirada
y hablarán con el silencio de unos ojos que urden el milagro de los besos.