corazón de carne.
Ezequiel ( 36:26 ).
Escribe mi nombre
en letras MAYUSCULAS; que tiemblen
las cordilleras derramando la leche tibia
de mi corazón.
quienes consideran mi boca cansada, abominable en los matojos, las zarzas y otras malas hierbas, como si fueran los ojos, antes de
la luz, temibles al despertar.
No me concierne, la oscuridad nada tiene que ver conmigo. Escucha con atención, si te adentras como un escarabajo verde por las
hebras del sonido, y ves la caída de la ternura por manantiales cristalinos, saciando la memoria de las serpientes, como si fuera tu
madre derramada
bébeme y no faltes a la verdad, si fijamente te miran los ojos que arden en las manos, que hacen del pan la tierna muerte,
ininterrumpida, llenando el vacío, dando a luz la existencia;
subidos a los tabernáculos donde ensayan un vuelo imposible de máscaras.
Retira las orugas, viendo cómo crece la inmortalidad de las mariposas.
cubierto de olvido, de espaldas a la mentira donde pesa la cruz; digo, tan mansamente bajo este cielo que se derrumba,
inexistencia.
ausencia de la luz por el vidrio de la luna; ve y diles de tal forma, que las cordilleras estremecidas por el arrebato de los cuerpos,
unánimes, suspiren al proclamar, que nada existe sin nosotros.