Gracias, Rosa. El placer es mío. Me gustan estas historias de la vida cotidiana, incluso con la tragedia que encierran. Hay que aprender a reírse de todo, aunque sólo sea para joder a los que nos quieren ver llorando y atemorizados.R. M. Alemán escribió:jajaja, ni cerradas quedan las letras, tremendas, jajaja. Qué ingenio, Jorge Salvador. Un placer.
Abrazos.
Abrazos