A la unión de Saturno y Júpiter
De hecho, nos han cortado las alas
y bien pudiera ser que el misterio y la justicia de Dios
consista en eso; el primero será el último.
En esta más reciente revuelta,
todos se han hechos sabios,
cualquiera de ellos hace milagros,
la presión es tal que el reloj no alcanza
a mover sus manecillas,
francamente el escenario está desprovisto
de tales marañas,
más bien, la era digital nos ha bendecido con la concreción de los segundos,
ahora sabemos que se puede hilar una alfombra voladora
y halar el hilo de todo velo,
¡imagínate!
Cuánto puedes conjurar
atravesando continentes en literalmente suspiros.
Es buen tiempo, en medio de todo, para pausar
y deslumbrar el arco de tu bellos ojos
una licencia integrada en enésimas notas de pies
o en erratas de color oxímoron fuera de serie,
si se advierte un obsoleto pasaje
es la señal de revisar el sugestivo erizo que traspasó la curva y ahora nos da la espalda
como un espejo rasguñado,
esa es la lectura más comprensible,
todos esos salvoconductos enlucidos,
esos contrabandos de esclavos negros y blancos,
por gente con máquinas de tiempo,
su reloj atómico pausa en medio de todas las hordas presionantes
y es bueno que salga el vapor en la cabeza,
ellos están despiertos 24 horas al día,
dicen que soñar es de perezosos,
ah, todo es humo, otros fruncen sus boquitas como peces que conocen el anzuelo,
¡todo es humo!,
pero ¿dónde, dónde está el fuego?
E. R. Aristy