Las dos orillas

[J. J. Martínez Ferreiro]

Una vez más, amigo Felipe, nos muestras tu maestría en esto de la poética, con este magnífico trabajo, donde el verso largo no es un "quita parrafo y estiro el verso"; aquí se ve como un necesidad de comunicación, el poema debe de ser así por el motivo profundo que late en él.

Todo un placer de lectura, querido amigo.

Un fuerte abrazo.

[Felipe Fuentes García]

Una vez más, amigo Felipe, nos muestras tu maestría en esto de la poética, con este magnífico trabajo, donde el verso largo no es un "quita parrafo y estiro el verso"; aquí se ve como un necesidad de comunicación, el poema debe de ser así por el motivo profundo que late en él.

Todo un placer de lectura, querido amigo.

Un fuerte abrazo.

Gracias, J. J., por tus generosas palabras. Te confieso que, aunque -por entretenimiento, a modo de footing lírico- sigo haciendo ejercicios poéticos sujetos a una rígida estructura (como la del soneto, por ejemplo), cada vez estoy " conscientemente" menos atento a la forma y al encorsetamiento del lenguaje, intentando dejar a la palabra fluir a su aire en la escritura.

Recibe un gran abrazo, amigo.
Felipe.

[Arturo Rodríguez Milliet]

Ahora que la luz se desvanece y baja su cortina de sombra en el paisaje,
cuando se ha despeñado todo tras el rumor de los acantilados,
cuando desaparece el sueño sumido por la niebla,
sólo quedamos tú y yo, mostrando nuestro asombro cara a cara.

Tú tratas de mirarme con piedad, y yo, de hablarte sin esperar palabra tuya.
Tú no tienes de ti sino despojos en el precipitado fondo de tu mirar,
recintos donde arbola el sol con oros de tristeza la conmemoración de un tiempo en llamas.
Yo, humo de pavesas, miro ciego la caída de estrellas sobre el pecho.

Umbrales del no-ser, tu yo en el límite.

Cómo saber de ti en su completitud, saberte todo tú en el que eres
a la apagada luz que alumbra el dintel de la noche.
Cómo palpar a ciegas los bajíos de tu naufragio hasta llegar a tus heridas
cuando no te conforma ya más que una llamarada del tu no-ser.
Cómo, dime, sin apurar la copa del vuelo del fulgor en la clausura de tu círculo.

Ahora cuando todo está vencido, la voz -como atorada fuente tras el muro- ignora las preguntas.

Absortos, tú y yo ya no podríamos saber ahora quién es más el otro, ni si es posible aún
-de qué dolor, con qué modulación de viento- hender sobre qué surco la semilla del último canto.

Brillante, Felipe. El dominio del lenguaje al servicio de la profundidad del pensamiento.
La introspección por vía de la imagen proyectada de un alter ego,
dualidad que siempre ha seducido al intelecto. Si ya el poema es motivo de disfrute,
mucho más lo es la oportunidad de asistir al interesante dialogo que sostuviste con Hallie
a propósito de su contenido.
Recibe un afectuoso abrazo.

[Felipe Fuentes García]

Brillante, Felipe. El dominio del lenguaje al servicio de la profundidad del pensamiento.
La introspección por vía de la imagen proyectada de un alter ego,
dualidad que siempre ha seducido al intelecto. Si ya el poema es motivo de disfrute,
mucho más lo es la oportunidad de asistir al interesante dialogo que sostuviste con Hallie
a propósito de su contenido.
Recibe un afectuoso abrazo.

Agradecido, Arturo, por tu apreciado y generoso comentario. Lo más interesante de los foros (y Alaire es el mejor foro en este momento) es, a mi modo de ver, el intercambio de ideas, el poder ver cómo o de qué modo el lector aprehende el fondo del poema. Porque ello evidencia la eficacia comunicativa del lenguaje empleado en él, especialmente cuando el "mensaje" es un tanto arduo de desarrollar. Me anima que hayas encontrado brillante mi trabajo.

Recibe un gran abrazo, amigo.
Felipe.

[Óscar Distéfano]

Ahora que la luz se desvanece y baja su cortina de sombra en el paisaje,
cuando se ha despeñado todo tras el rumor de los acantilados,
cuando desaparece el sueño sumido por la niebla,
sólo quedamos tú y yo, mostrando nuestro asombro cara a cara.

Tú tratas de mirarme con piedad, y yo, de hablarte sin esperar palabra tuya.
Tú no tienes de ti sino despojos en el precipitado fondo de tu mirar,
recintos donde arbola el sol con oros de tristeza la conmemoración de un tiempo en llamas.
Yo, humo de pavesas, miro ciego la caída de estrellas sobre el pecho.

