Noches de escamas

[Ana Muela Sopeña]

Soledad, nostalgia, melancolía y un buen cigarrillo como símbolo del encuentro contigo mismo en una burbuja de contención donde todo puede suceder.

Un gran poema, Alejandro.

Gracias por compartir.

Felicidades
Un beso grande
Ana

[E. R. Aristy]

¿Qué sucede en mis noches de escamas?

No sabría qué hacer,
no sé qué hacer mientras los cuadros continúen en silencio,
la botella de whisky esté vacía
y el vaso, reclame recargarse.

Este tabaco no es el mismo de siempre,
su aroma no distrae al paladar,
el humo tan solo ennegrece la blanca timidez de las paredes,
y en los estancos,
desnudan las estanterías en busca de mis cigarrillos favoritos,
donde, tan solo un cartel publicitario recuerda que aún existen.

Busco,
por algún lugar,
esas tijeras capaces de cortar la desfachatez
de un aburrimiento demasiado pegado a mí.

Me pregunto si le tengo alergia a la felicidad,
y por más que busco una respuesta,
descubro un vacío,
que no es idóneo, tan siquiera,
para llenar mínimamente su ausencia con algún potro desbocado,
capaz de romper esa tortura flemática,
y dejarla descansar durante un mínimo sueño.

Espero,
algún día,
desnudarme de cuerpo y alma,
manejar las costumbres, leyes,
que tanto irritan mi organismo,
que tanto aburren a las neuronas adormecidas.

Pero,
nada ya me divierte,
se desnudan los hábitos cotidianos,
se ensucian los cristales de las ventanas
y es casi imposible que los relojes dejen de funcionar.

¿Qué hago ahora?

Si camino, no sé a dónde ir,
si miro un escaparate de moda,
me recuerda a ella,
si pienso, me enamoro,
y si despierto,
me ahogo con un simple sorbo de whisky,
la tos se hace fuerte con ese tabaco asesino,
ahora que los cuadros han despertado y desean conversar.

Así que bajaré a dar un paseo,
por estas calles pálidas de noches de escamas,
buscaré mi marca favorita,
por si tengo más suerte esta vez.

Creo que será una larga noche.

Un poema esplendoroso al aburrimiento, a la monotonía, a la ansiedad y compulsividad que a veces todas juntas, sentimos. El hilo del cigarrillo me enredó. Sigo tratando de dejar ese vicio. Hacer poesía combate estas fuerzas y juana la belleza. Te felicito, Alejandro

[Carmela Viñas]

Bellas metáforas para una noche inquieta,Alejandro. Me ha encantado la naturalidad de tus versos y la franqueza al hablarle a tu interior.
Abrazos.

[Alejandro Costa]

Hola Alejandro
Yo nunca he sentido carencia de escamas.
Otros seres muy queridos fueron aplastados por ellas.
Gracias por tu poema.
Un abrazo

Gracias siempre a ti, Carmen.

Un beso.

Salud, paz y felicidad.

[Alejandro Costa]

"Así que bajaré a dar un paseo,
por estas calles pálidas de noches de escamas,
buscaré mi marca favorita,
por si tengo más suerte esta vez.

Creo que será una larga noche."

Gracias por la palabra, gracias por el sentimiento.

Fonda aperta.

Gracias por la visita.

Gracias por el comentario.

Un abrazo.

Salud, paz y felicidad.

[Alejandro Costa]

Un fabuloso "nocturno", amigo; de esos sucesos de la vida que, además de ser universales en cuanto a sentimiento, nos remarca la conciencia existencial. Contagia la emoción que desprende. Enhorabuena.

Un gran abrazo.
Óscar

Pues me alegro de que así lo hallas sentido.

Gracias por tus palabras.

Un abrazo.

Salud, paz y felicidad.

[Alejandro Costa]

La angustia existencial se palpa en cada uno de los versos de este magnífico poema nocturno, porque siempre es la noche la que alimenta los soponcios, las ansiedades y saca al vampiro que llevamos dentro cuando las cosas no van bien.
Hace tiempo que no fumo, por desgracia. Me detectaron una fibrilación auricular que me retiró de la afición tabaquera de la que no es por nada, pero era todo un virtuoso. Tu poema ha vuelto a encender la apagada llama del humo saliendo sumiso por mis fosas nasales y por mi boca y me he lanzado como un poseso a buscar alguna cajetilla de tabaco negro, Ducados para más señas, por todos los cajones de la casa. La infructuosa búsqueda me ha llevado al coche y su guantera: nada. Al final he desistido, me he calmado y todo ha vuelto a la normalidad, porque hace mucho tiempo que no fumo.
Un cordial saludo, amigo Alejandro.

