Gerardo Mont escribió:Voy delirando entre flashes
como deliran su cuerpo
a la deriva, los nautas.
Voy aclarando esos nombres
que pronostican
inéditos horizontes al ojo.
me desdoblo en anónimas formas de sal
alargando en sus sombras cualquier conclusión
-quién quiera que seas.
Fondeo las naves del nombre.
Depredo en las catedrales del tiempo;
y asido a razas prohibidas
de labios que trovan mujeres,
en las herejías del tacto,
de todas las formas te cito.
Y los miedos de amar…
en los sueños, que del hombre conforman
las mejores historias.
¡Qué en la voz que rezuma,
hay un as en la manga,
franqueando atajos al perdón del regazo,
inflamando los lagos de este niño que corre!
Y ahora sé que algunas veces albergas distancias
pero emprendes regresos,
cada vez que me afirmas exilios.
Así se subliman las pieles izadas por nautas,
y en todos los nombres invocan
a Magdalena, Lucía, Soledad y Yolanda…
Que somos paradójicamente
entre la muerte y la vida:
jóvenes aplazando del percutor la sentencia
con un siglo de barro en las manos.
Excelso poema, Gerardo. Avanzas hacia un lirismo encendido que contagia la lectura con un resplandor único y por demás grandioso.
En la penúltima estrofa haces suceder milagros completos. Cuatro nombres que somos todas aunque no lo merezcamos personalmente.
El verso de cierre es una genialidad en estado puro.
Ovación cerrada y sostenida,
Hallie