Umbrales del no-ser, tu yo en el límite.

Cómo saber de ti en su completitud, saberte todo tú en el que eres
a la apagada luz que alumbra el dintel de la noche.
Cómo palpar a ciegas los bajíos de tu naufragio hasta llegar a tus heridas
cuando no te conforma ya más que una llamarada del tu no-ser.
Cómo, dime, sin apurar la copa del vuelo del fulgor en la clausura de tu círculo.

Ahora cuando todo está vencido, la voz -como atorada fuente tras el muro- ignora las preguntas.

Absortos, tú y yo ya no podríamos saber ahora quién es más el otro, ni si es posible aún
-de qué dolor, con qué modulación de viento- hender sobre qué surco la semilla del último canto.

Un soberbio poema que me ha sorprendido gratamente en dos aspectos. Empezaré diciendo que esta incursión en el verso largo, o en el versículo endecasilábico, lo has llevado a cabo impecablemente. El ritmo resultante (que debería tener características de gravedad y lentitud) suena, sin embargo, vibrante, con la agitación del estro dominado por su vehemencia (Creo que suma también la precisión de la entonación). Luego, aunque se lee claramente su contenido, su mensaje, la interiorización del monólogo, en un momento dado de la lectura, me vino la sensación de que podría, al mismo tiempo, referirse a un tú que bien le calzaría a otro ser humano (nuestra alma gemela, por ejemplo). Me encanta que tu voz poética, tu portentosa voz poética, busque (y encuentre) nuevos registros para expresarse. Mis felicitaciones, amigo.

Un abrazo de admiración.
Óscar

[Felipe Fuentes García]

Un soberbio poema que me ha sorprendido gratamente en dos aspectos. Empezaré diciendo que esta incursión en el verso largo, o en el versículo endecasilábico, lo has llevado a cabo impecablemente. El ritmo resultante (que debería tener características de gravedad y lentitud) suena, sin embargo, vibrante, con la agitación del estro dominado por su vehemencia (Creo que suma también la precisión de la entonación). Luego, aunque se lee claramente su contenido, su mensaje, la interiorización del monólogo, en un momento dado de la lectura, me vino la sensación de que podría, al mismo tiempo, referirse a un tú que bien le calzaría a otro ser humano (nuestra alma gemela, por ejemplo). Me encanta que tu voz poética, tu portentosa voz poética, busque (y encuentre) nuevos registros para expresarse. Mis felicitaciones, amigo.

Un abrazo de admiración.
Óscar

Te doy las gracias, Óscar, por tus palabras.

Hace ya tiempo que la incursión a la que te refieres se ha materializado en algunos de mis "poemas", a petición de su contenido y de una forma intuitiva o instintiva, dejando que la inspiración se exprese sin la férula previa del rígido tecnicismo. Pero es verdad que aquí, en el foro, he propuesto pocos en ese sentido. Tu referencia a un "tú", más allá del "alter ego", evidencia, una vez más, lo anecdótica que puede resultar para el lector la motivación primaria del autor empleada en la génesis de su trabajo. Para mí lo importante es que la palabra poética "diga", que llegue sin agotarse en unas pocas lecturas; que la emoción autor-lector fluya, aunque "dispersa" respecto al hilo o vuelo inicial. Y para ello tal palabra ha de tener la fuerza de erigir una realidad capaz de levantarse ante el pensamiento del lector. Y en mi opinión eso es lo difícil, muy por encima de la forma (aunque de ninguna manera prescindiendo o haciendo abstración de ella).

Reitero mi agradecimiento por tu felicitación , y te envío un gran abrazo, amigo.
Felipe.

[jose manuel saiz]

Un poema muy bueno, Felipe. Hay versos excelentes y estrofas inmejorables. Un gran poema en definitiva. Te felicito.
un abrazo.
J. Manuel

[Manuel Alonso]

Es un deleite para mí la lectura sosegada de tus poemas amigo Felipe. Un placer y un abrazo.

[Felipe Fuentes García]

Un poema muy bueno, Felipe. Hay versos excelentes y estrofas inmejorables. Un gran poema en definitiva. Te felicito.
un abrazo.
J. Manuel

Te doy las gracias, Jose Manuel, por dejarme tu opinión sobre el poema.

Recibe un abrazo, amigo.
Felipe.

[Felipe Fuentes García]

Es un deleite para mí la lectura sosegada de tus poemas amigo Felipe. Un placer y un abrazo.

Muchas gracias, Manuel, tus palabras.

Recibe un abrazo, amigo.
Felipe.

[Rafel Calle]

Los mejores poemas de Felipe Fuentes García, en Alaire.