Pues te diré algo, Francesch.

Si no llegó a dejar el tabaco, hace ya más de quince años, el tabaco me hubiera dejado a mí. No sirve para nada, al menos bueno, para maltratar al cuerpo, es único.

Yo ya tengo demasiadas cosas molestas en mi cuerpo, para envenenarme con el tabaco. Una noche, por cierto, escribiendo, me dio la última "tosera" por el tabaco. Tomé la cajetilla, me dirigí al WC, la destrocé, la tiré y hasta el día de hoy.

El ser humano es absurdo. Por si hay pocas cosas malas en este mundo, pues nos metemos más.

En fin, compañero, me alegra el tema de que no encontraras ninguno cigarro. Cuídate y sigue con tu vida y brindando tu compañía y tu arte con nosotros.

Un abrazo.

SALUD, paz y felicidad.

[Alejandro Costa]

Soledad, nostalgia, melancolía y un buen cigarrillo como símbolo del encuentro contigo mismo en una burbuja de contención donde todo puede suceder.

Un gran poema, Alejandro.

Gracias por compartir.

Felicidades
Un beso grande
Ana

Un gran comentario, Ana.

Eres muy amable.

Besos.

Salud, paz y felicidad.

[Alejandro Costa]

¿Qué sucede en mis noches de escamas?

No sabría qué hacer,
no sé qué hacer mientras los cuadros continúen en silencio,
la botella de whisky esté vacía
y el vaso, reclame recargarse.

Este tabaco no es el mismo de siempre,
su aroma no distrae al paladar,
el humo tan solo ennegrece la blanca timidez de las paredes,
y en los estancos,
desnudan las estanterías en busca de mis cigarrillos favoritos,
donde, tan solo un cartel publicitario recuerda que aún existen.

Busco,
por algún lugar,
esas tijeras capaces de cortar la desfachatez
de un aburrimiento demasiado pegado a mí.

Me pregunto si le tengo alergia a la felicidad,
y por más que busco una respuesta,
descubro un vacío,
que no es idóneo, tan siquiera,
para llenar mínimamente su ausencia con algún potro desbocado,
capaz de romper esa tortura flemática,
y dejarla descansar durante un mínimo sueño.

Espero,
algún día,
desnudarme de cuerpo y alma,
manejar las costumbres, leyes,
que tanto irritan mi organismo,
que tanto aburren a las neuronas adormecidas.

Pero,
nada ya me divierte,
se desnudan los hábitos cotidianos,
se ensucian los cristales de las ventanas
y es casi imposible que los relojes dejen de funcionar.

¿Qué hago ahora?

Si camino, no sé a dónde ir,
si miro un escaparate de moda,
me recuerda a ella,
si pienso, me enamoro,
y si despierto,
me ahogo con un simple sorbo de whisky,
la tos se hace fuerte con ese tabaco asesino,
ahora que los cuadros han despertado y desean conversar.

Así que bajaré a dar un paseo,
por estas calles pálidas de noches de escamas,
buscaré mi marca favorita,
por si tengo más suerte esta vez.

Creo que será una larga noche.

Un poema esplendoroso al aburrimiento, a la monotonía, a la ansiedad y compulsividad que a veces todas juntas, sentimos. El hilo del cigarrillo me enredó. Sigo tratando de dejar ese vicio. Hacer poesía combate estas fuerzas y juana la belleza. Te felicito, Alejandro

Pues es posible, querida Era, es posible e incluso necesario.

Este mundo ya está contaminado de más, no debemos hacerlo más poderoso.

Hace más de quince años que lo dejé y créeme, hasta me molesta que fumen cerca de mí.

Si yo pude, todos podéis.

Gracias siempre.

Un beso.

Salud, paz y felicidad.

[Alejandro Costa]

Bellas metáforas para una noche inquieta,Alejandro. Me ha encantado la naturalidad de tus versos y la franqueza al hablarle a tu interior.
Abrazos.

Es que tengo la locura muy pronunciada y cuando escribo sale totalmente a flote.

Gracias por estar tan cerca de mis letras.

Un beso.

Salud, paz y felicidad.