Responde a mi llamado, dragón de luna llena,
hermano salteador, señor de los oscuros.
¿Qué razón hace arder mi mano vengativa
como filo de espada que se forjó en Elmet?
Te llamo desde el fondo de mi mente truncada.
Agita el fuego, corre cañadas y atraviesa
montañas y panópticos; pregunta al río helado
si sus orillas guardan sangre como licores.
Sopla, recio dragón, tu aliento carmesí.
Que el insensato tema el porte de mi espada.
Dile al vil heresiarca que arrostre su destino
y acepte, hospitalario, el frío de la hoja.
Ya es hora. Elevemos al cielo tu negrura,
martillo de los hilos, profeta del jinete.